Recortes federales, antesala de otro descalabro económico
Cuando todo parece indicar que Estados Unidos se enfrentará a un golpe rápido y devastador, el cual desembocaría en una nueva recesión, el experto gubernamental Alan Krueger asegura que la economía de ese país está “en proceso de curación” y va en “el camino adecuado”.
Para Krueger, presidente del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca, la mayor economía mundial está en recuperación, pero no está recuperada. No obstante, advirtió que por la aguda pérdida de riqueza, como consecuencia de la crisis de 2008 y el estallido de la burbuja inmobiliaria, la amenaza que significan los recortes automáticos al presupuesto federal supone un freno en el consumo de los ciudadanos.
Según Krueger esa medida, que entró en vigor el 1 de marzo, no debe interponerse en la recuperación, pues las familias estadounidenses aún están sufriendo por la pérdida de valor de las propiedades y la falta de puestos de trabajo por la recesión. El principal consejero económico del presidente Barack Obama se refirió a los recortes diseñados para reducir el abultado déficit presupuestario del país, cuya solución permanece en un limbo compartido por demócratas y republicanos.
Tales ajustes reducirían el crecimiento económico de Estados Unidos en 0,6% y rebajarían la creación de empleo en 750 mil puestos de trabajo solo en 2013, de acuerdo con la Oficina de Presupuestos del Congreso. En la agenda de esos ajustes figura una disminución del gasto en 85 mil millones de dólares entre el 1 de marzo y el 30 de septiembre (fin del ejercicio fiscal 2013)y de 109 mil millones en cada uno de los nueve años siguientes. Al término de ese periodo, el déficit
deberá reducirse a 3,6% del Producto Interno Bruto, contra el 5,3% de este año.
Esos 85 mil millones pueden parecer escasos en el marco de un presupuesto total de 3,5 billones de dólares, pero su impacto será particularmente fuerte en algunos programas sociales vinculados a la educación y la agricultura. Varias instituciones y dependencias gubernamentales estadounidenses plantean que el Senado todavía tiene tiempo para evitar esos recortes al gasto público en siete importantes sectores, dentro de los cuales serán millones los perjudicados.
El Departamento del Trabajo de Estados Unidos calcula que al menos 2,1 millones de empleados federales podrían estar hasta 22 días sin recibir salario por una licencia obligatoria. También otros 3,8 millones de estadounidenses que deben cobrar subsidios por desempleo entre marzo y septiembre, sentirán la resaca de los recortes, pues las ayudas a desocupados se reducirán en el 9,4%.
Esa instancia prevé que entre los inspectores federales de alimentos, guardabosques, controladores de tráfico aeroportuario y personal de seguridad por la permanencia fuera de sus funciones, el impacto abarcará a más personas. Los cálculos de la propia Casa Blanca señalan que 10 mil puestos de trabajo de profesores, centenares de empleos de procuradores fiscales federales y de servicios de inspección alimentaria están amenazados.
Por su parte, el Departamento de Comercio considera que más de cuatro millones de adultos mayores con discapacidad y confinados a sus hogares, podrían también quedar sin su comida este año debido a los recortes. También se anunció un recorte de 51 millones de dólares en los programas de seguridad alimentaria, lo cual significa que inspectores de alimentos serán obligados a un periodo de licencia, para dar lugar a cierres de plantas de carne y aves de corral durante un máximo de 15 días.
Adicionalmente, los estadounidenses tendrán que pagar más y lidiar con la escasez de carnes de pollo, cerdo y res y huevos, según el secretario del Departamento de Agricultura, Tom Vilsack. En su opinión, la seguridad alimentaria podría verse comprometida ya que habrá menos alimentos disponibles: hasta 907 millones de kilogramos de carne, 1.360 millones de kilogramos de pollo, y 90 millones de kilogramos de huevos.
Tales recortes presupuestarios automáticos provocarían, además, que unos 70 mil niños de familias de bajos ingresos se quedaran sin inscripción en los centros preescolares y guarderías, por el recorte de al menos 400 millones de dólares. A ello se suma que ya se rebajaron cerca de 3.000 millones de dólares de un proyecto de ley complementario para las víctimas del huracán Sandy, que incluye el financiamiento necesario a fin de reparar y recuperar alrededor de 10 mil hogares y pequeñas empresas, según el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano.
Una reciente encuesta conjunta del Washington Post y la compañía Pew Research arrojó que la mayoría de los estadounidenses estiman que los ajustes al presupuesto federal serán negativos para la economía nacional, ya ralentizada y amenazada con una nueva recesión.
El Gobierno propone combinar las reducciones de gastos con alzas impositivas a los estadounidenses más adinerados y reducciones en los pagos al sector de la defensa y la agricultura, pero los legisladores republicanos insisten en no introducir gravámenes nuevos y proceder con los recortes presupuestarios.
Entonces cabría decirle al jefe de los asesores económicos de la Casa Blanca que la economía estadounidense no está recuperada ni en recuperación, más bien al borde de otro descalabro de gran envergadura. (PL)