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La línea imaginaria que divide los mundos. Sobre Aqua d’Or, de Renato Ortega Fenner

La línea imaginaria que divide los mundos. Sobre Aqua d’Or, de Renato Ortega Fenner
30 de marzo de 2015 - 00:00

De la historia a la ficción, de la ficción a la historia.

En 1735 arribó a la Audiencia de Quito la Misión Geodésica. Entre los sabios que llegaron se encontraba el botánico francés Joseph de Jussieu, personaje histórico que ahora hace las veces de narrador de ficción en esta obra.

La novela está contada a través de los diarios de Jussieu, testigo, protagonista de este viaje para encontrar una línea imaginaria, la línea que, de cierta forma, representa la división de los dos mundos, el antiguo, la segura Europa, y el Nuevo Mundo, América, tierra que se convirtió en su hogar durante 36 años.

Que Jossieu se quedó en estas tierras es un hecho histórico, pero hoy, gracias a esta novela histórica es posible adentrarse en una época, en una ciudad, en el pensamiento de los hombres y mujeres, matizando los hechos históricos con diálogos ficcionales.

De los capítulos que llaman la atención es el que está dedicado a la fatal corrida de toros en_Cuenca, donde uno de los miembros de la Misión, el cirujano Jean de Seniergues, fue asesinado a manos de una muchedumbre enardecida. La historia oficial dice que fue por una señora de apellido Quesada que había estado envuelta en un compromiso roto. En esta narración, es posible acercarse a aquel día:

“Había llegado el momento en que los dos hombres provocadores, envalentonados por el alcohol, avanzaran con las espadas desenvainadas en dirección a De Seniergues, a quien sorprendieron distraído mirando al frente, sólo preocupado de la caída de su suegro. Pero Severiano Neira y Estanislao León llevaban un gran impulso y al llegar a su enemigo, antes de que éste compusiera su figura, luego de un resbalón, se abalanzaron al unísono y lo hirieron repetidamente hasta que Jean cayó de espaldas. Rodó por el piso de madera y finalmente se desplomó entre las tablas separadas desde una altura de más de dos metros”.

Más adelante, Jossieu cuenta que volvió a encontrarse a Manuela Quesada y con su hija, y que ella aún conservaba el recuerdo de su amado Jean. Así, la historia queda impresa de otra forma, más humana, cercana, aunque las verdaderas causas del asesinato de Seniergues no hayan sido clarificadas.

Este y otros episodios están novelados, durante toda la travesía de los europeos por la Audiencia, un viaje que en Europa quizá no tuvo la importancia que sí tuvo en estas tierras, al otro lado de las líneas imaginarias y el océano.

El encuentro de dos mundos es lo que está narrado en estas páginas, la vida de seres humanos reales, que alguna vez caminaron por los mismos caminos que recorremos hoy y que contribuyeron a tejer la historia de nuestro país, aunque hayan venido de lejos.

Gracias a la ficción, las líneas imaginarias, las que separan también las épocas, no existen ya y gracias a esta obra, la voz de Joseph de Jossieu, de identidad casi oscura en la historia, se vuelve relevante, la voz de un hombre capaz de dar testimonio de su tiempo para los lectores del futuro.

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