Un estudio reciente de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), denominado Cambio estructural para la igualdad, muestra cómo la región se rezagó en términos de productividad laboral frente a los países del Asia en desarrollo (Filipinas, Hong Kong, Indonesia, Malasia, Corea del Sur, Singapur y Tailandia). En el gráfico 1 se observa la ampliación de la brecha de productividad en los últimos 30 años. Al comparar, para un período similar, el desempeño de ambas regiones en el comercio mundial, se tiene que, mientras el Asia en desarrollo aumentó la importancia de las exportaciones tecnológicas en su canasta de exportaciones y ganó participación en las exportaciones mundiales, América Latina, en contraste, incorporó muy poca tecnología en sus exportaciones y apenas mejoró su participación en el mercado mundial.

Por otro lado, en la región se constata una amplia brecha de productividad entre el estrato de empresas de alta productividad y los estratos de empresas de mediana y de baja productividad. La productividad laboral del estrato alto de empresas es 4,4 veces la del estrato medio y 16,3 veces la del estrato bajo. Por último, en nuestros países la producción interna tiende a concentrarse en los estratos de alta productividad, mientras el empleo lo hace en el estrato de baja productividad. Este es un rasgo de la heterogeneidad productiva de las economías de la región (gráfico 2). Modificar estos problemas estructurales constituye un gran desafío y ha sido el objeto de estudio de las teorías del desarrollo.

Ecuador requiere que los incrementos en la productividad no se basen en la explotación laboral ni en el deterioro del ambiente, y que se generen tanto para la producción interna como externa.

El incremento de la productividad es clave para impulsar el crecimiento económico. Una simple descomposición contable del producto interno bruto per cápita muestra que este depende directamente del aumento de la tasa bruta de participación (población económicamente activa respecto a la población total), del incremento de las productividades laborales de los distintos sectores económicos y de la reasignación de empleo de sectores de baja productividad a sectores de alta productividad. En consecuencia, la estrategia nacional para el cambio de la matriz productiva tiene el reto de reducir ambas brechas de productividad: la externa con los países desarrollados y la interna entre sectores económicos y entre empresas de diverso tamaño en el país. 

El Ecuador requiere de mayor crecimiento económico, pero este debe basarse en una nueva estructura de producción, con mayor productividad e intensidad tecnológica y de conocimiento, que simultáneamente genere empleo de calidad e inclusión. Las mejoras de productividad aumentarán los ingresos, los cuales deben distribuirse de una manera socialmente justa entre el capital y el trabajo. Allí hay espacio para políticas salariales y laborales activas.

El país requiere que los incrementos de productividad no se basen en la explotación laboral ni en el deterioro del medioambiente, y que se generen tanto en la producción destinada al mercado interno como en la orientada al mercado externo, esto último sobre todo en una economía oficialmente dolarizada.

$ 276 millones en inversión extranjera directa llegaron a Ecuador en el II trimestre de 2013, un 142% más que el trimestre anterior.