¿Se debe la reducción del empleo informal urbano de 71% en 2007 a 59% en 2012 al crecimiento económico o a la política pública? En el período, las tasas de crecimiento promedio anual de las principales ramas económicas no petroleras no están correlacionadas con las tasas de variación promedio anual de la incidencia del empleo informal (gráfico 1). Es decir, no se observa que las ramas con mayor crecimiento hayan reducido relativamente más el empleo informal, lo que sugiere que su aumento está principalmente relacionado con políticas públicas como las inspecciones laborales, la expectativa de penalización de la no afiliación al IESS y el gasto público.

Si bien el empleo informal se redujo en todas las ramas, lo hizo en mayor medida en las de servicios, particularmente, de educación, sociales y de salud (gráfico 1). Esto último, posiblemente se debe a que los ministerios de Educación y Salud llevaron a cabo procesos de formalización de las relaciones laborales con maestros y personal de salud contratados mediante aportes de los padres de familia, la comunidad o los gobiernos locales. Además, se amplió el número de maestros, personal de salud y policías. Así, el empleo informal entre los asalariados públicos urbanos disminuyó de 9,6% a 5,1% (gráfico 2). El aumento del gasto público estuvo aparejado de un incremento de los asalariados gubernamentales, que en su mayoría corresponden a empleos formales con afiliación a la seguridad social.

El gasto en sueldos del Gobierno central subió de 5,7% a 8,4% del PIB y, en el área urbana, los asalariados de Gobierno se incrementaron de 10,2% del total de ocupados en 2007 a 11,6% en 2012. En términos absolutos, según las encuestas de empleo, aumentaron de 403 mil a 495 mil. Concordantemente, el consumo del Gobierno general aumentó de 10,9% del Producto Interno Bruto (PIB) real en 2007 a 12,4% en 2012. Se observa también en el mercado laboral urbano un incremento de los asalariados privados de 37,4% a 39,0% y una disminución de los jornaleros y peones (de 6,2% a 5,8%), los empleados tercerizados (de 1,4% a 0,1%), los trabajadores auxiliares no remunerados (de 6,4% a 5,3%) y las empleadas domésticas (de 4,3% a 2,9%).

Esto último tiene su correlato en la disminución del valor agregado bruto del servicio doméstico, que presentó tasas de crecimiento negativas en 2011 y 2012 (de -5,1% y -12,4%, respectivamente). Por tanto, hubo una reducción de los grupos ocupacionales de menores ingresos y mayor probabilidad de informalidad, salvo los cuentapropistas que aumentaron tanto en términos absolutos (en 135 mil personas) como su participación en el total de ocupados de 28,2% a 31,1%.

Los patronos disminuyeron en 57 mil personas y constituyen el único grupo en el que aumentó la incidencia del empleo informal (de 67,2% a 71,7%), especialmente en los 2 últimos años, luego de que se había reducido a 57,3% en 2010 (cuadro 2). En resumen, los datos parecen soportar la hipótesis de que la reducción reciente del empleo informal se debe más a la política pública que al crecimiento económico, al tiempo que revelan nuevos problemas en el mercado laboral.