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El Telégrafo
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El pecado original de las transnacionales

El pecado original de las transnacionales
11 de noviembre de 2013 - 00:00

Los desarrollos negativos de los mercados de exportación en América Latina han deteriorado los términos de intercambio comercial. Esto se traduce, casi siempre, en menores ritmos de crecimiento y, en ciertos casos agudos, en caídas de los niveles del Producto Interno Bruto (PIB), según La Comisión Económica para América Latina (Cepal).

En efecto, entre 1970 y 2012, la tasa de crecimiento del PIB de América Latina y el Caribe registró variaciones considerables: en 1982 por debajo del 2% y en 2008 con otro porcentaje parecido; después de haber alcanzado los más altos niveles en 1972 (8%) y en 2010 (6%) (gráfico 1).

De igual manera, en el gráfico se aprecian los mejores momentos de la tasa de crecimiento de intercambio regional, que fue de alrededor del 6%, en 1978, 1980, 1994 y 2004. El año de mayor crecimiento fue 2010 con el 10%, aunque bajó a menos del 2% en 2012.

Si bien durante la crisis financiera mundial, la Cepal confirma que la región mostró un alto grado de resiliencia gracias a su capacidad para implementar políticas contracíclicas y recuperar prontamente su acceso a los mercados financieros internacionales, la incidencia de la variabilidad externa continuó gravitando en forma significativa sobre el crecimiento.

De hecho, durante las tres últimas décadas, se evidencian periodos de bajo acceso a recursos financieros externos, episodios de crisis de economías relevantes, ya sea en la región o fuera de ella, y desarrollos negativos de los mercados de exportación.

Para el subsecretario de Inversión Pública de la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo (Senplades), Andrés Arauz, lo que existe, es una completa perversión del mecanismo de comercio internacional, porque supuestamente un país exporta bienes o servicios para obtener divisas y financiar el desarrollo, pero la realidad es diferente.

Recalcó que antes, las divisas del petróleo no ingresaban a Ecuador porque las transnacionales las “vendían” a sus matrices y el pago quedaba depositado en España, Canadá, Estados Unidos, o en China. Es por eso que Arauz está convencido de que las transnacionales colaboran en la destrucción del comercio.

Esto se puede ver claramente con la reciente decisión de la creación del Banco de los Brics (Brasil, India, China, Sudáfrica y Rusia) cuyo objetivo es generar comercio sin usar divisas extrarregionales.

Un estudio realizado por los investigadores suizos Stefania Vitali, James B. Glattferder y Stefano Battison ubicó un primer componente de 737 empresas que acumulan el 80% del control económico la red corporativa internacional en 116 países. Un segundo componente, aún más estrechamente unido, tiene el 40% del control sobre los ingresos por ventas del conjunto.

Un dato relevante adicional es que tres cuartas partes del núcleo, son intermediarios financieros que incluyen a los bancos de inversión, firmas de correduría y compañías de seguros, entre otros.

Los investigadores de Zurich aseguran que los accionistas mayoritarios tienen la posibilidad de ejercer una influencia masiva a través de todas sus conexiones con otras transnacionales, detentando un poder capaz de desestabilizar países enteros.

Si a esto se suma que una buena parte de las empresas son instituciones financieras -con capacidad de especular en el mercado y de utilizar cuantiosa información privilegiada- “podemos empezar a entender cómo se originan las grandes burbujas y crisis financieras que hemos visto en los últimos años y por supuesto cómo, a diferencia del grueso de la población, las corporaciones reportan grandes y voluminosas ganancias en momentos álgidos de la economía global”.

En la presentación del estudio publicado en Plosone, los autores escribieron: “La estructura de la red de control de las transnacionales afecta a la competencia del mercado mundial y la estabilidad financiera. Forman una gigantesca estructura como corbata de lazo y una gran parte de los flujos de control conducen a un pequeño núcleo muy unido de instituciones financieras. Este núcleo puede ser visto como un bien económico, una ‘súper-entidad’ que plantea nuevas cuestiones importantes para los investigadores y responsables políticos”.

