Birgitta Jónsdóttir: ‘La privacidad, tal y como la conocíamos, ya no existe’
En 2008, la brutal crisis financiera islandesa – una de las peores de la historia- condujo al pequeño país a la ruina y provocó una revolución popular que llevó a una de sus promotoras más feroces, la escritora Birgitta Jónsdóttir, a conseguir un puesto en el Parlamento.
A pesar de este vuelco, ella se sigue considerando como poeta y activista de internet, donde vive espiritualmente desde 1995 cuando ayudó a montar la primera conexión por módem en Islandia. Comprendiendo el potencial del nuevo invento, se convirtió en una pionera mundial en el uso de la red para difundir sus creaciones literarias, lo que la llevó a ser la primera mujer en el país dedicada a la programación web.
Este pasado, unido a una personalidad rebelde y cuestionadora, la hizo liderar una larga serie de proyectos radicales e innovadores: colaboró estrechamente con Wikileaks con el trabajo que realizó en Islandia y participó en la edición y publicación del video Collateral Murder que muestra cómo un helicóptero estadounidense asesina en Irak a 2 periodistas de Reuters; desde el Parlamento, impulsó un movimiento constituyente en Islandia que buscaba fomentar nuevos mecanismos en la participación ciudadana para la elaboración de una nueva constitución, y, posteriormente, fundó la Iniciativa de Medios Modernos de Islandia (IMMI), que mediante un paquete de 14 leyes buscaba transformar el país en un paraíso de la información libre y la libertad de expresión, con defensas legales para proteger el periodismo investigativo y sus fuentes.
Una vez cumplido su primer ciclo político, el partido que la llevó al Parlamento fue disuelto voluntariamente. Sin embargo, ella decidió seguir su carrera política, y en las elecciones de 2013 fue elegida –ya con conocimiento de causa- representante del reciente Partido Pirata de Islandia. Este nuevo grupo es parte de una red internacional de plataformas políticas que crean y debaten leyes adecuadas al siglo XXI en relación con la libertad de expresión, privacidad digital, reformas del copyright y democracia directa.
En definitiva, Birgitta es uno de esos personajes que muchos creen imaginarios: una política honrada y humilde, que considera a su puesto como uno de servicio y no de poder, y en el que trabaja profundamente guiada por ideales que trascienden la política a nivel institucional.
“Si hay algo que quisiera conseguir en mi vida es encontrar una manera de inspirar a la gente a sentirse responsable en formar y co-crear sus sociedades. Que entiendan que si tienen suerte de estar en alguna forma de democracia, significa que están en un gobierno del pueblo, no de una élite”, dice.
¿Cómo llega una poeta al Parlamento?
Justamente estaba pensando en eso, ya que han pasado 5 años desde la revolución en Islandia. Ahora, mirando hacia atrás, creo que fue más un levantamiento popular, porque los cambios revolucionarios no se lograron del todo. Leía las cosas que escribí en ese entonces, cuando estábamos formando un movimiento popular cuya idea era crear un brazo político de la revolución y de todos los grupos que buscaban un cambio social profundo, pero sin formar un partido político convencional.
Las protestas en Islandia no eran muy comunes. Yo me involucré porque era una protestante profesional antes de la crisis y cuando empezó el levantamiento la gente me llamaba para saber cómo se protestaba, dónde se conseguían altavoces y esas cosas. Decidí ayudarlos porque hacía falta un puente entre la gente y el centro de poder. Había que conseguir que las voces radicales entren al Parlamento desde las calles. La única forma y momento para hacer este tipo de cosas es durante etapas de crisis inesperadas, durante levantamientos como ese.
