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Género y sexo

Género y sexo
27 de enero de 2014 - 00:00

Muchas veces se suele pensar que género y sexo son sinónimos, pero en realidad no es así. Mientras el sexo se refiere solo a las características biológicas que diferencian a los seres vivos entre masculino y femenino, el género se refiere a las propiedades que caracterizan a un determinado conjunto de seres u objetos. Como nos explica el Diccionario Panhispánico de Dudas de la RAE (DPD), los seres vivos se distinguen por sexo, mientras que las palabras tienen género. En español contamos con 2 géneros: masculino y femenino; otras lenguas, como el alemán, cuentan además con el género neutro.

En nuestro idioma existen maneras claras de comprobar el género de los sustantivos, sobre todo (en la mayoría de los casos) por sus terminaciones: -a para el femenino y –o para el masculino. Además, otros elementos como los artículos nos permiten determinar cuál es el género de cierta palabra. Sin embargo, en ciertas ocasiones no son suficientes estos elementos para reconocer el género de algún vocablo, esto sucede cuando nos encontramos con sustantivos epicenos. Los sustantivos epicenos son aquellos que designan a seres animados y que, aunque se refieran a seres de ambos sexos, no tienen variación en cuanto al género. Por ejemplo, son sustantivos epicenos avestruz, víctima, persona, animal, tiburón, hormiga, personaje. En estos casos, como nos indica el DPD, la concordancia está determinada por el género y no por el sexo. Por ejemplo, no podemos decir ‘La personaje de la obra está embarazada’ o ‘El víctima del accidente sobrevivió’, aunque nos refiramos a una mujer y a un hombre, respectivamente. Tanto el artículo como el adjetivo deben concordar con el género de la palabra, lo correcto, entonces, es: ‘El personaje femenino de la obra está embarazado’ y ‘La víctima masculina sobrevivió’.

Como podemos ver en los ejemplos del párrafo anterior, una manera de determinar el sexo de las personas a las que se refieren las oraciones es incluir las palabras femenino o masculino, pero los determinantes (el, embarazado y la) siempre deberán concordar con el género de la palabra. Si se quiere explicitar el sexo de animales designados por sustantivos epicenos, se debe incluir las palabras ‘macho’ o ‘hembra’. Por ejemplo: ‘Las avestruces machos salieron despavoridas’ o ‘Encontraron a un tiburón hembra muerto en la orilla’. Vemos también cómo en estos ejemplos los artículos (las y un) y los adjetivos (despavoridas y muerto) concuerdan con el género de los sustantivos epicenos y no con el sexo de los animales.

No hay que confundir a los sustantivos epicenos con aquellos que son comunes en cuanto al género. Estos últimos sí presentan variación en los determinantes aunque no cambian de forma, de hecho, son los determinantes los que indican el género. Por ejemplo: el/la analista o el/la pediatra. Sin embargo, ya dedicaré otra columna a este asunto.

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