Trece años después aún espera a Narcisa
La culminación de un curso de belleza y la coronación como ‘Criolla bonita’ son los momentos más felices que Inés Quinto recuerda haber pasado con su hija Narcisa del Pilar Arias Quinto, quien desapareció el 7 de junio de 2001, cuando tenía 16 años.
La última vez que Inés tuvo contacto con Narcisa estaban en el centro del cantón Milagro, provincia de Guayas, de donde son originarias.
Desde el barrio Las Piñas salieron por la mañana para realizar compras y los planes de Inés consistían en ir luego hacia Guayaquil para despedir a un familiar que viajaba a España, pero la adolescente no quiso acompañarla.
“Para qué voy a ir, yo me quedo” fueron las palabras exactas de Narcisa, rememora la desconsolada madre, quien también recuerda que en ese preciso instante apareció Gregorio S., un amigo de su hija, a quien saludaron.
Inés permitió que Narcisa regresara a casa por su cuenta, ya que confiaba en ella y sabía que era una niña juiciosa, pero se llevó una terrible sorpresa cuando su hija no retornó.
Lo primero que pasó por la mente de Inés es que Narcisa se había ido con el enamorado, Segundo C, por ello corrió a buscarla, exigir su retorno y amenazar con denunciarlo si se negaba a entregarla.
En ese instante se llevó otro sobresalto, pues Segundo, después de asegurar que no sabía nada de Narcisa, hizo una confesión, según Inés: “La encontré a su hija en una discoteca con mi amigo (Gregorio)”.
Esa revelación dejó estupefacta a la señora, sobre todo porque Segundo unas semanas atrás había insinuado que algún día le gustaría casarse con Narcisa. “Yo le dije que hablara con el padre, pero que antes se cortara el pelo porque lo tenía muy largo”, cuenta.
Luego de ello, Inés fue a casa de una de sus hijas para buscar ayuda y cuando estaba en camino encontró a Gregorio, a quien abordó enérgicamente.
“Yo iba en el carro cuando vi a ese hombre que se encontró con mi hija; me bajé y le reclamé. Una comadre me acompañaba, lo agarramos, lo insultamos y golpeamos. Vi que tenía marcas en el cuello y pensé que le había hecho algo a mi hija, pero él lo negó, forcejeó y huyó. Desde entonces no lo vi más”, afirma.
Dos años después presentó la denuncia
La esperanza de que retornara y el desconocimiento de lo que se debía hacer en estos casos aplazaron la denuncia del hecho, reconoce Inés.
“Pensamos que se había comprometido y que pronto regresaría, también creí que para denunciar en la Policía tenía que pagar, por eso me demoré, pero pasaron dos años y no había señales de ella, entonces no aguanté más”, detalla.
Una vez que presentó la denuncia también se animó a contar su historia a los medios de comunicación para que publicasen la foto y su número telefónico, con la esperanza de que alguien la reconociera y le diera información, pero eso no resultó beneficioso.
Inés sostiene que al menos siete veces la llamaron para darle datos falsos, amenazarla y exigir dinero para devolverle a su hija. Pero ella está segura de que Gregorio sabe dónde está Narcisa y aunque ya pasaron casi trece años espera que se presente y aclare el asunto.
El fiscal a cargo de las investigaciones, Édison Daquilema, asevera que se han efectuado las diligencias pertinentes, pero se trata de una indagación previa, por ello no puede revelar los resultados de la investigación.
Se aferra a las fotografías
Los instantes que llenaron de dicha a la familia, entre ellos la coronación de Narcisa como criolla bonita, los conserva en un álbum que mantiene viva la esperanza, declara Inés.
“Al principio no quería que ella participara, pero me convencieron y ella resultó ganadora, fue un momento muy lindo”, expresa la señora y agrega que eso sucedió cuando tenía 15 años y que a más de terminar una carrera corta de belleza, Narcisa tenía planeado terminar el colegio y luego estudiar en la universidad.