El diario conservador británico Daily Mail fue quizás el único del mundo que recogió esta noticia, el 20 de octubre 2011, presentada por Rob Waugh bajo el llamativo titular “¿Existe una súper-corporación que dirige la economía global?”.

La ONU asegura que dos tercios del comercio mundial con EE.UU. es intrafirma, es decir, que se realiza al interior de empresas que están bajo la misma estructura organizacional y de propiedad del capital entre matrices y filiales o subsidiarias, o entre estas dos últimas.

Según la Red Europea de Deuda y Desarrollo, cerca del 80% de la deuda externa de los países en desarrollo no proviene de préstamos para el desarrollo, sino de créditos a la exportación.
El trabajo fue el primero en examinar a 43.060 transnacionales, el grado de propiedad entre ellas y establecer un “mapa” de 1.318 firmas como corazón de la economía global.

Pero hay más ejemplos: 287 empresas controlan el 70% del comercio mundial y el 75%, la tecnología de punta. “La concentración es tan fuerte que dos compañías manejan el 80% de los aviones comerciales del mundo: la europea Airbus y Douglas Aircaft Company de Estados Unidos”, informó Eduardo Santos, del Colegio de Economistas de Pichincha.

Informó que 10 empresas dominan el 90% de los vehículos que se venden en el mundo, a la cabeza Toyota del Japón y General Motors de EE.UU.

Asimismo, siete hermanas transnacionales regentaban el negocio petrolero. Enrico Mattei, político e industrial italiano, ya fallecido, les acusó de protegerse mutuamente y perjudicar a otras empresas emergentes en la industria. El grupo estuvo conformado por las compañías Standard Oil de Nueva Jersey (Esso), Royal Dutch Shell (Países Bajos y Reino Unido), Anglo-Iranian Oil Company, Estándar Oil of New York conocida como Exxon Mobil, Estándar Oil of California, más identificada como Chevron, Gulf Oil Corporation y Texaco.

El acuerdo entre ellas les permitió aprovechar con ventaja una demanda rápidamente creciente a escala mundial y obtener enormes ganancias.

Con la creación de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y el equilibrio del juego de la oferta y demanda, la influencia de las Siete comenzó a declinar. Ahora, solo sobreviven cuatro: Exxon Mobil, Chevron, Royal y British Petroleum que producen apenas el 10% del crudo y gas del mundo y concentran el 3% de las reservas.

En breve

Moneda. La nueva arquitectura financiera internacional definió el rumbo económico de los países del ALBA.

Orientación. El Sucre no es un vehículo de especulación, explotación, fuga de capitales, asimetrías o exclusión.

Medida. Los países de ese bloque crearon el Sucre, la moneda virtual para las tranacciones comerciales.

Objeto. Es un mecanismo de validación de la riqueza que genera el trabajo de la gente, de las posibilidades de intercambio.
En marzo 2010, el diario Financial Times publicó un artículo identificando a las nuevas líderes en el comercio del oro negro: Aramco (Arabia Saudita), Gazprom (Rusia), Chinasse National Petroleum Company (CNPC) de la China; Nioc (Irán), Pdvsa (Venezuela), Petrobras (Brasil) y Petronas (Malasia). Las firmas, de propiedad estatal, controlan casi el 33% de la producción mundial de gas y crudo y más del 33% de reservas. La Agencia Internacional de Energía (AEI), que supervisa el sector en los países desarrollados, calcula que en los próximos 40 años, el 90% de los nuevos suministros energéticos provendrán de países en desarrollo.

Continuando con la lista de transnacionales, Eduardo Santos reveló que dos firmas; una de Suiza (Nestlé) y otras dos de EE.UU. (Kraft Foood y McDonald’s) tienen el monopolio de la distribución de alimentos. Pero aún así, el actual sistema alimentario mundial, con sus semillas de laboratorio y paquetes tecnológicos, es incapaz de alimentar a las personas.

La Organización Internacional Grain, que trabaja apoyando a campesinos y a movimientos sociales en sus luchas por lograr sistemas alimentarios basados en la biodiversidad, destaca que 1.000 millones de personas sufren hambre y otros 500 millones padecen de obesidad. Tres cuartas partes de quienes no tienen suficientes productos para comer, son los campesinos y trabajadores rurales (que son los que producen la comida), mientras un puñado de corporaciones agroindustriales (que deciden a dónde y a quién va el alimento) se embolsan miles de millones de dólares, señala la Organización.