Mientras todo esto sucedía yo estaba desempleada y esa situación me dio una perspectiva muy especial. Normalmente trabajaba como escritora, periodista, desarrolladora web... cualquier cosa que me permitiera trabajar desde mi casa, porque también soy madre soltera. En ese entonces yo era realmente pobre, no sentí la opulencia de los años previos a la crisis: mientras todos se enriquecían, yo usaba cartillas gubernamentales para conseguir comida. Tal vez por eso no me identificaba con la gente que estaba tan asustada, experimentando la pobreza por primera vez en sus vidas.
Al comienzo, no tenía la intención de presentarme a las elecciones, pero 4 semanas antes no pude encontrar ninguna mujer que quisiera ser parte del proyecto. La verdad es que no quería ayudar a crear un partido solo con hombres, así que decidí presentarme yo misma. En las elecciones sacamos el 7,2% de los votos, así que me levanté un día y estaba en el Parlamento. Fue un shock increíble, de repente era una persona pública. Pero creo que eso es lo único que cambió en mi vida. Bueno, eso y que ahora puedo arrinconar a los ministros en la cafetería cuando antes tenía que esperar meses para conseguir una audiencia.
En sus inicios, internet fue concebido como una herramienta de liberación, sin embargo, se ha convertido en una máquina de espionaje perfecta, ¿cómo se llegó a este punto?
Creo que todo tiene esta dinámica. En la vida siempre hay una posibilidad para la corrupción y el abuso de poder. Lo sucedido en los últimos años es que internet está pasando por una fase de industrialización. En esta transformación no es solo el gobierno el que nos espía -y esto es muy importante saberlo- sino las corporaciones, cuyo rol no puede ser descuidado. Son ellas las que presionan a los gobiernos para obtener legislación favorable a sus intereses, y a su vez, son contratadas por el gobierno para desarrollar mecanismos de control y espionaje. El comienzo de la invasión a nuestra privacidad tiene que ver con las demandas de las corporaciones dueñas de propiedad intelectual. A partir de ahí los gobiernos entraron a espiar. Es un matrimonio perfecto, muy malsano, entre las corporaciones y el Estado, el que ha transformado internet en una maquina de espionaje.
Pero al mismo tiempo, internet es un arma de liberación increíble y ha cambiado mi vida por completo; por eso lo defiendo. Yo fui la primera poeta en Islandia –y de las primeras en el mundo- en usarlo para expresarme. Esto me conectó con gente a tantos niveles que me sacó de mi aislamiento. En Islandia hay 320 mil personas y escribir para ellas, en islandés, donde la poesía no se aprecia tanto como en otros lugares, era muy limitado. Hizo que mi vida sea mucho más interesante. De hecho, fui a mi primer festival internacional de poesía en Nicaragua como resultado del trabajo que hacía online. Y esto no solo para mí: internet ha cambiado la vida de toda esa gente que ha experimentado la sensación de no tener fronteras, de la falta liberadora de nociones de raza, religión y cualquier otra cosa que nos divide.
En la actualidad, según las revelaciones del disidente Edward Snowden, la Agencia de Seguridad Nacional (N.S.A) estadounidense puede leer incluso el contenido de cualquier email que enviamos, ¿qué significa privacidad hoy?
La privacidad, tal y como la conocíamos, ya no existe. Se fue y nunca la vamos a recuperar. Querer hacerlo es una ilusión. Por eso, nuestras discusiones tienen que girar alrededor de qué es la privacidad y qué significa para nosotros ahora. En el debate también hay que tener en cuenta casos como Facebook, en el que la gente está pintando sus casas con sus datos personales. No hay que olvidar que este comportamiento social hace gratuito el trabajo de las agencias de espionaje públicas y privadas, que se alimentan de estos datos para adquirir mucho dinero y poder.
No vamos a volver a donde estábamos y eso tenemos que reconocerlo. No vamos a conseguir que la gente use claves de cifrado para proteger sus comunicaciones, así que, ¿cómo se debe proteger la gente?
