Atilio Borón: ‘Los imperios en la fase de decadencia se vuelven mucho más brutales
Usted ha señalado que en la actualidad vivimos un acentuado divorcio entre lo que denomina “orden mundial”, diseñado según la correlación de fuerzas y los actores existentes al finalizar la II Guerra Mundial, y el sistema internacional, y que su reconciliación será “difícil y problemática”, pues la actual geopolítica internacional no es la misma que teníamos hace 50 años.
¿Cómo entender ese nuevo reordenamiento mundial y ese divorcio entre las categorías que plantea?
En primer lugar, llamo orden mundial al conjunto de reglas e instituciones que regulan las relaciones entre los agentes que actúan en la línea internacional, llámense Estados, organismos privados, organismos no gubernamentales, empresas, etc. Ese orden, que es el que tenemos hoy, se diseñó a partir de la realidad económica, social, política y militar que surgió al finalizar la II Guerra Mundial. Sin embargo, esa realidad está cambiando radicalmente ahora, pero la regulación que se ejerce sobre el sistema u orden sigue siendo el mismo.
Pongo un ejemplo muy claro al respecto: A la salida de la II Guerra Mundial, había un conjunto de naciones que fueron las triunfadoras de la guerra y que crearon un sistema que de alguna manera perpetuaba esa realidad. Y la realidad era que tenían derecho de veto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, es decir, eran los encargados de mantener la paz y seguridad a nivel internacional. Hoy en día algunas de esas potencias del pasado ya no tienen ni más remotamente el poder de antes, concretamente Francia y Gran Bretaña, mientras que la Unión Soviética desapareció del mapa.
¿Y los Estados Unidos?
En ese momento la economía norteamericana producía casi la mitad del producto bruto mundial, hablo de 1947 a 1948. Hoy produce entre el 20% y 21%. China no existía económicamente en ese entonces, y hoy es la segunda economía del mundo. Todos esos cambios no se reflejan todavía en el nuevo ordenamiento internacional, por ello, dicho ordenamiento está en crisis, por eso el sistema de las Naciones Unidas está en crisis y la Asamblea General toma decisiones que después el Consejo de Seguridad no se preocupa de llevar adelante. El Consejo de Seguridad refleja el viejo esquema de poder internacional y no el que ha emergido en los últimos 10 o 20 años.
Antes tenías un orden bipolar, en el sentido que estaba la Unión Soviética y los Estados Unidos. Hoy en día la Unión Soviética desapareció, y desde el punto de vista económico, el poderío de China y de los nuevos países emergentes es enorme, pero nada de eso se refleja en la legalidad internacional. Y además, hay un elemento muy importante, que es la ideología de toda esa época, es decir, la del liberalismo económico, ya sea en su formulación clásica o como neoliberalismo, que sigue presente en la actualidad y que ha dado pruebas de no ser capaz de resolver los grandes problemas de la humanidad.
Entonces, ¿pasamos de un relacionamiento mundial bipolar, hacia uno multipolar que descompone las tradicionales hegemonías mundiales?
La multipolaridad existe en el terreno económico. Han surgido nuevos focos de concentración económica a nivel internacional. También hay una multipolaridad política. Pero lo peligroso de la situación actual es que, desde el punto de vista militar, hay una unipolaridad excluyente, porque los Estados Unidos concentran más de la mitad de todo el gasto militar del planeta, lo cual es una proporción nunca antes alcanzada.
¿Qué pasa entonces? Hay un orden que se está derrumbando y un país (EE.UU.) que, como respuesta a eso, está avanzando en un proceso brutal de militarización como nunca antes lo había hecho. En la actualidad, el presupuesto militar de los Estados Unidos, entre 2011-2012, es superior al billón de dólares. A su vez, la expansión de las bases militares es completamente desorbitada. Según los estudiosos del tema, hay aproximadamente en este momento poco más de 1.000 bases militares estadounidenses en todo el mundo. En América Latina solamente tenemos 76.
¿Pero cómo puede entenderse esa situación, cuando los Estados Unidos tienen los niveles más altos de desaceleramiento del crecimiento económico y los porcentajes más elevados históricamente de desempleo?
Es cierto. Ha habido un debilitamiento de la hegemonía norteamericana, eso es muy claro. Pero como respuesta a ese debilitamiento, ellos refuerzan su brazo militar. Como ya no pueden liderar económicamente el mundo, lo que hacen es tratar de restaurar ese orden, esa primacía, apelando a la carta militar. Estados Unidos es un imperio declinante, de eso no hay duda, hasta los propios norteamericanos e intelectuales del imperio lo dicen, no con estas palabras, pero lo reconocen.
Hasta hace unos 20 años, el grueso de todas las operaciones de comercio internacional se hacía en dólares, hoy esa cifra está llegando al 60%. Las transacciones económicas entre la segunda y la tercera economía mundial , que es China y Japón, no se hacen en dólares, ni las de China con Rusia. Hay un número creciente de países que ya no utiliza dólares. Ecuador y el Sucre (Sistema Unitario de Compensación Regional de Pagos) dan cuenta de que el dólar ya no es una moneda de cuenta en el comercio internacional.
