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El Telégrafo
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La falsa elegancia

La falsa elegancia
25 de noviembre de 2013 - 00:00

Varias veces ya he hablado en esta columna sobre la necesidad de economizar en la lengua, no solo por cuestión de espacio, sino porque mientras más sencillo sea el mensaje, más fácil será para nuestros interlocutores entenderlo. Sin embargo, muchas veces tendemos a pensar que lo más efectivo y ‘rico’ es aquello que está lleno de adornos, de vueltas y de expresiones complicadas, es decir, que mientras más enrevesado y rimbombante sea el discurso, más evidente es nuestro nivel de cultura. Entonces, para demostrar que somos ‘cultos’, tomamos de nuestro cajón de sastre frases redundantes y a veces hasta ridículas, y hoy, precisamente, revisaremos algunas de estas.

En primer lugar, tenemos la manida expresión ‘al interior de’. Resulta que todo ocurre ‘al interior’: ‘Al interior de una bodega se encontró droga’, ‘Las reformas se discuten al interior de la comisión’, ‘No hay consenso al interior del pleno’, y muchos ejemplos más. Esta expresión tan desagradable pero tan usada puede ser reemplazada fácilmente por la preposición ‘en’ o, si usar una sola palabra le parece demasiado simple, por la expresión ‘dentro de’: ‘Dentro de una bodega se encontró droga’, ‘Las reformas se discuten en la comisión’, ‘No hay consenso en el pleno’. Mucho mejor, ¿cierto?

Otro caso muy común es aquel de ‘con destino a’, por ejemplo: ‘La Selección viajó con destino a Brasil’, ‘Él se dirigió con destino a su casa’ o ‘La llevaron con destino a Cuenca’. Esta es una expresión redundante, pues, obviamente, al dirigirse o viajar a alguna parte uno siempre cuenta con un destino determinado. Para evitar esta expresión, basta con las preposiciones ‘a’ o ‘hacia’, que expresan dirección: ‘La Selección viajó a Brasil’, ‘Él se dirigió hacia su casa’ o ‘La llevaron a Cuenca’. Estas últimas oraciones son mucho más sencillas y no alardean de ninguna falsa ‘elegancia’.

También encontramos el caso de ‘al momento’, que suele usarse erróneamente y genera frases como estas: ‘No hubo inconvenientes al momento del partido’ o ‘Al momento no se han reportado víctimas’. Recordemos que la locución ‘al momento’ no es incorrecta, pero solo se usa cuando equivale a ‘inmediatamente’, y en las oraciones anteriores no encontramos esta equivalencia. En el primer ejemplo, lo correcto es usar las preposiciones ‘durante’ o ‘en’, y en el segundo, reemplazar ‘al momento’ por las locuciones ‘hasta ahora’ o ‘por el momento’.

Para terminar, otra de estas frases complicadas es aquella de ‘la noche de ayer’. En español, contamos con una palabra para evitar este circunloquio: ‘anoche’. Entonces, en lugar de ‘La reunión terminó la noche de ayer’, es mucho mejor decir: ‘La reunión terminó anoche’. Como vemos, en muchas ocasiones el mensaje más elegante no es el más adornado y confuso, sino aquel que llega con sencillez al destinatario.

 

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