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El Telégrafo
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Michel Laforge: La agricultura familiar es rentable

Michel Laforge: La agricultura familiar es rentable
25 de febrero de 2013 - 00:00

El nuevo régimen de desarrollo establecido en la Constitución de 2008 señala que para garantizar la Economía Popular y Solidaria, se debe transitar de la seguridad a la soberanía alimentaria, ¿en qué consisten y cómo se diferencian estas categorías?
La seguridad alimentaria es un concepto relativamente nuevo y consiste en que todas las personas tengan acceso a alimentos saludables, culturalmente apropiados, en cantidades suficientes y en cualquier momento. Este modelo surgió para erradicar la hambruna de algunos países, lo cual es bueno, pues al menos se dieron herramientas de lucha contra el hambre. Sin embargo, el hecho de que las familias tengan acceso a los alimentos, no significa que ellos los van a producir, sino que pueden tener el dinero para comprarlos y con eso ya se garantiza la seguridad alimentaria.

Por otra parte, la soberanía alimentaria, un concepto aún más nuevo, señala que no solo se necesita asegurar una alimentación culturalmente apropiada y con las cantidades esenciales, sino que se requiere que el país tenga la capacidad de producir por sí mismo sus alimentos. Es decir, no basta con tener dinero para comprar comida, sino que el país posea políticas de producción nacional para no depender de alimentos extranjeros. El negocio de la alimentación es cada vez más reducido en algunas grandes empresas, y son ellas las que lo monopolizan y juegan con los precios de los alimentos.

La soberanía alimentaria hace énfasis en el impulso a las economías familiares y comunitarias, además de los pequeños y medianos productores, ¿son ellos quienes garantizan este régimen?
En un país como Ecuador, con la estructura agraria que tiene, podemos señalar que entre el 70% y el 80% de la producción de alimentos está en manos de pequeños y medianos productores. Cuando hablamos de soberanía alimentaria nos remitimos a lo que es la pequeña y mediana producción, pues las grandes empresas están enfocadas a la agroexportación. Un ejemplo claro de este escenario es el sector florícola. En la agricultura ecuatoriana, la más alta tecnología está invertida en un rubro que no se come (las flores) y que no tiene participación en el mercado local, sino que se lo exporta. En Ecuador, como en otros países, hay una relación estrecha entre la producción familiar campesina y la soberanía alimentaria. En el país se piensa que cuando hablamos de agricultura familiar, nos referimos a gente pobre que no es productiva, lo cual es falso, ya que hay agricultores familiares, campesinos e indígenas que tienen elevados niveles de ingresos por hectárea.

¿Cuáles son las principales limitaciones que presenta la agricultura familiar para su pleno desarrollo?
En Europa por ejemplo, la agricultura familiar campesina posee altos niveles de productividad, Ecuador es la excepción. Esto se debe a que los productores de este tipo de agricultura tienen todo en contra, empezando por la falta de acceso a la tierra. Además, estos agricultores no cuentan con tecnología, asistencia técnica, créditos productivos y tienen complicaciones para obtener agua. La irrigación es clave en la soberanía alimentaria y hace la diferencia, pues permite duplicar los ingresos. Muchas veces, si no se tiene el riego, se reduce la mitad de los ingresos de las familias.

¿Cuál es la responsabilidad de las grandes empresas frente a este nuevo esquema de desarrollo? ¿Cómo debería inscribirse en esta dinámica que le permita producir alimentos que no sean nocivos, tanto para la cultura como para la salud?
Es una gran responsabilidad la que tienen. Pienso por ejemplo en un rubro como el de los aceites. Sabemos que aquí se produce aceite de palma, pero también conocemos que en términos de salud, de equilibrio del Omega 3 con el Omega 6, este aceite no es el más aventajado, mientras que el de oliva o el de aguacate son altamente beneficiosos para la salud humana. El aguacate es un producto local y nativo, pero muy pocas empresas trabajan para desarrollar aceites naturales. Considero que las empresas podrían producir estos alimentos enfocándose en el mercado nacional con posibilidad de exportarlos. España, exporta aceite de oliva y aquí lo compramos.

Se ha señalado que la agroindustria es un sector que atenta contra la soberanía alimentaria, específicamente, cuando se producen agrocombustibles, ¿en qué estado se encuentra el país sobre esta materia?
Ese es un tema que debe ser examinado con mucho cuidado, porque algunos cultivos presentan varias ventajas en términos de la energía que pueden producir. Parece ser que la caña de azúcar y el aceite de palma tienen un balance energético positivo. El problema es que para producir suficiente caña de azúcar, etanol o combustibles para carros se necesitaría superficies muy grandes de tierras, y claro, uno se pregunta si el país cuenta con enormes superficies vírgenes que se puedan destinar para la producción de agrocombustibles.

Brasil, que se podría decir que es el pionero en este campo, tiene grandes superficies para hacerlo, pero Ecuador no las tiene. Se ve que hay una tendencia a sacrificar la agricultura de alimentos, por la agricultura de agrocombustibles. Además, el azúcar no es uno de los principales elementos de la soberanía alimentaria y los médicos señalan que han crecido los casos de diabetes por el excesivo consumo de este producto.

En Francia se hicieron cálculos de cuánta extensión de tierra se necesitaría para abastecerlo con aceite de canola, y se determinó que se requeriría tres veces la superficie del país. Entonces, como no es posible, los países europeos se han propuesto como meta importarlo, pero ¿de dónde van traer estos combustibles? La realidad es que para producir aceite de palma se están tumbando bosques en el mundo.

¿Qué pasa con la concentración de la tierra en Ecuador?
El país tuvo dos olas de reforma agraria que se relacionan con la concentración de la tierra. Cuando se las hicieron, no se consideraron dos fenómenos que siempre se dan en este caso: primero, la fragmentación de la tierra por el crecimiento poblacional. Por ejemplo, cuando se adquiere tierras por herencia, los dueños de ocho hectáreas las van fraccionando a sus cuatro hijos, y a cada uno le queda dos hectáreas, pero ya en la tercera generación les quedará media hectárea. Hay una tendencia natural de fragmentación de la tierra en relación al crecimiento de la población. El otro escenario que se generó fue el de la reconcentración de la tierra.

Es decir, una persona con suficiente capital puede comprar las ocho hectáreas y constituir grandes propiedades de cien, doscientas hectáreas. En otros países se regulan estos fenómenos con controles tributarios por ejemplo. La situación en Ecuador es grave. No estoy muy claro en las cifras exactas, pero alrededor del 75% de los productores locales tienen menos de cinco hectáreas. Con esas cantidades de tierra no se puede producir de manera rentable ni sostenida.

Se habla de una feminización del campo, ¿por qué surge este fenómeno?
Esta feminización se da con fuerza en regiones donde hay una alta incidencia de migración. Hablamos de zonas como Azuay donde los maridos se han desplazo a las urbes o al extranjero y las mujeres son las que tienen que trabajar en el campo. Sin embargo, este fenómeno no es muy tomando en cuenta por las instituciones actuales, pues la mujer para trabajar en la agricultura, debe contratar mano de obra, pedir un crédito de desarrollo, pero como la tierra está a nombre del hombre, se ve limitada de hacer estas actividades. Pese a que la ley teóricamente no es así, en la práctica todavía mucha parte de la tierra está a nombre del hombre y se ven estas restricciones diarias.

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