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La imagen detrás de la imagen, y el reflejo. Sobre El espejo en el espejo, de Michael Ende

 La imagen detrás de la imagen, y el reflejo. Sobre El espejo en el espejo, de Michael Ende
25 de mayo de 2015 - 00:00

Explorar el límite entre el sueño y la vigilia es algo que el hombre se ha propuesto desde hace siglos, a través de la religión, de la razón, la ciencia, y el arte, por supuesto. En el arte, esta exploración, extrema, se llamó surrealismo en la pintura, y luego, a raíz de esta propuesta, nació la literatura surrealista, en la que algunos autores conjugaron las imágenes más improbables con las escenas de la vida cotidiana. Más allá de la ciencia ficción, esta es una propuesta que apunta a la contemplación de otras dimensiones de la realidad, como posibles y válidas dentro de la vida cotidiana.

A Michael Ende (1929-1995) se lo conoce por sus libros La historia sin fin, y por Momo, ambos textos dirigidos para niños, y este libro, El espejo en el espejo podría, asimismo, ubicarse en ese género literario. Pero la verdad es que esta obra de Ende puede ser leída por cualquier persona, de cualquier edad —sin entrar en clichés sobre atemporalidad y la eterna inocencia de algunos adultos—, porque el requerimiento para adentrarse en estos relatos es el gesto, hacia uno mismo, de hacerse preguntas: ¿quién soy?, ¿qué soy?, ¿qué sitio es este?, ¿quién es el otro, no seré yo mismo? Y así, volver a la primera pregunta, sobre la propia identidad, en un recorrido laberíntico un poco angustiante, pero catártico, a la vez, como si en cada recodo de un camino el lector pudiese encontrar respuestas, o desprenderse de las preguntas, como si de ropajes y abalorios innecesarios se tratase.

Siempre se ha dicho que una antología de cuentos puede leerse sin orden específico, pero en este caso, habría que hacer una recomendación, empezar por el primero, valga la redundancia, la historia de Hor: un ser —no hay cuerpo, no hay forma, solo el nombre— que deambula por una construcción —no se nombra, no se da su ubicación— de pasillos continuos e interminables, con habitaciones ciegas. Después de la lectura de este texto, es posible iniciar una lectura aleatoria de los textos, para responder las preguntas que surjan, que hayan desembocado de la recepción del primer texto.

Este texto de Michael Ende está íntimamente ligado a las obras de su padre, el pintor surrealista Edgar Ende (1901-1965), cuyas obras fueron prohibidas en la Alemania nazi por ser consideradas ‘obscenas’. Más allá de los conceptos de moral y verdad se encuentra el sueño, la percepción del ser humano de su entorno, en todas sus dimensiones, y su posterior expresión, en imágenes, que parecen inconexas, absurdas, y que, sin embargo, son las representaciones del mundo que se despojan de la atadura de la lógica, de la razón.

Los textos de El espejo en el espejo pueden ser leídos a cualquier edad, y repetir la lectura, pues solemos olvidar las respuestas.

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