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Williams Kenneth murió con una inyección letal

Williams Kenneth murió con una inyección letal
19 de mayo de 2017 - 00:00 - Redacción Justicia

Tras el secuestro de Dominique Hurd y su amiga, se escuchó un disparo. La adolescente, de 18 años, yacía en el suelo con un orificio en su cabeza. El asesino huyó de la escena del crimen, dejando sangre y dolor.

El crimen de la joven ocurrió el 18 de diciembre de 1998, cuando en Estados Unidos las alertas de la destitución del presidente Bill Clinton se encendían en la Cámara de Representantes de ese país.

Hurd residía en Pine Bluff, una ciudad ubicada en el condado de Jefferson en Arkansas. Ella estudiaba y era porrista de la Universidad de Arkansas, fundada en 1873, para personas de raza negra y la segunda más antigua de ese estado.

A la ciudad Pine Bluff había llegado Williams Kenneth Dewayne, quien ese día secuestró a ambas estudiantes, las sacó del auto a punta de pistola y en una discusión disparó en la cabeza a Dominique. Ella fue su primera víctima en su carrera criminal.

El hombre, también de raza negra, fue detenido tras las investigaciones policiales por el crimen de la universitaria. El caso pasó a los tribunales de justicia y fue condenado el 14 de septiembre de 1999 a cadena perpetua, acusado de asesinato, secuestro, robo agravado y robo e incendio.

Infancia delictiva

La violencia criminal se apoderó de Williams, desde temprana edad, eso posiblemente como consecuencia  de un padre con problemas de  alcohol, adicción al crack y a la cocaína, así como un contumaz agresor. Eso lo mencionó refiriéndose a su progenitora que sufrió los ataques.

La adicción a las drogas lo alcanzó también a él, y el abuso sexual fue parte de la historia de su vida. Sin darse cuenta, a los nueve años ya integraba una banda de delincuentes. “Después de vivir de esta manera, crecí amargado y enojado. Estaba lleno de ira”. Por eso, manifestó que era responsable del ataque a la porrista de la universidad de Arkansas, en Pine Bluff.

La fuga y otro crimen

Williams no estaba totalmente arrepentido del asesinato de Dominique, en la cárcel preparó su escape. El 3 de octubre de 1999, mientras cumplía su sentencia de por vida en la Unidad de Cummins del sistema penitenciario del estado en el condado de Lincoln, escapó de la prisión escondido en un camión recolector de basura.

Durante su fuga, en Varner, Williams disparó contra Cecil Boren, de 57 años, que trabajó como  guardián de la prisión en su granja cerca de la Unidad Cummins. Luego arrastró el cuerpo de la víctima hasta un pantano, le robó su camioneta y las armas de fuego.

Dos días después fue detenido en Missouri, donde llevó a la Policía en una persecución a alta velocidad, durante la cual chocó la camioneta contra un camión de reparto de agua conducido por Michael Greenwood, de 24 años, quien murió en el accidente.

En agosto de 2000, nuevamente Williams fue llevado a los tribunales y un jurado del condado de Lincoln, lo condenó a muerte por el asesinato del guardián Boren.

En 2005, desde el corredor de la muerte, Williams dijo haberse entregado a Dios y confesó que el mismo día en que mató a la universitaria Dominique Hurd, asesinó a Jerrell Jenkins, de 36 años, un periodista del periódico local Pine Bluff Commercial. Su declaración fue enviada al editor del diario.

En 2009, el tribunal dictaminó que el testimonio no fue un factor atenuante en la condena y se le niega la fianza solicitada.

Williams iba a ser ejecutado el 14 de enero de 2016, pero un juez del Tribunal de Circuito del condado de Pulaskise la suspendió por problemas legales con respecto a los medicamentos de ejecución.

Hija de víctima pide indulto

Kayla Greenwood, hija de la víctima mortal Michael Greenwood, envió el jueves 27 de abril de 2017 una carta al gobernador de Arkansas, Asa Hutchinson, en la que le ruega que perdone la vida al condenado porque significará “más sufrimiento”.

“Kenneth Williams mató a mi padre y, esta noche, él será ejecutado. Escribo en nombre de mi familia para pedirle que perdone la vida de Williams“, escribió Kayla en la carta dirigida al gobernador.

Kayla detalló en la carta que la hija de Williams, Jasmine, estaba recaudando fondos para visitar a su padre antes de su ejecución. “Mi familia pagó el vuelo de Jasmine y de su hija, las recogió en el aeropuerto y las llevó a la prisión“, narró Kayla.

“Ver a Jasmine abandonar la prisión sabiendo que probablemente había dicho el último adiós a su padre, me partió el corazón (…) Si Williams es ejecutado, su pérdida, su dolor, serán tan reales como el mío”, agrega en la misiva. Pero la Corte Suprema de Justicia desestimó los recursos de último minuto.

Williams era el último de los ocho reos de la apretada agenda de ejecuciones que había previsto Hutchinson para abril, argumentando que sus existencias de midazolam se vencían el domingo 30 de ese mes. De ellos, cuatro lograron postergar la pena capital y tres recibieron la inyección letal.

Williams no quiso su última cena

El reo rechazó su derecho a elegir una última cena y en su lugar pidió recibir la comunión. “Me encontré de rodillas ante Dios roto”.

Williams, después de años en prisión, encontró la paz en su vida. “No tengo miedo de morir”, dijo.

El 28 de abril de este año fue ejecutado Williams Kenneth, de 38 años, y declarado muerto a las 23:05 hora local, tras recibir una dosis del sedante midazolam -el primero de los tres medicamentos que conforman el cóctel letal-, en la prisión Cummins Unit en Varner, de acuerdo con una notificación del Departamento Correccional de Arkansas (EE.UU.).

Sus últimas palabras, dirigidas a las víctimas, fueron: “Pido humildemente vuestro perdón. No soy la misma persona que era antes”.

Williams se convirtió en el décimo preso ejecutado este año en Estados Unidos y en el 1.452 desde que el Tribunal Supremo reinstauró la pena de muerte hace cuatro décadas. El estado de Arkansas ha ejecutado a 31 de esos reclusos.

El abogado del ejecutado exigió una investigación porque Williams sufrió y convulsionó durante la “horrenda” administración de su inyección letal. Mientras la organización de derechos humanos ACLU acusó al gobernador Asa Hutchinson de ignorar los riesgos del medicamento. (I)

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