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El Telégrafo
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El Kurdistán Iraquí, un próspero refugio en un país convulsionado (Galería)

En las tardes, muchos kurdos se reúnen en restaurantes. Foto: AFP
En las tardes, muchos kurdos se reúnen en restaurantes. Foto: AFP
22 de febrero de 2015 - 00:00

Cuando los historiadores hablan del pueblo kurdo, es casi inevitable que se refieran a 2 aspectos que son fundamentales: se trata de la más numerosa minoría étnica sin Estado del mundo y de un pueblo que lleva décadas sobreviviendo a sucesivas políticas de exterminio, lo cual hace que su historia esté marcada por la resistencia. Los kurdos constituyen un pueblo milenario, perteneciente a la gran familia de pueblos indoeuropeos y descendiente directo de los Medos, que se asentaron en el espacio que hoy ocupan —Medio Oriente— hace alrededor de 5 mil años.

El espacio geográfico en el que se encuentran los kurdos comprende una región al suroeste de Asia, entre las zonas montañosas formadas por los montes Taurus, Zagros y Elburz, en el que se engloban, en la actualidad, distintas naciones como: Irak, Irán, Turquía y Siria, que comprende lo que se conoce como ‘El Gran Kurdistán’.

Durante las posteriores invasiones árabes-musulmanas, los kurdos terminaron convirtiéndose al islam, pero sin perder su lengua e identidad distintiva, a pesar de estar divididos en numerosos principados.

Según un especial de la BBC de Londres, estos principados kurdos se los disputaron por mucho tiempo el Imperio otomano y el persa que tenían sus capitales en lo que hoy son Turquía e Irán. En esta pugna, los kurdos finalmente terminaron alineándose con el Imperio otomano por razones religiosas y a cambio de una importante dosis de autonomía que solo empezaría a ser cuestionada a inicios del siglo XIX. Esta es una de las razones por las que con el desmembramiento del imperio turco, al final de la Primera Guerra Mundial, algunos kurdos empujarían con fuerza la idea de un Kurdistán independiente. En la actualidad hay más de 40 millones de kurdos que viven repartidos en los países antes mencionados pero unidos por una lengua propia y una cultura milenaria.

Es evidente que el pueblo kurdo nunca ha dejado de soñar con un Kurdistán independiente. En contadas ocasiones, este pueblo ha conseguido algún tipo de autonomía: en 1945, cuando se fundó la República Independiente de Mahabad (Irán) que duró cerca de un año, y en la década del setenta, en Irak, cuando los kurdos obtuvieron ciertos derechos colectivos. Hoy en día, gozan de cierta autonomía en el norte de Irak. Según los registros históricos, la represión se ha convertido en una constante en los países con población kurda.

Las matanzas y la destrucción de sus pueblos y ciudades, así como la desaparición de miles de kurdos en operaciones militares, han obligado a casi un millón de ellos a vivir lejos de su hogar.

En el Kurdistán Iraquí

Cuando el ejército de Estados Unidos abandonó Irak a finales de 2011, ganó un nuevo aliado: el Kurdistán iraquí, que en las últimas décadas ha experimentado un auge económico. Kurdistán tiene una de las tasas más altas de crecimiento económico en el mundo. Durante 2013 registró un crecimiento del 8%, impulsado por la explotación de reservas de gas y petróleo. El producto interno bruto (PIB) per cápita es de alrededor de $ 6 mil, 50% más que en el resto de Irak.

Según una publicación de El Confidencial, tras el alzamiento de los kurdos contra Sadam Hussein, a inicios de los años noventa, se creó una zona de exclusión aérea en el norte de Irak y el Kurdistán iraquí consiguió de facto su independencia.

Los primeros años de absoluta autonomía estuvieron marcados por la pugna de poder entre el PDK de Barzani y la Unión Patriótica del Kurdistán, hasta que ambos líderes firmaron un pacto de no confrontación entre las formaciones políticas kurdas.

Desde entonces, ha sido la región más segura, próspera y tolerante hacia las minorías religiosas de todo Irak. Esta región, alejada de la violencia que afecta al resto del país, tiene reservas de 45.000 millones de barriles de petróleo de 2,8 a 5,6 billones de metros cúbicos de gas natural, junto con los 57 yacimientos de gas y petróleo ya descubiertos.

El crecimiento de Erbil

Erbil es la capital del Kurdistán Iraquí, una ciudad que presume ser una de las más antiguas del mundo. Hay varios estudios arqueológicos que demuestran que posee más de 8 mil años de antigüedad y que por esta región han pasado varias civilizaciones: desde los babilonios o asirios hasta los griegos, árabes o mongoles, entre otras.

