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El Telégrafo
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Más consumo. ¿Entre el bienestar y el consumismo?

Más consumo. ¿Entre el bienestar y el consumismo?
09 de diciembre de 2013 - 00:00

En otras épocas el consumo era un tema menor, casi ignorado, pero hoy es uno de los factores que más contribuyen al crecimiento de la economía del Ecuador. Ello gracias a que la población ha visto mejorar sus ingresos y sus condiciones de vida, y a que la reducción de la pobreza creó nuevos consumidores.

Entre diciembre de 2007 y diciembre de 2012, la pobreza medida por nivel de ingresos bajó casi 10 puntos, de 36,7% a 27,3%, una cifra todavía alta en la que el Gobierno está trabajando para ubicarla al 20% en 2017, atendiendo las necesidades básicas insatisfechas.

Todo ello ha modificado el comportamiento de la población, no solo en términos de cuánto consume, sino de qué consume. Hoy ya no solo gasta en bienes duraderos (automóviles, neveras, televisores, lavadoras, etc.), sino también en bienes ligados al acelerado desarrollo tecnológico que ha cambiado los negocios y el estilo de vida de la gente.

Ha emergido una clase media con nuevos hábitos de consumo, exigencias y mejores ingresos de entre $ 700 y $ 1 500 mensuales, con un empleo estable que favorece al 81% del segmento; y con gastos de entre $ 50 y $ 150 mensuales en vestimenta, por ejemplo. Del otro lado, las empresas dedicadas a la producción o venta de bienes de consumo masivo siguen creciendo, innovan y compiten.

Sin embargo, la balanza comercial (que registra el ingreso de bienes de consumo) sigue siendo deficitaria por el dominio de las importaciones sobre las exportaciones, una situación que se espera revertir con el cambio de la matriz productiva.

Tanto lo que se produce en el país como lo que se importa da cuenta de una variada oferta en la que prevalece la tecnología, con teléfonos celulares desde básicos hasta inteligentes, tabletas, cámaras fotográficas digitales, televisiones, juegos de vídeo, así como una amplia variedad de servicios como televisión por cable y compras por Internet, entre otros.

La fiebre por el consumo se agudiza con la llegada de la Navidad y poco antes con el denominado “Black Friday”, una fecha establecida en Estados Unidos para generar grandes ofertas y que se implantó también en el Ecuador el último viernes de noviembre.

Pero más allá de concentrarse en una época, el crecimiento del consumo es una constante. El presidente del Banco Central del Ecuador (BCE), Diego Martínez, señala que ese proceso sigue siendo el mismo desde el inicio de la dolarización en 2000, pero con “mejores salarios y niveles adecuados de consumo”.

El ingreso per cápita de los ecuatorianos es superior. Solo entre 2011 y 2012 pasó de $ 1 759 a $ 1 932 y se espera que cierre este año en $ 1 982 . Asimismo, la economía se expandió en 3,58% en 2010; 7,8% en 2011 y 4,05% en 2013, según el BCE.

Esos factores contribuyen a un aumento del consumo y de acuerdo con la distribución de los ingresos de los ecuatorianos se observa que la mayor parte de ellos, un 24,34%, se destina a la compra de alimentos y bebidas no alcohólicas, y se gasta menos en alcohol, tabaco y estupefacientes. El rubro alimentos representa un egreso de $ 584,4 millones de dólares mensuales del total de $ 2 393 millones del gasto que realiza la población, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos 2011-2012 efectuada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) (ver gráfico 1).

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El estudio revela que el ingreso total promedio de los hogares asciende a
$ 893 al mes y el gasto a $ 810. El remanente de 83 dólares representa el ahorro, que favorece tan solo al 20% más rico del país. En las zonas rurales los ingresos son menores y la reserva es de $ 41.

Para el director del INEC, José Rosero, el balance en términos de ingresos y gastos es “positivo y saludable, fruto del crecimiento económico del país que estimula el gasto como consecuencia del incremento del ingreso y permite a los hogares tener una capacidad de ahorro mayor que hace 10 años”.

La contribución del gasto de consumo final de los hogares al crecimiento del producto interno bruto (PIB) es la más alta entre los componentes del indicador, según el último boletín Estadísticas Macroeconómicas del BCE.

Ese rubro contribuyó con 2,63%, al crecimiento del PIB interanual medido entre el segundo trimestre de 2012 y el segundo trimestre de 2013, cuando aumentó 3,5% (ver gráfico 2).

