Publicidad

Ecuador, 04 de Octubre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Comparte

Salinger vs. Salerno

Salinger vs. Salerno
03 de febrero de 2014 - 00:00

Documental de Shane Salerno sobre Salinger.

Cuentan que J.D. Salinger quedó tan decepcionado con la adaptación cinematográfica que Samuel Goldwyn produjo en 1949 basada en su cuento El tío Wiggly en Connecticut, que decidió jamás volver a ceder los derechos para adaptar su obra al séptimo arte. Aquella radical respuesta tenía un justo motivo: el filme My Foolish Heart –que incluso consiguió dos nominaciones al Oscar– era un melodrama del montón que carecía de toda la sutileza presente en el manuscrito original. Desde ese entonces, directores de la talla de Billy Wilder, Elia Kazan y Steven Spielberg intentaron infructuosamente seducir al narrador para que cediera los permisos para llevar al cine alguno de sus textos.

Sin embargo mediante aquel veto el escritor no logró zafarse de los intentos de terceros por trasladar su propia biografía a la pantalla grande. Justo a tres años de su deceso, ocurrido el 27 de enero de 2010, se anunció con bombos y platillos el lanzamiento de Salinger, documental dirigido por Shane Salerno que revelaría sabrosos datos acerca del elusivo cronista estadounidense. El registro prometía imágenes inéditas y entrevistas exclusivas con su círculo más íntimo.

Estrenado en EE.UU. en septiembre de 2013, el filme, a pesar del tibio recibimiento que tuvo por parte de la crítica, se anotó dentro de las 10 producciones de no ficción más taquilleras del año. La razón: el potente arrastre que el autor de El guardián entre el centeno genera hasta el día de hoy en su país de origen. Un fanatismo colectivo que hizo la vista gorda a un inconsistente relato que a ratos pareciera elaborado para la franja estelar de un programa de farándula.

Desde pequeño, Salerno desarrolló una fascinación especial por Salinger. Fue su madre quien lo introdujo en el universo de Holden Caufield, un personaje que lo cautivó “por su prosa divertida y perversamente precisa a la hora de diseccionar al ser humano”. A partir de ese momento su entusiasmo por el trabajo del autor de Nueve Cuentos no se detuvo. Leyó todos sus relatos y cuanta semblanza existiera sobre él. Y quedó cautivado por la idea de que, tratándose de un artista brillante, de un día para otro dejara de publicar, pero que a pesar de ello continuara escribiendo con dedicación desde el encierro. Este productivo alejamiento de las lumbreras, sumado a su sangriento paso por la Segunda Guerra Mundial – Salinger debutó en combate justo en el Día D – fueron motivaciones suficientes para que este fiel seguidor deviniera años más tarde en el más popular de los biógrafos que Salinger ha tenido.

 

Una chica que conocí*

“El apartamento de abajo tenía el único
balcón del edificio. Vi a una chica parada allí,
completamente sumergida en una piscina de
crepúsculo otoñal. No estaba haciendo nada
que yo pudiese ver, excepto estar ahí, apoyada
contra la barandilla del balcón, sosteniendo
todo el universo. La manera en la que el perfil de su rostro y su cuerpo se refractaba en el espeso atardecer me hacía sentir algo embriagado.

Después de unos cuantos segundos palpitantes, le dije hola. Entonces alzó su mirada hacia mí, y aunque parecía decorosamente sobresaltada, algo me decía que no estaba demasiado sorprendida de que la haya escuchado cantar la pieza de Boswell.

Esto no importaba, por supuesto. Le pregunté,
en mi espantoso alemán, si podía acompañarla
en el balcón. La petición obviamente la desconcertó. Me respondió, en inglés, que no creía que a su fahzzer le gustaría que yo bajase a verla. En este punto, mi opinión sobre los padres de las chicas, que había sido baja durante años, tocó fondo. Pero de todas formas logré asentir la cabeza, aunque sin ganas, en señal de que comprendía”.

*Fragmento de un cuento de J.D. Salinger
originalmente publicado en la revista Good
Housekeeping, en febrero de 1948. Léalo
completo mañana en nuestra edición web.
Traducción de Maite Arias.
Pero, ¿era necesario realizar otro estudio más existiendo cientos de libros dedicados a este ícono de la literatura del siglo XX? Según Salerno, sí. Y para no correr riesgos en caso que la taquilla cinematográfica le fuera esquiva, apostó por partida doble: en paralelo al documental, el realizador se alió con el escritor superventas de The New York Times, David Shields, y publicaron en librerías una extensa biografía de cerca de 700 páginas con aspectos íntimos de la vida de Salinger. Mencionan, por ejemplo, la relación del artista con sus amistades y amores, y cómo muchos de estos inspiraron a sus personajes; sus matrimonios y el distante trato con sus hijos, y su exploración en múltiples religiones, dejando entrever que el budismo zen fue una pieza clave detrás de su vida de enclaustramiento. Para elaborar esta suculenta semblanza, Salerno realizó más de 200 entrevistas a familiares, amigos, compañeros de armas, vecinos y colegas del fallecido narrador.

Parte de ese registro periodístico también aparece en el documental, al que se agrega un listado de celebridades e intelectuales, como los actores Philip Seymour Hoffman, Edward Norton y Martin Sheen, y los escritores David Milch, Robert Towne y Tom Wolfe, todos ellos dando testimonio de cómo Salinger influyó en sus carreras. Según afirman muchos de los encuestados, El guardián entre el centeno marcó un antes y un después en sus vidas, sobre todo por el hecho de que la novela reflejaba desde los ojos de un perspicaz joven cómo EE.UU. perdía progresivamente su mente y su alma.

Salinger vs. Salerno

No cabe duda de que el trabajo de Salerno fue intenso. Mal que mal, dedicó 10 años de su vida en producir todo este material. Sin embargo, como dice el refrán, quien mucho abarca, poco aprieta. Y es en el exceso de información donde Salinger, el documental, deja al descubierto su talón de Aquiles. Porque un relato de peso no se sostiene solamente gracias a un cúmulo de entrevistados de interés. Ni menos por el solo hecho jactancioso y sensacionalista de mostrar “imágenes nunca antes exhibidas”. Antes de aquellos elementos, una correcta narración debe afirmarse sobre cierta estructura lógica. Y aquí pareciera que la glotonería de Salerno por digerir toneladas de datos empuja la historia cada vez más lejos de las que eran sus interrogantes iniciales.

¿Qué paso con Salinger? ¿Por qué decidió esconderse y dejar de publicar? A esta altura poco importa. Porque si antes parte de la magia de esas respuestas podía desprenderse releyendo entre líneas sus textos, hoy un megalómano detective llamado Shane Salerno se ocupó de esclarecer las razones de aquel retiro. Y lo hizo, según sus propias palabras, con el fin de “darle una nueva visión a su obra”. ¿Pretensiones de un fanático o datos de utilidad pública? Me quedo con lo primero. Y cito al propio Salinger para cerrar: “Puede que pretenda mostrar preguntas en mis textos pero no pretendo en lo absoluto darles respuesta a estas”.

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media