Un niño de 2 años quedó huérfano
Una familia pide pena máxima por doble crimen
Un menor de 2 años solo puede ver a su madre Samantha y a su hermana materna Khatrina en fotos que quedaron en viejos portarretratos o en los celulares de sus familiares. Ellas fueron asesinadas en mayo de 2014 en la vivienda de alquiler, en la que vivían en la cooperativa Las Rocas, en Mapasingue, en el norte de Guayaquil.
El sospechoso es Christian Abel V.M., quien fue conviviente de Samantha y padre de Khatrina. Ellos no tuvieron mucho tiempo como pareja. Según parientes, solo fueron un par de meses hasta que él se enteró que tendrían un hijo. “Ni siquiera le quería dar el apellido a la bebé. Samantha lo denunció para que le pase la manutención y eso, sobre todo, era lo que causaba los problemas. Él siempre la insultaba”, dijo la tía Mercedes P.
La mujer relató que las fotografías que vio en el expediente de la investigación del crimen han trastocado su vida. No puede creer que un hombre con el que compartieron algunos momentos le haya propinado 34 puñaladas a Samantha.
A Mercedes le preocupa que aunque el sospechoso ya fue llamado a juicio desde el 2014, se registran 5 audiencias fallidas, la última fue el 26 de marzo de 2015. La nueva diligencia fue fijada para el 6 de abril a las 08:45. La mujer espera que los jueces dispongan la pena máxima en contra de Christian Abel, pese a que sabe que eso no le devolverá a su sobrina ni a la pequeña.
Versiones del crimen
Una vecina de las víctimas, de la que se reserva la identidad, comentó durante una de las audiencias que cerca de las 15:30 del 9 de mayo escuchó gritos de auxilio, salió al balcón y observó que en el patio de la vivienda aledaña se encontraba un hombre de contextura delgada, alto, de unos 19 años, quien vestía un pantalón blanco y gorra negra, agrediendo a Samantha.
La testigo gritó y el individuo salió corriendo. Un hombre de avanzada edad, que estaba en sus labores de albañilería en una casa cercana, también escuchó el clamor de la mujer y al acercarce vio que del domicilio de la víctima salió un individuo con las manos ensangrentadas. Aunque lo persiguió no lo alcanzó, pues el presunto asesino era joven y corrió velozmente. En el escenario del crimen quedó una gorra negra y un candado con una cadena ensangrentada.
Christian, el acusado, en su versión detalló que esa tarde llegó a la casa de su expareja, quien después de un par de horas fue a bañar a la bebé. En ese momento “ingresó Robinson, actual marido de Samantha, y se dirigió al patio. Al verme me dijo qué haces aquí, pero no le dije nada... se alzó la camisa y sacó un cuchillo y se me lanzó a apuñalarme”. Según continuó su narración, se defendió y recibió 3 cortes en la mano. La mujer, de acuerdo a su versión, agarró a Robinson para que no lo matara y él corrió.
Christian Abel fue detenido en la Coop. Luchadores del norte, cuando estaba limpiando la ropa manchada de sangre. Los zapatos y una media se hallaban en el piso y las muestras coincidieron con el ADN de las víctimas.
Robinson dijo que él estaba separado de Samantha, con la que tuvo un bebé, y cuando ocurrió el crimen él trabajaba con sus abuelos en Manabí, desde hace 2 meses. “La niña no quería a su padre, pues yo la crié desde los 7 meses de nacida. Mi hijo justo ese día no estaba ahí, no me imagino, si eso hizo con su hija, que podía haber hecho con el mío”.