Además, hay otro indicador que da cuenta de la vulnerabilidad de la economía norteamericana, y es que ha venido viviendo del ahorro de otras economías, de otros pueblos, en una progresión que parece destinada en algún momento a estallar. Hoy en día la deuda pública de los Estados Unidos equivale a la totalidad del producto bruto americano. Esta es una situación insostenible.
Estados Unidos se descompone, pero China no termina de reemplazar y desplazar a ese imperio...
Es que no habrá reemplazo. Lo que digo es que el orden que hemos conocido ahora, basado en la hegemonía de una potencia, que es la cabeza del sistema imperial, está en descomposición. No hay reemplazo posible a los Estados Unidos. China, Japón o los países europeos no pueden reemplazarlo.
¿Y cómo entra en esta dinámica la emergencia de los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica)?
Los Brics son una tentativa de mejorar el posicionamiento económico de los países que lo componen, a través de una inserción en el sistema financiero internacional y en la economía mundial. Pero el problema de los Brics es que no son un grupo realmente homogéneo. Hay rivalidades muy fuertes entre varios de ellos, entre India y China, o China y Rusia. Las relaciones comerciales entre esos países están lejos de constituirse en una entidad como podría llegar a ser la Unión Europea. Entonces, los Brics pueden ser un elemento moderador, pero de ninguna manera pueden sustituir la hegemonía de los Estados Unidos.
¿Y cómo se inscribe América Latina en este escenario?
Se inscribe como un conjunto de países que está tratando de recuperar una autodeterminación nacional que necesariamente tiene que ser regional. Por eso, procesos unitarios como la Unasur, o como la Celac, son importantes, pues América Latina tiene como continente una serie de factores que atrae enormemente el interés de las grandes potencias mundiales, sobre todo, del imperialismo norteamericano.
Por ejemplo, en América Latina está el país que tiene las mayores reservas comprobadas de petróleo, que es Venezuela, y a eso se suman las grandes reservas descubiertas en Brasil. También más de la mitad de la biodiversidad mundial está en la región, que además posee el 45% del total de agua potable del planeta, con apenas el 7% de la población mundial. Ahí están siete de los 10 países que producen los minerales más estratégicos del mundo. Entonces, para los Estados Unidos, tomar el control de esta región, apoderarse de esos recursos, es algo fundamental. Y claro, ahí se entiende por qué tienen las 76 bases militares.
Hace 30 años existían de cuatro a cinco bases, pero ha habido un proceso permanente de establecimiento de bases en toda la región para asegurarse que haya una apropiación excluyente de recursos estratégicos en el momento en que eso sea necesario. Así, todos los cálculos indican que el petróleo se acabará en la década del 2050, aunque puede haber muchas especulaciones al respecto, pero los datos indican que no va a llagar más allá de ese periodo. Entonces, lo que ellos (Estados Unidos) quieren hacer, es que el petróleo no vaya a ser aprovechado por otros países como India o China, y por eso la existencia de las bases militares.
¿La hegemonía de los Estados Unidos se sostiene entonces, por una ocupación explícita de territorio?
Ellos están ya preventivamente instalados en el territorio, con la anuencia de muchos gobiernos inclusive. No acá evidentemente. Ecuador ha hecho esfuerzos notables como cuando obligó a los Estados Unidos a irse de la base de Manta. Pero Ecuador hace eso, y se instalan nuevas bases militares en Perú o en Chile. La última base instalada en la región es la que está en la frontera entre Perú y Ecuador. Lo que quieren ellos es monitorear la región y, a partir de eso, cuando sea necesario, poner en marcha esos recursos militares para aprovechar lo que ellos necesitan: recursos naturales, petróleo, minerales estratégicos, biodiversidad.
Además de las bases militares, ¿qué otras claves coloniales persisten en América Latina?
Los restos del viejo colonialismo, los dominios que tiene Inglaterra, Francia y Holanda en la región del Caribe. La posesión de las Islas Malvinas en el sur de la Argentina es un claro ejemplo. Creo que todavía quedan los restos de la vieja experiencia colonial, a los cuales hay que sumar está expansión que ha tenido el imperialismo norteamericano en los momentos actuales, y creo que en ese terreno hay que estar muy alertas, porque esas bases son una opción militar que están destinadas a ser utilizadas, no nos podemos engañar.
Yo acabo de publicar un libro que se llama “América Latina en la Geopolítica del Imperialismo”, donde explico esto a detalle, y para el análisis, reproduzco algunos informes de los Estados Unidos en donde ellos debaten qué hacer con estas bases militares, y la respuesta ante esa pregunta la hizo la ex secretaria de Estado de Bill Clinton, la señora Madeleine Albright, señalando que estaban esperando el momento oportuno para utilizarlas. Entonces, lo que yo llamo la atención es que los imperios en la fase de decadencia se vuelven mucho más brutales, más criminales.
¿Qué es lo que pasó con el Imperio Británico por ejemplo? La fase más feroz que tuvieron va de la I Guerra Mundial, hasta la década del cincuenta, que termina la descolonización en África. Los franceses cometieron las mayores atrocidades cuando tuvieron que desprenderse de su última gran colonia que era Argelia. El imperio norteamericano legalizó la tortura, una atrocidad desde el punto de vista de los derechos humanos.