Hablar de Miguel Donoso Pareja (Guayaquil, 1931) es hablar de uno de los escritores más importantes de nuestro país, y sin entrar en denominaciones cliché, podríamos decir que su literatura es parte fundamental de nuestro imaginario cultural, de nuestro acervo.

Hace poco, durante la última FIL_de Quito, se le hizo un justo homenaje con motivo de la edición de todos sus cuentos por parte de Fondo de Cultura Económica. A ese homenaje vino, desde México, el escritor Juan Villoro, que recordó en una emotiva ceremonia la época en que era tallerista de Miguel Donoso.

La obra narrativa de Donoso ha transcendido fronteras, es verdad.

Pero poco se habla, o se hablaba, de la obra ensayística y de crítica del escritor guayaquileño. Sus ensayos, dispersos, hoy han sido recogidos, afortunadamente, por editorial_Mar Abierto, en una publicación al cuidado de Alexis Cuzme y prologada por Paúl Puma.

Donoso Pareja es ácido, al máximo, en su crítica literaria, durante su revisión de los autores que han publicado en los últimos 50 años. Pasa revista a la novela y al cuento, y ese mismo espíritu crítico fue el que trató de contagiar a sus alumnos en los talleres, incluyendo a Villoro y es que “No hay mayor demostración de generosidad intelectual que la corrección”, dijo de su maestro el mexicano, durante el homenaje.

Según Puma, quien ha estudiado ampliamente la obra de Donoso Pareja, la crítica literaria del guayaquileño apunta a una deconstrucción del texto que tiene que ver con la indagación metatextual y de motivos, de la forma que se dice y expresa a sí misma.

Quizá muchos no concuerden con la apreciación que hace Donoso sobre algunas obras literarias, es natural, pero sus ensayos sobre literatura ecuatoriana ponen de manifiesto la voluntad crítica de ver más allá de los amiguismos y de la cercanía entre escritores, así como ponen sobre el tapete los nombres que, aunque no sea creíble, van borrándose de la memoria colectiva por la falta de lectores y de información.

En su ensayo sobre la condición del Ecuador como nación esquizofrénica, Donoso Pareja ya esgrime argumentos históricos para explicar el porqué de esta tierra dividida, enfrentada, de forma radical; costeños y serranos se identifican por su alteridad, por su diferencia, pero bajo un mismo nombre, que, como dirá Jorge Enrique Adoum, no responde sino a un criterio absurdo, pues nadie elige llamarse ‘Paralelo’ o ‘Meridiano’. Pero Donoso llega a estas conclusiones tras sospechas, tras mostrarle al lector, con toda la ironía posible, que el Ecuador tiene una identidad, escondida, que sus propios habitantes no saben bien adónde ha ido a parar.

Esta publicación de Mar Abierto es una apuesta osada, sin duda, pero certera en el panorama editorial del país que aún no cosecha lo suficiente en el terreno del ensayo, mucho menos del ensayo literario.

Nuestro mercado editorial está repleto de publicaciones de poesía, algunas acertadas, otras no tanto; la narrativa hoy está en auge, los cuentos y las novelas se publican ya con frecuencia en el país. Pero aún el ensayo no se cultiva lo suficiente, por tanto, revivir estos textos de Miguel Donoso Pareja es un ejercicio editorial loable, por decir lo menos, para impulsar la escritura y publicación de este género. Por supuesto, también para acicatear el espíritu crítico de quienes se mueven en el mundo de las letras.

Es necesario que los críticos contemporáneos lean este libro, para empaparse de criterios, para compararlos, debatirlos, sobre todo, pues en el debate está el detonante del pensamiento.

Una obra indispensable para quien quiera indagar en los estudios literarios en nuestro país y en el género del ensayo.