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El Telégrafo
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Brics: No solo EE.UU. decide el futuro del mundo

Brics: No solo EE.UU. decide el futuro del mundo
04 de noviembre de 2013 - 00:00

No hay fecha para reemplazar al dólar con otra moneda, pero el execonomista del Banco Mundial, Peter Koening, en un artículo del sitio La Voz de Rusia, presenta un hipotético desarrollo del devenir económico mundial que desembocaría en el ocaso del billete verde y en la destrucción del sistema financiero actual. 

Nada más elocuente que el título del artículo: “No solo EE.UU. decide el futuro del mundo” para desentrañar el problema del dólar y poner como protagonista del escenario propuesto al grupo de países Brics, integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, cuyo ascenso podría frustrar los planes de Estados Unidos, de crear un nuevo orden mundial y, en su lugar, introducir la moneda denominada “bricso”.


“Imagine que es 31 de diciembre de 2013. Los presidentes de los Brics, junto con Irán y Venezuela, convocan una improvisada rueda de prensa -en París- para presentar un “mar de cambios en la economía, como ellos lo llaman”, destaca Koening.


Añade que el presidente de China, Xi Jinping, abriría la conferencia sin mucho bombo al presentar el tema como un evento que puede tener repercusiones en todo el mundo.


“Nosotros, el Brics y otros países productores de hidrocarburos como Irán y Venezuela que pueden unirse en el futuro, hemos decidido a partir de mañana -1 de enero de 2014- tomar dos nuevas medidas económicas. En primer lugar, el Brics, Irán y Venezuela, lanzarán una nueva moneda, llamada ‘bricso’, que será al principio, virtual, similar a lo que fue el euro en sus primeros años de existencia y en la actualidad es el Sucre en la comunidad de comercio de América del Sur del ALBA. La columna vertebral del ‘bricso’ es una cesta de fondos del Brics y de los de Irán y Venezuela. Las monedas de los distintos países serán evaluadas en función de su respectiva capacidad económica. La canasta inicial de los Siete no impide que más adelante otros países -los socios comerciales del Brics- puedan unirse al ‘bricso’”, anunciaría Jinping.


“Occidente abusó de su poder económico y utilizó sus instituciones financieras en detrimento del resto del mundo. Ha llegado el momento de que cambien las cosas Cuando el dominio global está en juego, es una buena idea la de ser el primero en disparar”, explica, y agrega que el Brics se dirige hacia un nuevo sistema financiero global.


“El Banco de Desarrollo del Brics, recién creado, actuará inicialmente como el Banco Central del grupo, estableciendo directrices y normas de viabilidad económica y financiera para cada país miembro, a fin de crear una coherencia entre ellos y facilitar el comercio interior, así como fuera del dominio del ‘bricso’. A medida que nuestras economías se desarrollen, podemos considerar otras medidas para adaptarse a la nueva dinámica, al igual que -como se mencionó antes- la emisión de papel moneda común”, continúa Jintao en el discurso imaginario propuesto por Koening, que sitúa el valor hipotético del ‘bricso’ en 10 dólares.


Comenta que los medios de comunicación occidentales describirían la medida como un ataque contra el dólar o “terrorismo financiero”. “La historia es escrita por los vencedores y si el Brics gana esta guerra financiera, los líderes del movimiento antidólar serán aclamados como héroes. Dadas las atrocidades financieras que Occidente ha cometido contra el mundo, se puede asumir que un acto tendiente a desmantelar el sistema financiero mundial es, en realidad, un acto en defensa propia”, esgrime el economista.


“El segundo paso importante que estamos anunciando -también desde el 1 de enero de 2014- es que el Brics, además de Irán y Venezuela, van a vender sus hidrocarburos -petróleo y gas- en ‘bricsos’, en la recién creada Bolsa de Petróleo de Shanghái. De hecho, todos los países productores de petróleo que deseen operar en todas las otras monedas, a excepción del dólar, pueden hacerlo en la Bolsa. La razón para abandonar el dólar como moneda de comercio de petróleo es su volatilidad, pues ha perdido valor y confianza en las últimas décadas, está asediado por la enorme deuda y no tiene un verdadero respaldo económico. Muchos productores de petróleo consideran que su riqueza de hidrocarburos está en riesgo”.


El presidente de Rusia, Vladímir Putin, tampoco se quedaría al margen -según el guion- y abogaría por las medidas anunciadas: “Si EE.UU. optó por esta forma de vida, una vida con deuda y muy por encima de sus posibilidades -un 5% de la población mundial está consumiendo casi 30% de los recursos del mundo-, se puede considerar que sea su privilegio. Pero no lo es, ya que se ha convertido en una carga para el resto del mundo y el planeta. Esta forma de vida está mermando rápidamente los recursos de la Tierra destruyendo el medio ambiente por un saqueo sin límites de los recursos naturales no renovables y las guerras”.