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El consumo se explica por la posesión de una determinada cantidad de dinero o capital que se invierte en la compra de un producto o bien (de larga o corta duración, por ejemplo una casa o un alimento), y esa compra tiene que ver siempre con la posibilidad de aumentar el nivel de vida de una persona, de ahí su importancia en la contribución a mejorar el bienestar en los hogares.

No obstante, la cultura y exigencias de las sociedades actuales hacen que ese consumo positivo que fortalece el nivel de vida, pueda caer en excesos y transformarse en consumismo.

El sociólogo y filósofo polaco, Zygmunt Bauman, en su libro Trabajo, consumismo y nuevos pobres hace un apunte sobre ser pobre en sociedades como las actuales. “Una cosa es ser pobre en una comunidad de productores con trabajo para todos; otra, totalmente diferente, serlo en una sociedad cuyo proyecto de vida se construye sobre las opciones del consumo y no sobre el trabajo, la capacidad profesional o el empleo disponible”.

Los estudios sobre el tema señalan que en estas sociedades se promueve la idea de que para que una persona se sienta plena debe consumir de manera constante y casi compulsiva, haciendo que el consumo sea interminable por el afán de siempre aumentar o mejorar lo que ya se tiene. El consumo se ha transformado hoy en el elemento fundamental de las economías mundiales.

Sobre los progresos en los últimos años en lo que se refiere a las condiciones sociales, el Atlas de las Desigualdades Sociales, publicado por la Secretaría Nacional de Planificación (Senplades), concluye que el Ecuador está viviendo “un cambio inclusivo que combina reducción de la pobreza, reducción de la desigualdad y aumento del consumo por habitante. En periodos anteriores, este tipo de cambio social era inexistente (... y) son pocos los países en el mundo que logran combinar acertadamente los tres factores mencionados”.

 

Buen Vivir y consumismo

¿El consumo revela el Buen Vivir? Diego Zorrilla, coordinador del Sistema de las Naciones Unidas en Ecuador, sostiene que tanto el marco constitucional como el Plan Nacional de Desarrollo, consideran a la reducción de desigualdades como un elemento indispensable para alcanzar el Buen Vivir.

La Senplades concibe al Buen Vivir como un proceso para lograr el mejoramiento participativo de la calidad de vida de la población, a partir de un mayor acceso a bienes y servicios para la satisfacción de las necesidades humanas, y de la consolidación de la cohesión social, de los valores comunitarios y de la participación activa de individuos y comunidades en las decisiones relevantes para la construcción de su propio destino.

“Es un equilibrio del ser con su entorno”, opinó el sociólogo Hernán Reyes, quien explicó que, por ejemplo, las iniciativas de reciclaje y reutilización de objetos impulsadas por el Gobierno son prácticas anticonsumistas, que van de la mano con el inevitable consumo, pero para reparar sus eventuales daños. En Ecuador -dijo- los usuarios compran una versión nueva de teléfono cada 3 o 4 meses.

Precisamente, una de las políticas de la Secretaría del Buen Vivir es frenar la cultura del consumismo, por su “actitud individualista y (de) egoísmo acentuado”.

Para Reyes, Ecuador no ha dejado de ser un país capitalista, que muestra aceleración de los niveles de consumo y arraigo de la mentalidad del confort y la comodidad, del derecho a comprar y a disponer del servicio que se quiere.

En todo caso, señaló que el consumo suntuario va de la mano de las facilidades que brinda el mercado para la adquisición de bienes como vivienda, vehículos y electrodomésticos.

Este complejo tema tiene otra arista: la desigualdad. Los especialistas no saben si es más importante eliminar primero este índice o la pobreza. Xavier Arcos, consultor de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial y autor del libro La desigualdad del consumo en el Ecuador, considera que la desigualdad disminuyó en la última década en el país, por el lado del ingreso.

Descarta que el mayor consumo sea un factor que contribuya a ahondar las brechas sociales. El especialista enfatizó que tanto el Bono de Desarrollo Humano (de $ 50) como el Bono para la Vivienda (de $ 6 000), son 2 instrumentos que contribuyen a reducir, “en teoría”, esas diferencias, porque llegan a las clases más pobres y ayudan a mejorar su capacidad de compra.

Refiriéndose al incremento del ingreso, como el factor número uno para aumentar el consumo, Arcos considera que eso se traduce en la capacidad de compra de alimentos y bienes.

