Los estudios y una buena conducta ayudan a bajar los años en prisión
César Montenegro jamás hubiera imaginado que ser solidario le llevaría a pagar una larga condena.
En 2012, un amigo le pidió prestado su carro para un trámite personal. A las pocas horas César fue detenido por asesinato.
Él se sometió a un proceso legal en donde conoció que en su carro asesinaron a una mujer y fue condenado como autor del crimen.
El hombre apeló la sentencia ante la Corte Nacional de Justicia (CNJ) y lo declararon culpable en calidad de cómplice. Al final, el hombre cumplió 6 años de prisión en el Centro de Rehabilitación Social de Turi, en Cuenca.
César alcanzó una reducción de pena acogiéndose al régimen de prelibertad.
El Código Penal plantea que los internos pueden salir al cumplir el 40% de la pena.
En 2019 se presentaron 1.395 expedientes bajo este régimen, según las cifras del Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad y a Adolescentes Infractores del Ecuador (SNAI).
El Código Orgánico Integral Penal (COIP) también contempla este beneficio, pero bajo la modalidad de régimen semiabierto. El año anterior se tramitaron 6.255 carpetas.
Edmundo Moncayo, director general del SNAI, indicó que la entidad analiza minuciosamente que las carpetas que solicitan una revisión de penas cumplan con los requisitos para garantizar un adecuado proceso de rehabilitación, reducir la población carcelaria y así acabar con el hacinamiento.
Actividades extras son clave
Víctor Jácome, director de Régimen Cerrado del SNAI, advirtió que alcanzar un beneficio de esta índole requiere un gran esfuerzo por parte de los internos, ya que no es suficiente con cumplir determinado número de años en prisión.
Moncayo señaló que los beneficiarios tienen que cumplir, entre los requisitos, jornadas de estudios y actividades deportivas. En caso de que el interno tenga formación académica puede dar clases a los que necesitan.
Eso lo sabe muy bien René García, quien recibió una sentencia de seis años por lavado de activos, dentro del operativo “Eslabón 4”.
Para tener condonación de la pena ejerció actividades productivas en la cárcel de Latacunga. Por ejemplo, ayudó a equipar la biblioteca del centro carcelario.
Ahora integra la Fundación Semillitas de Libertad y Progreso (Semipro), que apoya en la reinserción a personas que salen de la cárcel.
Similar criterio comparte Sara Cárdenas, amiga de Semipro, que cumplió igual condena y se sometió al mismo beneficio.
Cárdenas contó que para pedir la reducción tomaron en cuenta que ella estaba en el pabellón de mínima seguridad y que efectuó otras labores. Atendió a los clientes del restaurante El Tomatito.
“Aproveché el tiempo que estuve en prisión. Seguí siendo la persona productiva de siempre”, dijo. (I)