Koenig concluye que este anuncio “golpearía a la economía estadounidense, rompe la moral de los vasallos de EE.UU. en todo el mundo y es probable que cree un pánico masivo. La esencia del mensaje del grupo está clara: este es el fin del mundo tal y como lo conocemos”.


Para el exfuncionario del Banco Mundial, las siguientes 24 horas serían de auténtico desconcierto. Los medios se volverían locos y la gente sentiría miedo y especularía sobre el futuro económico.


Pasadas 48 horas, los mercados de valores occidentales se derrumbarían literalmente. Las autoridades optarían por cerrar los bancos ante el caos ocasionado por la noticia. Diez días después, la gente, sin dinero para comprar comida y otros artículos de primera necesidad, tomaría las calles. Las entidades bancarias abrirían de nuevo pasado un tiempo, y con estrictos límites para la retirada de dinero.


Koening, dice que visualizar un escenario ficticio como este, no resulta tan difícil en la actualidad. De hecho, uno podría especular que los sistemas bancarios de la Unión Europea y EE.UU. se han estado preparando para una crisis de tal magnitud, y menciona el reciente colapso del sistema bancario chipriota. Menciona que algunos gobiernos europeos, especialmente los de los países más débiles de la eurozona, estudiarían salir del euro, volver a las monedas que tenían antes y nacionalizar sus bancos. La medida les permitiría imprimir su propio dinero y estimular la economía local con un sistema bancario nacional que promovería la producción y el consumo interno, creando así puestos de trabajo y restableciendo la confianza en la sociedad.


El autor advierte que EE.UU. ordenaría al FMI volver a introducir el patrón oro a una tasa arbitraria de 2.000 dólares la onza y con un endeudamiento a una relación de 10 a 1. Las entidades financieras se dividirán en banca de inversión y comercial tradicional, lo que supondría el retorno de la ley Glass-Steagall, que introdujo reformas bancarias y que Bill Clinton derogó en 1998.


Los productores de petróleo de Estados del Golfo se apresurarían a convertir sus reservas de dólares en ‘bricsos’ o euros.


A los seis meses, Grecia, España, Portugal, Italia e Irlanda optarían por salir de la zona euro y reiniciar su economía con sus propias monedas, algunos de ellos, buscando en silencio una alianza con los países Brics. “En este escenario, la ruptura de la eurozona se vuelve casi inevitable, ya que los mecanismos de coerción económica utilizados por la Comisión Europea se ‘atascarán’ por la crisis resultante”, afirma Koening.


“Lo que quedase de la ‘economía de mercado’ globalizado occidental cojearía”, pero los Brics y sus dos miembros asociados, Venezuela e Irán, se recuperarían rápidamente, ya que su nueva moneda les daría un impulso en la economía mundial.


A lo largo del primer año, Indonesia y Malasia se unirían al bloque. El mercado de esos países crecería casi exponencialmente, no solo en la producción y el consumo, sino también en el campo de la investigación, sobre todo, de fuentes de energía alternativas y renovables.


No depender de combustibles fósiles se traduciría en autonomía política y allanaría el Brics y sus aliados lograrían la autosuficiencia alimentaria.


A principios de 2015, se iniciarían las negociaciones para que el euro se sumase a la cesta ‘bricso’. Los europeos necesitarían vender sus productos a los países del grupo y comprar hidrocarburos a la espera de que las energías renovables viables fueran comercializables.


En 2015, el comercio de hidrocarburos en dólares disminuiría gradualmente. A estas alturas, el ‘bricso’ contaría con el respaldo de nueve naciones, las economías de los cinco países que lo conforman, junto con Irán, Venezuela, Indonesia y Malasia. Mongolia, con una economía de rápido crecimiento, también intentaría aliarse.


A medida que más países operasen en ‘bricsos’, la moneda se fortalecería y se convertiría en una reserva sólida y de referencia para muchas naciones que no integran el grupo.


De 2015 o 2016 en adelante, la gente tomaría conciencia sobre la protección del medioambiente y la justicia social, conceptos clave en la educación y la cultura. Al mismo tiempo, una nueva forma de pensar surgiría entre las nuevas generaciones, que serían cada vez más conscientes de que lo realmente importante no es lo material, sino la cooperación, la solidaridad y la paz.


El artículo señala que desde aproximadamente el año 2020 se percibiría un importante cambio de los valores materiales a los de la vida humana. La protección de las especies, el medio ambiente y los recursos cobrarían cada vez más fuerza. Y, garantizar una buena educación y servicios sanitarios para todos, sería considerado como algo fundamental.


El valor de las economías dejaría de ser lineal, material y medible (como lo es actualmente con el PIB) e incluiría estándares de bienestar, como la capacidad de resolución de conflictos. “Sería, concluye, un nuevo sistema monetario y económico muy alejado de las guerras y los conflictos motivados por la codicia”.


