No deja de admirarme Gloria Trevi. Que no es lo mismo que admirar a Gloria Trevi. La entrevisté en su única visita a Ecuador (1996). Fue una entrevista algo alocada, irreverente, más bien forzada. Yo trabajaba en un medio impreso algo elitista. La Trevi sería portada pero además cuestionada. Esos pelos sueltos, esa boca roja, esos títulos de sus álbumes. ‘Masturbada que nunca’ se llamaba su CD y mi editor lo redujo a  ‘Gloria Trevi visita Ecuador’. Más aburrido el título de la tapa del medio elitista (...). Pero había que lograr que, pese a ser portada, la pelisuelta de la Trevi sea convenientemente criticada por el... Opus Dei, por ejemplo.

No me gustaba su música, porque mis preferencias a la hora de comprar CD se inclinaban a  los casi extintos New Kids on The block. La entrevisté a empellones en el bar urdesino Cielito Lindo, me dijo que lo que más le gustaba eran los tacos y que estaba segura de que llegaría a la Presidencia de México. ‘Bien loca esta chava, wey’, me dije mentalmente.

Años después la prensa daba cuenta de que Gloria y su manager-novio-promotor, de nombre Sergio Andrade, estaban (aparentemente) inmersos en un caso de abuso de menores de edad, cuando ambos manejaban y participaban de un grupo musical llamado Bocas Pintadas.  Aparecía en Televisa una chica autodenominada Mary Boquitas, que no le dejaba un pelo libre a Gloria de tantas acusaciones horribles. La Trevi desapareció de la escena pública... la prensa, la gente, sus excompañeras de escenarios se dieron un festín pateando a la caída. Verla sangrante en el suelo no era suficiente, había que darle de puntapiés en la cabeza... Bastante parecido a lo que por acá a veces sucede. (...).

Formalmente nunca se la acusó a Gloria, pero para el beneficio de los programas de chismes, rápido se extendió una orden de captura internacional y en 2000 la cantante -con su moral en los suelos y sin un peso encima- fue apresada cual terrorista peligrosa en Brasil. Una vez más los chismógrafos inmaculados se dieron un festín suculento. Sin juicio que lo avale, la cantante fue recluida durante 3 años en una obscura cárcel en el lejano Río de Janeiro y su foto con traje de prisionera dio la vuelta al mundo. Aplausos. Luego fue extraditada a México en donde poco tiempo después fue declarada inocente, pues jamás existieron pruebas que demuestren todo lo que de ella se dijo. Ya era tarde para que los chismógrafos de festines se disculpen o corrijan. Eso jamás. Han pasado como 13 años de su holocausto.

Gloria tiene ya 46 años. Es una reina. Verla en Viña del Mar fue un éxtasis. Bella por fuera. Firme y lozana a su edad y con ese infierno que durante años vivió que no le ha hecho mella. Tan segura, tan real, tan frontal.

Recién ahora -medio tarde ya- la podría admirar, no por sus temas, sino porque la carga que la vida le impuso no la destruyó ni eliminó. Se quemó en el infiernillo y reapareció sin una sola herida. Plena, locuaz, ¡reina!

Anuncian su posible visita a Ecuador para noviembre. Tengo tanto que preguntarle... tiene ella tanto que contarnos. Tanto que decirle.

Solo que ahora yo titularé la entrevista.

Porque ya no importa ni provocar, ni temer, ni idolatrar al Opus Dei.