Su riqueza arquitectónica es reconocida a escala mundial, al punto que la Unesco y la Alta Comisión para la Revitalización de la Ciudadela de Erbil presentaron la candidatura para que esta sea considerada patrimonio mundial debido a su importancia histórica y artística. En 1991, los habitantes de la ciudad no tenían telecomunicaciones, infraestructuras ni carreteras, quizás solo había un par de hospitales en todo el Kurdistán.

Ahora cuentan con 17 consulados y representaciones extranjeras, casi una decena de universidades y 2 aeropuertos internacionales. Por el acelerado crecimiento de Erbil es considerada ‘la Nueva Dubai’, pero las autoridades locales prefieren que el Kurdistán iraquí sea conocido como el otro Irak para destacar la estabilidad de la región frente a los conflictos diarios que vive el resto del país. Para muchos turistas que visitan esta zona, Erbil es un refugio seguro que atrae a los inversores occidentales, porque cuenta, además, con todos los atractivos de una ciudad moderna.

En el blog Diarios de Beirut, su autor, Tomás Alcoverro, destaca la cultura de los malls que ha invadido la ciudad y en una sola calle, la de Gulan, se han inaugurado varios establecimientos de este estilo, en uno de los cuales, Julio ha instalado un bar café colombiano. Erbil también se ha ‘occidentalizado’: hay familias de aspecto burgués y la juventud dorada de la ciudad, muchachas con jeans vaqueros y chicos con cabellos engominados.

Hoy en día, hay una docena de universidades privadas y cada vez se impone más el inglés en sustitución del árabe como segunda lengua.

Aunque es una región que procura mantenerse al margen de los conflictos, no está libre de sus efectos. Esta región autónoma esperaba recibir 3 millones de visitantes el año pasado, pero en su lugar llegaron 1,2 millones de refugiados, entre quienes huyen de Siria y los desplazados internos.

Según el diario El País de España, el avance yihadista, ocurrido en 2014, desató las alarmas al crear una sensación de inseguridad que ponía en peligro los logros de 11 años de autogobierno y las aspiraciones de independencia del Kurdistán iraquí.

Según Khaled Salih, vicerrector de la Universidad de Kurdistán, la seguridad se había convertido en el principal activo de esta región, y les había permitido captar inversiones de decenas de miles de millones de dólares, pero estos conflictos merman su imagen.

Erbil se había convertido también en un destino de predilección para los turistas occidentales. La región ha adquirido una reputación de lugar seguro que contrastaba con el resto de Irak. La mayoría de occidentales no necesitan visado para entrar en el Kurdistán y la región dispone hasta ahora de una economía y de instituciones sólidas.

Muchos habitantes de esta zona se dedican a la venta de artesanías, como los klashs las alpargatas tradicionales que causan furor entre los turistas extranjeros.

Ofertas turísticas

El consulado iraquí en Madrid está lleno de carteles de “Visite Irak”. ¿Viajar a Irak? Lo que a muchos les parece una pesadilla, otros lo hacen por aventura.

El proceso de reconstrucción y el descenso de la violencia en el país han empezado a atraer turistas, no solo peregrinos iraníes, sino también visitantes de todo el mundo.

A modo de indicador, las compañías aéreas están volviendo a establecer vuelos regulares a las diferentes ciudades iraquíes.

Como era de esperarse, la mayoría de la oferta turística se concentra en las 3 provincias kurdas del norte del país, donde las autoridades intentan promocionar el turismo bajo el lema ‘El otro Irak’.

Allí el nivel de seguridad es muy alto, y ofrece atractivos como la posibilidad de visitar las antiguas mazmorras de Saddam Husein en Suleimaniya, hoy reconvertidas en museo. También actividades más convencionales, desde pasear por la vieja ciudadela de Erbil, presuntamente el asentamiento humano continuado más antiguo del mundo, hasta hacer rafting en el lago Dukan.

Erbil se ha convertido en pocos años de una ciudad provinciana y polvorienta en un centro comercial con tiendas lujosas, parques cuidados, fuentes públicas e iluminación nocturna. Existe incluso una oficina del Goethe-Institut, algo así como el Instituto Cervantes alemán, que organiza actividades culturales.

En el resto del país, el panorama es bastante diferente. El único lugar que recibe visitantes occidentales de forma regular es el parque arqueológico de Babilonia, donde 3 días a la semana llegan autobuses turísticos con escolta armada desde Jordania.

En Internet, hay incluso un blog denominado Backpackiraq, algo así como ‘Iraq mochilero’ con información para este perfil de turistas. A pesar de los conflictos, la hospitalidad de los habitantes de este país se mantiene intacta.

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