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Personaje

François Maspero: traducción, resistencia y literatura

Foto: AFP, 1967.
Foto: AFP, 1967.
20 de abril de 2015 - 00:00

François Maspero (París, 1932-2015) tenía en su genética y en su tradición familiar el sino de la resistencia, de la lucha, a través de los medios que estuvieran a su alcance. Sus padres, ambos pertenecientes a la resistencia, fueron enviados a campos de concentración nazi. Su madre volvió, pero su padre murió en el campo de Buchenwald. Milagrosamente, François se libró del destino de su familia —su hermano fue asesinado por los nazis cuando peleaba junto a los norteamericanos, a los 19 años—, pero la tragedia familiar lo marcó de por vida. “Como si fuese una comadrona, puesto que tengo el privilegio de recordar mi nacimiento, recuerdo el rostro de un agente de la Gestapo”, escribe Maspero en un relato autobiográfico, ‘Las abejas y la avispa’. Y es que para Maspero había un antes y un después, dos nacimientos, el real, y el que lo arrojó al mundo, cuando fue separado de su familia por la brutalidad de los nazis.

Estaba destinado al mundo cultural, siendo su abuelo un reconocido egiptólogo, y su padre sinólogo. Pero a él los estudios de etnología le fallaron. Optó —por buena suerte—  por el camino de las letras.

Muy joven abrió una librería en el barrio latino de París, La alegría de leer, que en la década de los años setenta se convirtió en un punto de encuentro para los intelectuales de izquierda.

Luego, Maspero abrió la casa editorial que llevaba su apellido, y desde la que militó activamente. La primera obra editada fue, en 1958, un ensayo escrito por el dirigente del Partido Socialista Italiano, Pietro Nenni. Las dos primeras colecciones de la editorial —Cuadernos libres y Textos de apoyo— estaban centradas en la guerra de Argelia, desde un punto anticolonialista, lo que le valió a Maspero la censura de varios de sus libros. El otro eje de las colecciones era el carácter contestatario del Partido Comunista Francés frente al estalinismo. Maspero ni siquiera pudo sortear la censura y las denuncias a pesar de que Jean Paul Sartre prologase alguna de las obras de la editorial. Y sin embargo, autores como Régis Debray publicaron sus obras en la colección Cuadernos libres.

Algunos historiados e intelectuales de renombre también publicaron con la casa Maspero, como Pierre Vidal-Naquet, Jean Pierre Vernant y Philippe Jaccottet. Un joven Georges Perec publicó por primera vez gracias a Maspero, en la revista Partisans (Partisanos), creada en 1973.

En 1967, la editorial lanzó la Pequeña colección Maspero, una línea en formato de bolsillo y de precio accesible, con muchísimos títulos sobre teoría política de izquierda. Entre sus autores, se encontraban Mao Tsé Tung, Georg Lukacs, Ho Chi Minh, Ernesto Che Guevara, Malcolm X, Walter Benjamin, Rosa Luxemburgo y Célestin Freinet, traducidos por el mismo Maspero.

Para cuando estalló Mayo del 68, la editorial de Maspero era muy reconocida, pero la represión, en todos los ámbitos, también le afectó a él, al punto que tuvo que enfrentar demandas legales e incluso se le suspendieron por un tiempo sus derechos civiles.

La presión obligó a Maspero a vender la librería, pero la editorial continuó su trabajo, gracias al apoyo y movilización de autores y lectores, un público fijo que valoraba y esperaba ansiosamente las nuevas publicaciones de la casa.

En 1978, fundó la revista La alternativa, un espacio para dar voz a los disidentes de los países con un régimen de ‘socialismo real’. Francois Maspero dirigió la publicación hasta 1984.

Los problemas judiciales y una inestable vida personal —tuvo a los 50 años un accidente de motocicleta y un intento de suicidio— hicieron que Maspero vendiera —por una cifra simbólica, más que un negocio era una cesión— su casa editorial a François Gèze, quien la transformó en La Découverte.

Desde su alejamiento de la editorial, Francois Maspero se dedicó a viajar, a la escritura y a la traducción de autores españoles, latinoamericanos y estadounidenses. Así, entre los autores traducidos al francés por Maspero están Arturo Pérez Reverte, Carlos Luis Zafón, Jesús Díaz, Álvaro Mutis, Luis Sepúlveda, Fernando Savater y Eduardo Mendoza, del español; y del inglés al francés, autores como John Reed y Joseph Conrad.

Dentro de su producción literaria, Maspero escribió novelas, como La sonrisa del gato (1984), La higuera —ambientada en la guerra de Argelia—, y Gerda Taro: La sombra de una fotógrafa, una obra de ficción basada, sin embargo, en la vida de la fotógrafa y periodista alemana, pareja también del fotógrafo Robert Capa, quien documentó la Guerra de España, y murió durante sus labores.

La pasión de Maspero fue, sin duda alguna, la literatura, y aquella lo llevó a escribir, a traducir, a militar activamente en el mundo de las letras, como librero, traductor, editor y luego como escritor.

“¿Por qué hacerse editor y publicar libros? A causa de las guerras por supuesto, o mejor,  por ‘el carácter insoportable de las guerras coloniales’, la de Indochina primero, la de Madagascar, después, luego en África del Norte,  y más tarde  por  la desilusión por el comunismo soviético”, le dijo Maspero a Miguel Benasayag en una entrevista realizada en 1990.

Para Maspero, la literatura era su mecanismo para militar. Y esa resistencia es la que nos deja como legado, humano e intelectual.

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