Publicidad

Ecuador, 07 de Octubre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Comparte

Homenaje

El Espejo con que se premia el arte y el saber ecuatorianos

El Espejo con que se premia el arte y el saber ecuatorianos
15 de agosto de 2016 - 00:00 - Redacción Cultura

El científico Manuel Cruz Padilla recibió una llamada inesperada la semana pasada. Una voz con acento costeño le anunciaba que era uno de los ganadores del Premio Eugenio Espejo y él, riguroso y humilde, no terminaba de creerlo. Entonces le sobrevino el recuerdo de sus décadas de dedicación, y lloró. El 10 de agosto, el maestro de Zoología de la Universidad de Guayaquil decía que «el mayor gusto que un profesor puede sentir es ser una referencia para sus alumnos», mientras se ajustaba la corbata en el patio principal del Palacio de Carondelet, donde fue condecorado por el vicepresidente de la República, Jorge Glass, y felicitado por la voz que le dio la buena noticia, la de Raúl Vallejo, ministro de Cultura y Patrimonio, quien también preside el Consejo Nacional de Cultura. La esposa del científico, María Luzuriaga, lo acompañaba en la ceremonia, al igual que en sus actividades profesionales. La pareja es parte de los fundadores del Instituto Oceanográfico de la Armada (Inocar) y procreó tres hijas y un hijo, ninguno de ellos siguió su profesión —la de exploradores en aguas profundas—, sino que se inclinaron por las telecomunicaciones, los sistemas, la publicidad y la economía.

En los pasillos del Palacio, la soprano Beatriz Parra también recordaba a su hija, nietos y a su madre fallecida antes de recibir el Premio, que le dedicó a Guayaquil, ciudad en que creció y encantó con su voz pese a haber nacido en Riobamba. «La vida es un desafío. Día a día se hace camino al andar», decía Parra, quien ha cantado durante medio siglo con acento guayaquileño. «Ahora me siento con más fuerza para luchar por la gente que se dedica al canto lírico, por los músicos en general. Este reconocimiento es un valor especial para que apoyen a los artistas que siguen trabajando, incansablemente». Parra es una cantante que se destaca por su interpretación operística de piezas como ‘Triste’, de Ginastera, o el  pasillo —sobre una poesía de Medardo Ángel Silva— ‘Se va con algo mío’, de Gerardo Guevara.

Con su acento cuencano, el escritor Jorge Dávila Vázquez —que en 2011 ya había sido candidato al Premio Eugenio Espejo— fue el encargado de representar a los galardonados pronunciando un discurso ante los asistentes a Carondelet. La constancia es la característica de los más recientes premiados y el poeta dijo que «si el arte no es más que un pasatiempo de fin de semana, una forma de descanso, de frívola o convencional expresión de sentimientos, no vale la pena seguir este camino», uno que ‘los Espejo’ recorrieron con un tipo de paciencia que exige sacrificio. El oficio de los laureados de los Eugenio Espejo estaría opuesto a lo repentino e improvisado, pues exige dedicación devota, obstinada.

Beatriz Parra

En 2007, en un momento en el que según la cantante lírica María Jaramillo los conservatorios decayeron progresivamente por el poco apoyo que tenían, la soprano guayaquileña Beatriz Parra Durango decidió montar su propia academia de canto. La llamó María Callas, como la soprano griega que eternizó su voz en la Scalla de Milán, conocida como la ‘Catedral de la Ópera’. Su conservatorio abrió espacios para voces que necesitaban pulirse en el canto lírico. La institución ha crecido de a poco y ha permitido profesionalizar una carrera cada vez menos común. «Su dedicación al canto —dice Jaramillo— y a la ciudad es lo que la ha engrandecido. Siempre ha gestado la presentación de óperas, zarzuelas, ha empujado a los talentos de Guayaquil desde la escuela. Casi todos los talentos guayaquileños han pasado por sus manos, como Viviana Rodríguez». Para Jaramillo, es loable que, a partir de este proceso de profesionalización de la voz, Parra siempre haya incluido algo de música nacional, elevando su nivel. «No se reconocen los méritos de los cantantes, casi diría que de forma general, en Ecuador. Beatriz se ha hecho notar por su obra porque ha estado siempre en Guayaquil y su labor ha dado frutos», dice Jaramillo. Parra desarrolló su voz en el canto lírico en la extinta Unión Soviética, y se quedó en Guayaquil para acrecentar el nivel de la música.

Manuel Cruz

Múltiples publicaciones sobre la diversidad biológica de las aguas ecuatorianas y continentales; un extenso camino en la docencia como profesor especializado en moluscos e invertebrados marinos en la Universidad de Guayaquil; e investigador en el Instituto Oceanográfico de la Armada del Ecuador (Inocar) marcan la vida de Manuel Cruz Padilla, quien a sus 69 años recibió el Premio Eugenio Espejo en la categoría de Actividades Científicas. «El doctor Manuel Cruz ha trabajado en el Inocar desde su creación, llevando a cabo las primeras investigaciones marinas en el país y contribuyendo con su trabajo al engrandecimiento de la Armada y de la patria», dijo en un comunicado Humberto Gómez Proaño, director del Inocar. Manuel Cruz, junto con su esposa María Luzuriaga, constituyen el grupo de los fundadores de esta institución en el puerto principal. Por tener las más altas calificaciones de la Universidad de Guayaquil fue el primer becado a Galápagos (1972) por la Estación Charles Darwin, donde se inició el proyecto ‘Animales Introducidos’ del Parque Nacional Galápagos y donde se descubrió al ‘Solitario George’ en la isla Pinta, en marzo de 1972.

Jorge Dávila Vásquez

Narrador, poeta, dramaturgo, catedrático universitario, crítico literario y de arte, y columnista de opinión, Jorge Dávila Vázquez recibió el Premio Eugenio Espejo en la categoría de Creaciones, Realizaciones o Actividades Literarias. El poeta y curador cuencano Cristóbal Zapata fue alumno de Dávila Vázquez y lo recuerda como un maestro sagaz, gran conocedor de su materia (literatura universal) y prolífico expositor. Zapata también reconoce que él ha sido beneficiario de la generosidad del autor de Este mundo es el camino (cuentos), en tanto una de sus principales acciones en el mundo de la cultura ha sido promover el trabajo de escritores, artistas y poetas locales. «En su labor literaria sobresale, sin duda, toda su empresa narrativa y teatral. Creo que son dos lenguajes, dos áreas donde no solo ha llevado a cabo una obra voluminosa, de una magnitud considerable, sino que también tiene momentos estupendos, como en su novela inicial María Joaquina en la vida y en la muerte (Premio Aurelio Espinosa Pólit, en 1974), que creo que es uno de los títulos emblemáticos, cruciales en el proceso de renovación de la narrativa ecuatoriana».

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media