Hoy en día es una oportunidad muy tentadora para cualquier gobierno espiar a sus ciudadanos, porque cada vez es más fácil. A mí, el gobierno islandés me espiaba desde mucho antes de que fuera posible hacerlo con tanta facilidad como hoy. Además, a los activistas y disidentes políticos siempre les han espiado, porque el derecho de trabajar en ese nivel nunca ha sido honrado ni protegido. Por eso creo que no hay que volverse loco ni llorar por el pasado. La única diferencia hoy es que la gente está entregando su privacidad, que hace mucho más fácil recoger cantidades masivas de datos y analizarlos más rápido. Al final, entran tan profundo en la privacidad de las personas que ya no queda nada, que estamos desnudos en este nuevo mundo.
¿Cómo nos vamos a proteger y hasta qué punto?
Creo que tenemos que dar esa responsabilidad al individuo. Todos deben tener las herramientas para protegerse si les interesa. Por otra parte, ha habido discusiones para aislar continentes enteros en internet. En Europa se habla de crear un gran muro para protegerse del espionaje norteamericano, en Brasil y otros lugares también. Pero entonces vamos a fragmentar internet, de la misma forma que Irán y China, a los que tanto se critica. ¿Es ese es el camino? No lo creo, porque la mejor cualidad de internet es que no tenía fronteras.
¿Qué rol juega el activismo en esta problemática?
Justo estaba explicando eso a un grupo de ambientalistas esta mañana. Yo lo defino así: activismo es el hecho, pensamiento y acción que mueven el estándar de lo que es normal. Su rol es mirar si el río es muy profundo para cruzar, y si no lo es, abre el camino para que los demás crucen.
Fíjate, tenemos esta palabra tan hermosa, “revolución”. Si le quitas la “r” tienes evolución. El activismo causa la agitación que hace que aparezca la “r”. Porque todos los cambios reales necesitan energía y agitación, y nunca son fáciles. Es el catalizador de todos estos procesos de cambio. Por ponerlo con otra metáfora: es lo que hace que el río fluya por un nuevo cauce, lo que hace que nuestra sociedad cambie.
¿En qué consiste la ética hacker y cómo puede ser útil para transformar la política desde dentro y desde fuera?
Yo estaba fascinada cuando escuché por primera vez la palabra “hacktivista” (combinación de hacker y activista). Es un concepto precioso. A pesar de haber sido una activista por tanto tiempo, hasta hace poco no entendí lo que un hacker realmente era. Un hacker no solo tiene que ver con computadoras. Yo soy una hacker legal: entro en el sistema, lo veo desde dentro -desde la barriga de la bestia- tal como lo haría si estuviera infiltrada en una computadora. Desde ahí encuentro las posibles debilidades y les digo a los legisladores sobre esos problemas, con la intención de arreglarlos. Si quieren colaborar, entonces tenemos que sacarlo al público, filtrar la información de lo que está mal.
Si aun así nada sucede, tienes que hacer lo que hace un hacktivista. Por ejemplo, cuando unos hackers entraron en el sistema interno de Sony y descubrieron lo fácil que era acceder a la información privada de miles de usuarios, la compañía no hizo nada. El último recurso para conseguir que lo arreglen fue filtrar toda esa información. Es una decisión muy polémica, pero eso obligó a Sony a arreglar el problema (risas).
Creo que hay que hacer algo similar con nuestros sistemas sociales. Hay protestas en tantos lugares del mundo desde hace 5 años, incluso más de las que creo que hubo en los sesenta. Esta vez es global y todos protestan por lo mismo. Es un reconocimiento de que los sistemas sociales que creamos ya no trabajan para nosotros, sino en nuestra contra.
No importa si vives en un Estado comunista, capitalista o cualquier otra cosa, porque todas nuestras sociedades han sido tomadas por unas élites que se forman rápidamente. Se llama democracia, tenemos representantes, pero es más como una dictadura con muchas cabezas. Por eso es mucho más difícil de transformar que cuando tienes una sola persona a la que culpar. Una buena parte de esto se debe al matrimonio entre el Estado y las corporaciones. Por eso debe detenerse, pero nadie lo va a hacer por nosotros.
