José Villamarín, del portal Mediaciones, de Ciespal, pide a diario El Telégrafo que publique la supuesta noticia que ocupó varios espacios noticiosos de los medios privados.

Dice él: “Este martes 26 de julio se produjo una situación de esta naturaleza. Mientras los medios privados como El Comercio, Hoy, La Hora y El Universo destacaban en grandes titulares, y en portada, un supuesto control a Internet que se estaría gestando en el sector oficialista de la Comisión de Comunicación, cuya demostración más palpable es que ya estaría constando en el proyecto de Ley de Comunicación, el diario gubernamental El Telégrafo hacía ‘mutis por el foro’ sobre el tema: no lo topó ni siquiera de relancina”.

La noticia de la semana fue que se aprobaron 21 artículos. De eso, este diario y otros han publicado, como debe ser. En ninguno consta el control directo o no a redes sociales.

De entrada Villamarín se prejuicia y violenta leyes elementales del periodismo porque se publican noticias y no rumores o solo versiones interesadas, menos aún los que un sector político pone como su agenda y los medios la retoman como propia. Segundo, califica al diario de oficialista y gobiernista, tal cual los opositores al Gobierno de Rafael Correa lo hacen, y da por hecho que no publica por algún interés o por deficiencia.

Él mismo se da la razón y contradice cuando afirma: “Una cosa similar sucede con los medios de comunicación, los cuales han desarrollado la estrategia de la invisibilización de cierta información que les parece inoportuna, por decirlo de alguna manera. Simplemente la esconden bajo el escritorio. Después ya verán qué hacen con ella”.

Villamarín no cuenta, para engrosar su análisis, que el fin de semana pasado los medios privados de comunicación no publicaron los resultados del campeonato nacional juvenil de escalada deportiva, por el simple hecho de que una de sus medallistas de oro se llama Sofía Correa, hija de Rafael Correa. ¿Por qué una noticia de interés público puede ser vetada por los editores sólo por no colocar a una hija del Primer Mandatario en un lugar destacado de la información?

Luego, intentando reflexionar objetivamente, Villamarín agrega: “Podría hacerse el análisis en sentido contrario, esto es, que los medios privados sobredimensionaron el hecho y que se basaron en información interesada proveniente de los sectores de oposición a quienes quieren hacerles el juego viendo atentados a la libertad de expresión hasta en la sopa. Sí, ese  podría ser otro ángulo de análisis”.

Pero con el afán de cargar las tintas sobre El Telégrafo insiste: “Y aunque así fuera, con mayor razón, al diario oficial, desde su punto de vista, le correspondía salir con información ‘verdadera’, contrastada, analizada, plural para ‘orientar adecuadamente’ a la opinión pública sobre ese tema. Pero no fue así. Optó más bien por destacar en portada la demanda que hace el Presidente de la República a la Aedep, a que demuestre que en la sentencia al diario El Universo existió “manipulación de la justicia”.

Para ir por partes: ¿Por qué este diario tiene que aclarar lo que otros medios publican mal y bajo otra agenda informativa, más ligada a la de la oposición y no del interés ciudadano? Cuando dice que El Telégrafo “optó” por poner otra noticia, ¿no está reconociendo que la otra sí es una noticia y no un rumor?

Por tanto, más allá de lo que Villamarín, Mediaciones o Ciespal, como entidades académicas que hacen y deben mostrar resultados de investigaciones para entender mejor la realidad y la calidad del trabajo periodístico, la noticia de que se quiere controlar las redes sociales no existió. ¿O dónde está?

O sea: fue una interpretación de los medios y de los periodistas a partir de una ambigüedad de un borrador de discusión. De hecho, el propio presidente de la Comisión Ocasional de Comunicación, Mauro Andino, explicó y aclaró a todos los medios el tema. ¿Luego?

Por lo mismo, hacer noticias desde los intereses políticos es uno de los errores graves de la prensa ecuatoriana, en general. Ya ha pasado con las aletas de los tiburones, con las tarifas eléctricas, con la Constituyente, con la inseguridad, etc.

Lo lamentable es atribuir al diario público llamado El Telégrafo (no oficial ni gubernamental) el pecado de no aclarar lo que los otros hacen mal. ¿Por qué? Por falta de información y enfático sesgo en el análisis.

Villamarín debe informarse más sobre el tema central: El proyecto de Ley de Comunicación ya está listo para segundo debate. Lo que hizo en estas últimas semanas la Comisión Ocasional son aportes para el debate en segunda instancia que se podrían incorporar si el pleno de la Asamblea lo consiente y acoge los aportes para incluirlos en el documento final que será votado y luego enviado a la Presidencia de la República.