Para mostrar un indicador, en la actual administración, el ingreso laboral promedio del sector informal (uno de los más vulnerables) subió de $ 212,7 mensuales en 2007, a $ 248,6 en 2010 y a $ 301,3 en 2012.

De otro lado, los precios también son otro factor del cual depende el consumo: a mayores precios, menor consumo. El índice inflacionario ha sido bajo en los últimos años. Además hay que distinguir algunos productos en los que las variaciones de precio no influyen en el consumo y otros, que tienen múltiples ventajas para ser adquiridos, como bajas cuotas de entrada o ninguna, financiamientos largos, bajos intereses, etc.

 

Más allá de las cifras

El entorno internacional favorable y los altos precios del petróleo han ayudado a un mejor desempeño de la economía nacional, con buenas tasas de crecimiento e inflación baja. Esto ha derivado en que el país se inserte en una dinámica de desarrollo y confort que genera más consumo. Para satisfacer las demandas, el mercado se ingenia todos los días alternativas para llegar a más clientes y aumentar sus ventas. Es el caso de compras por catálogo o por Internet a empresas nacionales e internacionales.

Sonia Martínez, representante de varias empresas de venta por catálogo, como Piel Active, explicó que la modalidad ofrece facilidades a los ejecutivos que no tienen tiempo para salir de compras. “La clave está en la innovación, la seriedad y destreza para atraer” a los clientes.

Asimismo, las firmas dedicadas a la comercialización de productos de belleza aprovechan el crecimiento de la industria del bienestar para vender todo tipo de cosméticos, cremas ‘revolucionarias’ antiarrugas, anticelulitis, para bajar de peso, etc. Tania Castillo, representante de Ésika, señaló que el éxito está en la oferta de los productos que buscan satisfacer las necesidades de los clientes.

En otro segmento, el de la construcción, el consumo se expresa en los niveles de exigencia. Por ejemplo, la capacidad económica de quienes pertenecen a los segmentos económicos altos, hace que busquen lo último en el mercado, ya no solo para satisfacer una necesidad sino para conseguir el mayor confort.

Es el caso de los nuevos departamentos que cuentan con modernos sistemas de baño. “Se ven jacuzzis con esquemas muy sofisticados que funcionan electrónicamente, incorporan teléfonos, radios y más implementos importados que facilitan la comodidad de las familias. Es un plus para atraer a los clientes”, aseguró el presidente de la Cámara de la Construcción de Quito, Hermel Flores.

A ello se suman sistemas inteligentes para ascensores, edificios, casas, etc., indicó.

“Estamos creciendo, modernizándonos para ser más competitivos y reaccionar ante la tremenda demanda de inversión pública que existe al momento y, de paso, vamos resolviendo problemas sociales con mayor empleo”, señaló, por su parte, el gerente de la empresa procesadora de acero Conduit, Henry Yandún.

Y los créditos son claves. “Ahora, se otorgan con mejores tasas de interés y plazos”.

Cifras de la Superintendencia de Bancos y Seguros muestran que el saldo de la cartera de crédito para consumo creció 121,6% entre 2007 y 2011. El monto pasó de $ 2 260 millones a $ 5 009 millones.

De hecho, las tarjetas de crédito confirman la tendencia creciente del consumo. Entre 2008 y 2011, la Superintendencia informó que el consumo con dinero plástico se incrementó en un 47%, siendo el sector de los supermercados donde más se utiliza, luego vienen educación, farmacia, pago de servicios públicos y electrodomésticos.

El presidente de la Asociación de Almacenes de Electrodomésticos, Andrés Mata, resaltó que el aumento de la demanda tiene que ver con el crecimiento del sistema financiero y el aumento del empleo.

Los clientes se endeudan con tarjetas de crédito (70%) o al contado (30%).

Otros segmentos en franco desarrollo son los de televisión pagada, telefonía celular e Internet. Gente de toda condición social demanda estos servicios. Ocho empresas ofrecen televisión pagada a todos los precios, según la Superintendencia de Telecomunicaciones. En Internet existen más de 10 millones de usuarios que acceden a la red a través de dispositivos móviles o cuentas dedicadas y, en lo que se refiere a telefonía móvil, el país cuenta con más líneas que habitantes. Hasta junio las tres compañías operadoras reportaron más de 17 millones de líneas activas.

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