¿Son la libertad de expresión, las filtraciones o el periodismo investigativo caminos válidos para cambiar esta situación?
Es una parte importante de una escena más grande. Una cosa es tener acceso a la información, pero la otra es tener medios de comunicación funcionales, que traduzcan el mensaje de la filtración para el público. Sin esto, el proceso no funciona y alguien va a poner en riesgo su vida para nada. Y los medios son patéticos en muchos países. Por otra parte, no todos los filtradores son nobles, hay veces que lo hacen por venganza.
Lo importante es el método de reportar este tipo de información, de comunicar sobre comportamientos corruptos en el Estado, las corporaciones, la investigación científica donde sea.Por eso es importante que existan leyes claras, canales visibles para avisarnos que hay algo que debemos saber como público.
También creo en la necesidad de leyes de protección para esta gente, para que no acabe en cacerías como la de Snowden, que te llevan directamente a las manos de los enemigos de su país natal. Si hay algo que aprender de todo esto, es que localmente debemos tener leyes fuertes y, mientras no las tengamos, hay que mantener y legalizar páginas web de la misma naturaleza que Wikileaks, pero a nivel local. También tenemos que buscar una manera de asegurar amnistías para gente que muestre este tipo de corrupción en su gobierno, para evitar que la persona se quede sin Estado.
Hay muchos que critican este tipo de pensamientos como ciberutopías, ingenuidades que nunca reemplazarán a los procedimientos políticos tradicionales, ¿qué piensa de estas críticas?
Puedo entender que la gente sea crítica porque ahora todavía estamos desarrollando nuestras ideas. Lo más importante, siendo muy pragmáticos, es que podemos usar la tecnología moderna para avanzar en nuestras comunidades locales. Estos grupos deberían tener mucho más que decir sobre sus modelos de gestión de lo que dicen actualmente. Cuando dejamos todo el poder en tan pocas manos, habrá corrupción. Pero si hay más transparencia en nuestras sociedades, si tenemos más monedas que una sola, si hay más diversidad en las maneras de construir nuestras comunidades, nos irá mejor. Esto es lo que deben entender los críticos.
¿Cuál es el rol que juega la comunidad en nuestras sociedades?
Si lo piensas, pese a que todo el mundo se va a las grandes ciudades, encuentras más soledad ahí que en ningún otro lugar. Esta sensación es porque la gente no tiene un rol ni responsabilidad en sus comunidades. Tenemos que reconstruir y repensar nuestras ciudades, creando comunidades dentro de las estructuras sociales de la urbe.
Si miramos el sistema educativo, el sistema sanitario o cualquier forma en la que gobernamos y sistematizamos el mundo -por ejemplo cómo tratamos a las personas mayores–, te darás cuenta de que es hora de aprender cosas de nuestros ancestros. Una nación que ha perdido sus raíces es una nación perdida. Si durante nuestra modernización perdemos esa conexión con nuestras tradiciones, vamos por mal camino.
Por eso, hoy en día mucha gente mira al pasado y entiende que el vacío que nunca llenaremos con ‘cosas’ se llena con hechos significativos, con relaciones en comunidad. Globalmente a través de internet y localmente a través del restablecimiento de valores básicos que nos hacen felices, como la conexión con la naturaleza.
Todos los arreglos a corto plazo, con políticas a corto plazo, son muy destructivos para las siguientes generaciones. Nadie va a detener esta dinámica excepto nosotros mismos. Por eso necesitamos información, para tomar decisiones fundamentadas como ciudadanos. Debemos entender que el gobierno somos nosotros. No es un ente separado. Nosotros, y solo nosotros -no yo ni tú- somos el sistema, y como tal somos los responsables de cocrearlo juntos.