Observa que pese a su fracaso, los gobiernos y las agencias internacionales del mundo siguen pujando por más de lo mismo: más agronegocios, más agricultura industrial y más globalización.

Por otro lado, dos empresas de bebidas: Coca Cola y Pepsi Cola (EE.UU.) tienen el 40% de la distribución de las gaseosas en el mundo.

Datos internacionales calculan en unos 200 billones de dólares la riqueza global del mundo, y el 1% más rico de la población del planeta agrupa a casi 40 millones de adultos, que constituyen el segmento más rico de los países más desarrollados. El profesor de la Universidad de Columbia de Estados Unidos, David Rothkopf, destaca en su libro Súper-clase: la Elite de Poder Mundial y el Mundo que Está Creando, que la súper elite abarcaría el 0,0001% de la población del mundo y comprendería a unas 6.000 a 7.000 personas, entre las que están las 147 corporaciones que menciona el estudio de los investigadores de Zurich.

Millonarias utilidades

De igual manera, las utilidades de las transnacionales que operan en América Latina y el Caribe se incrementaron 5,5 veces en nueve años, pasando de 20.425 millones de dólares en 2002 a 113.067 millones en 2011. Entre 2006 y 2011, las rentas de Inversión Extranjera Directa promediaron 92 mil millones anuales, es decir, el 92% del valor de las entradas de inversión extranjera directa en el mismo periodo.

Es más, las transnacionales repatrian a sus casas matrices una proporción de sus utilidades ligeramente superior (55%) a la que reinvierten en los países de la región donde fueron generadas (45%). En opinión de la Cepal, el crecimiento marcado de estos recursos tiende a neutralizar el efecto positivo que produce el ingreso de la inversión extranjera directa sobre la balanza de pagos.

“Las transnacionales tienen la costumbre de quedarse con el país donde les piden menos y así negocian. Están llevándose exageradas ganancias, eso es algo que tenemos que discutir”, afirmó en su oportunidad el canciller Ricardo Patiño.

Y también hay preocupación por otros tipos de manejo que pueden ejercer. El consultor Galo Reyes sostiene que el poder económico que tienen, podría convertirse en poder político para financiar campañas y tener a los candidatos que elijan como sus aliados en el negocio.

Para el economista colombiano Salomón Kalmanovitz las grandes transnacionales de EE.UU. países europeos y el Japón son organizaciones que cuentan, cada una, con docenas de plantas de producción, sistemas unificados de administración, comercialización, publicidad y crédito, infraestructura de investigación y diseño de nuevos productos, generalmente situadas en el país base donde operan.

A la vez, cuentan con “una desmedida influencia política ante sus gobiernos y los países que les acogen, las organizaciones financieras y políticas más importantes como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, la Organización de Naciones Unidas (ONU), de tal manera que “logran modificar a su favor e influir los mercados nacionales e internacionales de sus productos y en las políticas económicas y sociales de muchos gobiernos”.

Las transnacionales en Ecuador

En Ecuador se encuentran varias transnacionales de cacao que tienen filiales en Europa y EE.UU. con capitales muy fuertes. Por ejemplo, Transmar, empresa norteamericana que en 2011 exportó 20.000 toneladas de cacao en grano.

Olam, que nace en Singapur y bajo la razón social de Outspan, se instaló en el país. Armajaro, de origen británico que al inicio negociaba con brokers (intermediarios) y ahora tiene operaciones directas.

En este escenario, las empresas se convierten en grandes oligopolios porque solo ellas podrán comprar el producto que ofertan a sus mismas filiales.

‘Los mismos Estados fomentan la exportación de bienes de los grandes países hacia las naciones
en desarrollo’
También hay casos puntuales del poder de las transnacionales: la explotación petrolera irresponsable de Texaco, hoy Chevron, durante 26 años en Ecuador. Y el colosal derrame de crudo de la británica British en 2010 y que dos años después se declaró culpable de los cargos “criminales” relacionados con ese episodio ocurrido en el Golfo de México, que causó la muerte de 11 trabajadores y provocó el peor vertido en aguas costeras en la historia de Estados Unidos.

