Santuarios y complejos arqueológicos, un viaje para recordar (Galería)
Cerca de una hora dura el recorrido por el complejo arqueológico de Ingapirca. Turistas, estudiantes y moradores del lugar son visitantes frecuentes de las ancestrales ruinas. Las amplias carreteras, que parten desde Bucay hacia el sur para unir poblados como Suscal, La Troncal y El Tambo en el Austro ecuatoriano, son la vía para transportarnos al pasado. Los complejos arqueológicos de Ingapirca y Coyoctor muestran vestigios de culturas que sembraron las raíces para el desarrollo de los pueblos indígenas asentados en el Austro e integrados al callejón interandino, hace más de 500 años.
Las ruinas de Ingapirca están ubicadas en una loma sobre los 3 mil m s.n.m., en la provincia del Cañar. Están cimentadas en una superficie aproximada de 4 mil metros cuadrados, donde se observan caminos y angostos senderos marcados por piedras, que conducen a edificaciones rústicas en el suroccidente de la verde planicie.
Quienes visitan el lugar, disponen de una playa de estacionamiento para vehículos, oficinas de información y locales comerciales, donde están a la venta prendas y artesanías. Cerca de allí hay una superficie de cemento destinada para la observación, desde donde se aprecian las dimensiones del complejo y sus particularidades, entre las que destacan el uso de la piedra sin pulir para la construcción de rústicas viviendas destinadas al descanso. El primer golpe de vista nos traslada a la cultura Cañari, raza indómita y bravía, cuyos vestigios se visualizan desde el ingreso al complejo a través de un sendero de tierra, situado al inicio de la explanada. Después de una corta caminata se ingresa a otro sendero. Aparecen, entonces, las primeras edificaciones, a manera de cortas paredes, que se tornan de color gris y blanco por la presencia de líquenes en las superficies.
Casitas de adobe que, seguramente, eran utilizadas por los sacerdotes y aborígenes para pernoctar y preparar las ceremonias del Inti Raymi, según el guía Ricardo Carrera, configuran el primer bloque de construcciones. El clima es muy cambiante entre Sol, ligeras lloviznas y vientos. El complejo de Ingapirca se divide en bloques, el primero de ellos es el denominado La Condamine; a continuación está Pilaloma, compuesto por edificaciones rectangulares a manera de bodegas; la Gran Kancha y Collcas, sitios rectangulares que eran utilizados para ceremoniales y como depósitos de alimentos, respectivamente, según lo explicó el guía. Hacia el suroccidente de la planicie están los vestigios de la cultura inca. Sobresale un bloque de estructuras, entre ellas, el Adoratorio o Castillo, en una superficie de 37 metros de largo y 13,5 de ancho, con una altura de 3,70. El muro externo que se encuentra en el ingreso está hecho con piedras almohadillas talladas que encajan perfectamente en la edificación con disposición para 2 habitaciones en la parte alta.
Los Baños del Inca
En el cantón El Tambo y tras un viaje de 15 minutos en auto desde Ingapirca hacia el sur de la provincia, se encuentra la población de Coyoctor. La estación del tren ubicada a corta distancia de la carretera principal es un lugar histórico paralos habitantes de Azogues, Cañar y Cuenca por la facilidad de movilización de un sitio a otro; es el punto de partida para efectuar un corto viaje en autoferro hacia el ingreso al complejo arqueológico inca-cañari, denominado Los Baños del Inca. Son ruinas poco conocidas desde su descubrimiento en 1940, no así las de Ingapirca que tienen una larga data.
Alfredo Pinguil Dután, médico indígena, es el Alcalde de El Tambo y destaca que el lugar estuvo destinado para rituales de purificación de los incas, en los que se bañaban en construcciones rectangulares de piedra a manera de tinas; el agua provenía de los altos del cerro Yanacauri y eran recogidas en grandes huecos en los que el agua se calentaba para luego ser utilizada por el cacique y su esposa en horas de la tarde. Utilizaban también plantas medicinales como el penco y la ruda para realizar sus limpias.
