A mediados de 2013 la policía detuvo a jóvenes que ‘comerciaban’ en las estaciones de buses
Seis instituciones presentan plan para controlar drogas en colegios
Los padres de estudiantes de los centros educativos que colindan con la vía a Daule, en el norte de Guayaquil, están angustiados porque durante las últimas semanas han detectado la presencia de microtraficantes en los paraderos de la Metrovía, aseguran.
La troncal Bastión Popular-Centro Urbano, que abarca desde la ciudadela Montebello hasta el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), tiene 24 estaciones, cerca de 21 de ellas hay más de una docena de colegios (entre fiscales y particulares).
‘Andrés’, uno de los ciudadanos intranquilos, relató que las estaciones permanecieron en relativa calma durante el período vacacional, pero desde que iniciaron las clases el problema retornó paulatinamente.
El hombre afirmó que el año pasado fue testigo de la venta de estupefacientes. El padre prefirió actuar con cautela hasta identificar a los expendedores para dar aviso a las autoridades.
También reveló que se sorprendió al ver que el guardia no hizo nada por reprender a los expendedores, y cuando le preguntó el porqué, le respondió que “no se metía porque tenía miedo de que le hagan algo malo”.
Con los detalles referidos por ‘Andrés’, diario El Telégrafo observó que en los paraderos, desde las 12:00 hasta las 14:00 y desde las 18:00 hasta las 19:30 se movilizan jóvenes que aparentan ser menores de 18 años y que no usan uniforme de colegio, pero que abordan y conversan con los uniformados.
En esos horarios el alumnado entra y sale de las unidades educativas, generando aglomeración en las estaciones.
Estos jóvenes (los 4 supuestos microtraficantes detectados por las autoridades) tenían 3 cosas en común: vestían con pantalones anchos, usaban pequeños bolsos y saludaban a los estudiantes de tal manera que revelaban un ‘alto grado de amistad’, en el caso de las mujeres hasta con un beso en la mejilla.
Luego de una charla, no muy extensa, se despedían con un apretón de manos para disimular el intercambio de objetos que en principio no estaba claro.
Los empujones de la multitud provocaron que más de una vez estos caigan al piso y queden al descubierto: un pedazo de hoja de cuaderno doblado del tamaño de una pastilla para la fiebre o una funda del mismo, por unas monedas de 50 centavos.
Cuando los presuntos mercaderes sentían que quedaban al descubierto, se ocultaban entre la gente y se embarcaban en el primer bus que llegaba, lo mismo hacían los estudiantes.
No todos dan monedas a cambio del envoltorio de contenido desconocido, por lo que las autoridades presumen que los jóvenes estudiantes también compran a crédito.
Supuestamente las fundas transparentes contienen una mezcla de residuos de heroína, marihuana y otras sustancias, mientras que el envoltorio de papel sería una combinación de cocaína con bicarbonato de sodio.
Reacción de los docentes
La rectora de uno de los colegios de la zona, que prefirió la reserva de su nombre, confirmó que el año anterior detectaron el problema y de inmediato pusieron en alerta a la Policía Nacional, posteriormente elaboraron un plan de trabajo.
El plan consistió en reforzar la supervisión en las horas de entrada y salida de estudiantes, labor ejecutada por agentes del orden, docentes, incluso padres de familia.
A esto se sumaron las tareas preventivas dentro del plantel, es decir, socialización de las consecuencias del consumo de drogas con los estudiantes.
Una docente de otra institución contó que a mediados de 2013 varios individuos identificados como microtraficantes fueron detenidos, pues la Policía les seguía el rastro hace algún tiempo.
Federico Von Buchwald, presidente de la Fundación Metrovía, confirmó lo ocurrido y agregó que la institución colaboró en lo posible con las autoridades para que actúen contra los expendedores de estupefacientes. “Sobre eso tiene autoridad la Policía, nosotros solo dimos las facilidades”, agregó el funcionario.
Mientras que Leopoldo Falquez, gerente de la entidad, detalló que los videos captados por las cámaras de seguridad de las estaciones permitieron reconocer a los microtraficantes, que fueron detenidos por las autoridades.
Con respecto a las presuntas amenazas de los expendedores hacia los guardias, Falquez manifestó que no se descarta y por ello mantienen reuniones permanentes con los gerentes de las compañías de seguridad para planificar cómo manejar situaciones de este tipo y alertar de forma oportuna a las autoridades.
Omar Paredes, jefe Antinarcóticos de la provincia de Guayas, comunicó que las acciones contra la comercialización de sustancias prohibidas se extienden en toda la zona, con énfasis en los colegios y sus alrededores.
También, puntualizó que es valiosa la información que se obtiene de la ciudadanía para capturar a los expendedores, por ello invitó a que continúen denunciando casos como estos o como cualquiera relacionado con estupefacientes.
Revolución preventiva
Para contrarrestar el microtráfico, sobre todo cuando afecta a los estudiantes, la Gobernación de Guayas, Policía Nacional, Fuerzas Armadas, Fiscalía y los ministerios de Educación y de Salud, iniciaron ayer la campaña ‘Revolución preventiva’.
Esta consiste en la ejecución de operativos sorpresa, simultáneos y reiterados dentro y fuera de las unidades educativas.
Las fuerzas del orden están autorizadas a desarrollar sus actividades (revisiones y trabajo de inteligencia) dentro de los planteles, tomando las precauciones necesarias y con la asistencia de fiscales y representantes de las entidades encargadas de precautelar la integridad de los menores.
El trabajo para erradicar el microtráfico se efectuará en los cantones de Guayas y se espera que sirva como un plan piloto que se pueda replicar en el resto del país.