Aun así, Eduardo Santos cita el refrán: “Mal con ellas, peor sin ellas”, al referirse al gran éxito de China y al curioso matrimonio de las transnacionales que fabrican las tablets en ese país asiático, pero que son patentadas en Estados Unidos.

De la misma manera se refirió al milagro y también matrimonio con EE.UU. de Corea del Sur, el país que más creció a finales del siglo XX y principios del XXI. Los ejemplos se repiten en Chile, México y Brasil.

Santos cree que es difícil romper con el esquema instaurado por dichas empresas. En efecto, durante la descolonización en los años setenta, la ONU pensó poner en vigencia códigos de conducta; y la ex Junta del Acuerdo de Cartagena (hoy Comunidad Andina de Naciones) estableció reglas para la inversión, pero “todo está archivado y no hay posibilidad alguna de frenar ese poder”.

“Ha habido un fraude”, destaca por su parte Andrés Arauz, quien asegura que en el sistema financiero, el escándalo de los Libor (tasa de interés) es solo una demostración de la “grosera monopolización, cartelización y manipulación entre los grandes bancos de inversión para jugar con el precio de los activos financieros que son, además, nuestros bienes de exportación”.

El propio Presidente Rafael Correa ha preguntado: ¿Quién manda en el planeta? ¿Quién tiene la supremacía? ¿Los seres humanos o el capital? ¿Las sociedades o los mercados?. Afirmó que uno de los grandes errores de la izquierda tradicional fue negar los mercados, pero “una cosa son sociedades con mercado de control para que rindan los frutos socialmente deseables, y otra, son sociedades de mercado, donde la educación, la salud, la vida, las personas y la propia sociedad se convierten en una mercancía más”.

Las propuestas para el cambio

Para un cambio de esta estructura, Arauz propone la integración productiva y regional; recuperar el control soberano sobre las rutas marítimas y aéreas.

Dijo que hace falta formar un consorcio de aerolíneas estatales de la región, de pasajeros y de carga, para generar nodos y redes de interconexión e integración. Además, plantea la interconexión multimodal entre el Pacífico y el Atlántico, donde Ecuador tiene un rol geoestratégico.

‘Un nuevo instrumento para impulsar el comercio no espontáneo, son los TLC que imponen a los países normas de legislación nacional, como en el ámbito de la propiedad intelectual’.Según Arauz, se necesita construir infraestructura para la integración regional en los sectores estratégicos: tener oleoductos y gasoductos continentales para no depender de provisión energética del fuera del continente, así como una interconexión eléctrica continental.

Tampoco la región tiene soberanía en telecomunicaciones porque no disponen de un nodo de conexión al ciberespacio propio. Hay –explicó Arauz- que ir a Miami para conectar al planeta, y es en Estados Unidos donde están los centros que albergan toda la información digital de América Latina, como el NAP de las Américas.

Paralelamente, la región necesita satélites propios, obras viales, línea férrea y la cartelización entre los países del bloque y otros socios del Sur, ejemplo África, para la inserción estratégica internacional de las materias primas y comodities.

“Aunque en Ecuador vamos a cambiar la matriz productiva, la inserción internacional del continente en los próximos lustros seguirá siendo sobre la base de los recursos naturales”, dijo, al dar más importancia a la cooperación que a la competitividad entre los países.

Abogó por armar contratos plurianuales para que la transformación productiva se consolide en mercados seguros. Solo “ahí se comenzará a superar el problema de la inserción internacional de las economías pequeñas”.

Arauz se refirió a esquemas ya constituidos que ayudarían a solucionar los problemas, como la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur ), el Consejo Sudamericano de Infraestructura y Planificación (Cosiplan) y el Consejo Energético. En la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), existe un Consejo Económico con algunas empresas gran nacionales ya creadas. Y Uruguay, tradicionalmente muy cercano a la ALADI, ahora está entrando al Sucre, la moneda virtual del ALBA, y Banco del Sur está en marcha, “pero no es fácil”, opina el funcionario de la Senplades.

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