Según el Alcalde, la población conocía la existencia de un túnel estratégico de una extensión de 5 kilómetros que conectaría a El Tambo con Ingapirca como ruta alternativa de los incas ante la eventualidad de afrontar una situación inesperada como sublevaciones o levantamientos. Sin embargo, este sitio todavía no ha sido descubierto. Los Baños del Inca son edificaciones de piedra a las que se arriba luego de transitar por un sendero de tierra y escalones de piedra tallada que dan acceso a la parte superior, en donde se observan algunas viviendas con camas de piedra, además de objetos y utensilios de aquel entonces. El Gran Canchón, lugar de descanso del cacique y su esposa, forman parte del museo etnográfico del complejo que fue descubierto hace 70 años. Las autoridades cantonales esperan que este lugar se convierta en un referente turístico como es Ingapirca. Varios miradores dispuestos en los cerros Shumin y Yanacauri tienen una vista privilegiada del complejo.
En la ruta a Cañar
Hay muchas edificaciones que han permanecido intactas a pesar del paso del tiempo. Una de ellas es el Santuario de la Virgen del Rocío, ubicado en el ingreso de la población de Biblián en la ruta a Cañar. Los lugareños manifiestan que la construcción del templo, diseñado con estilo gótico, ubicado en una colina denominada Zhalao, en el este de la ciudad, demandó a los constructores alrededor de 40 años de trabajo.
Tiene 2 naves laterales y una central, todas ellas incrustadas en una roca, a las que se accede luego de subir más de un centenar de escalones de piedra. Torres y naves sostenidas sobre 49 columnas de granito, invitan a miles de creyentes a visitar el majestuoso templo, en especial, en el aniversario de su apertura.
Una pequeña capilla construida en madera en una peña, en cuyo altar se veneraba la imagen de la Virgen María, fue el punto de partida de la edificación. La devoción creció en gran medida y en los albores del siglo XIX se empezó a construir la iglesia en piedra tallada. Las manos hábiles de la gente de la zona comenzaron a darle forma a este monumento, cuyo aniversario de construcción se celebró el pasado 8 de septiembre. Miles de peregrinos acuden con fe y misticismo a este lugar para realizar procesiones.
Chordeleg, un referente de la joyería
Otra de las ciudades recorridas durante este trayecto es Chordeleg, próspero cantón azuayo, centro de atracción para el turismo nacional e internacional. Artesanías como el bordado a mano y la joyería son la mayor referencia del cantón que ha cobrado notoriedad por tan singulares labores. Talleres como el Cirogallo de Oro muestran el proceso de fundición y elaboración de la joyería en oro y plata, mediante sopletes que alcanzan temperaturas de entre los 1.800 y 1.500 grados, respectivamente y el tiempo de fundición fluctúa entre los 15 y 30 minutos para luego entrar a la elaboración de las joyas.
En el barrio Chaunshing, del mismo lugar (Chordeleg), Fernando Loja y su esposa están dedicados, desde hace 23 años, a la elaboración de cerámica en miniatura.
En La Casa de la Makana, ubicada en la salida de Gualaceo, José Jiménez y su esposa realizan la confección a mano de prendas de hilo, tales como bufandas, suéteres, chales y otros tejidos, en un proceso muy complicado que comienza con la elaboración del hilo de lana de borrego.
Otro de los atractivos es el orquideario, ubicado a pocos minutos de la capital azuaya, en donde se exhiben diferentes variedades. En Ecuador, de hecho, se registran alrededor de 2900 especies, según el administrador del local. Este es uno de los tantos lugares que conviene visitar. La oferta es amplia: está las lagunas de Llaviuco, La Toreadora, Puerto Inca, donde se observan 10 especies de aves únicas en el mundo. También está el Parque Nacional de El Cajas, el Museo de Guavidul, entre otros atractivos. Haciendas y hosterías, como San Rafael, la Posada de Ingapirca, La Condesa, Uzhupud, Dos Chorreras, están listas para recibir a los turistas.