Para el analista ecuatoriano Jorge Orbe, la tendencia de los Brics es reemplazar el dólar con su propia moneda, no en el corto plazo, pero sí dentro de cinco o 10 años. “Esto beneficiará a la economía mundial el momento en que se deje de depender de la emisión ‘fraudulenta’ de dólares que hace la Reserva Federal de EE.UU”.


Explicó que el instante en que se prescinde del billete verde, se obliga a EE.UU a asumir una política monetaria responsable, porque los efectos inflacionarios “ya no se desperdigan por todo el mundo”.


En este escenario, los Brics atan cabos frente al dólar, creando una red de contención para resistir la volatilidad de la moneda estadounidense.


Bajo la convocatoria del G 20, que integra a las 19 economías más grandes junto con el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, los Brics se reunieron a inicios de septiembre en San Petersburgo y coincidieron en la urgencia de concretar un Acuerdo de Contingencia de Reservas (CRA), porque sus monedas han perdido valor frente al dólar.


De enero a agosto el real se depreció 17,4%; el rublo, 8,4%; la rupia de India, 17,2%; y el rand de Sudáfrica, 20%. La excepción es el yuan (reminbi) de China, con una ligera apreciación de 2,4% durante el mismo periodo. La depreciación de las monedas se produce por efecto del alza de las tasas de interés de largo plazo en EE.UU. El CRA quedaría constituido por 100 mil millones de dólares; con aportes de China, 41 mil millones; Rusia, India y Brasil, 18 mil millones cada uno; y Sudáfrica, 5.000 millones. Así, el bloque busca crear una red de seguridad financiera que, dadas sus barreras geográficas, resista mejor los efectos de la volatilidad del dólar.


Los brics poseen reservas internacionales en abundancia que, en conjunto, alcanzan a casi 5 billones de dólares. Con 16% de estas reservas –800 mil millones de dólares–, su CRA rebasaría los fondos totales del FMI, algo inédito.


Sin embargo, falta mucho por hacer y todo indica que las negociaciones de esta iniciativa (impulsada por India) se retomarán en la sexta cumbre a realizarse en Fortaleza, Brasil, en 2014. En el gráfico 1 se aprecia la situación de los cinco Brics.

Orden injusto e inmoral

Desde la perspectiva del presidente Rafael Correa, el orden mundial no cambiará en un futuro cercano. “Somos idealistas con los pies bien puestos sobre la tierra. El orden mundial no solo es injusto, sino inmoral, y lo cambiarán los ciudadanos del primer mundo, cuando se den cuenta que son víctimas del imperio del capital”.


“Desde Ecuador -enfatizó- no aspiramos cambiar el orden mundial, sino proteger a nuestros pueblos de esta injusticia, y para eso, se requiere la integración latinoamericana, para unidos ser más fuertes y tener mayor presencia internacional”.


Según el mandatario, EE.UU. se cree el árbitro del bien y del mal, expresado en su política internacional. “Nosotros somos partícipes de un mundo multipolar, democrático, donde se actúa en base a reglas de juego y no un gobierno de un país que se cree superior al resto del mundo, y al mismo tiempo caiga en tremendas contradicciones como el espionaje masivo que se ha evidenciado últimamente”, dijo.


Al inicio decían que el espionaje era necesario para combatir el terrorismo, “no sé si Angela Merkel (canciller alemana) será terrorista, pero el espionaje se ha aplicado para asuntos económicos y beneficio de las transnacionales de Estados Unidos”.


Sostuvo que si ese espionaje lo hubieran hecho Venezuela, Rusia, Ecuador o Cuba ya “seríamos dictadores, criminales y llevados a la Corte Internacional de La Haya”. Pero en este caso, “no va a pasar nada, porque la justicia internacional no es otra cosa que la convivencia del más fuerte, y EE.UU. es el más fuerte”.


En ese contexto, los Brics también están cada vez más cerca de crear un nuevo sistema que garantice el acceso a Internet, sencillo y barato, a millones de personas. Con ello se pondría fin a la hegemonía de EE.UU. en la Red.


El sistema se llama Brics Cable y está formado por cables de fibra óptica de 34 mil kilómetros de longitud, con una capacidad de 12,8 terabytes por segundo, que unirá a Rusia, China, India, Sudáfrica y Brasil con EE.UU. (gráfico 2). Ofrecerá acceso inmediato de los países del bloque a 21 naciones africanas y permitirá que estos territorios tengan ingreso a las economías de los Brics. Las etapas de planificación y factibilidad comenzaron en marzo de 2011, pocos meses después de la admisión de Sudáfrica en el grupo económico, y se estima que el sistema entrará en funcionamiento a partir del segundo semestre de 2014.


De hecho, inversores de todo el mundo han mostrado su interés en este proyecto sin precedentes.


La infraestructura ayudaría a combatir el trabajo de espionaje que ha venido realizando la agencia estadounidense encargada de interceptar las comunicaciones (NSA). En la actualidad, el bloque Brics está conectado entre sí a través de centros de telecomunicaciones ubicados en Europa y EE.UU.

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