Siete policías se unen al sistema de teletrabajo
El suboficial Segundo de Policía, Richard Benavides, escucha música instrumental para mantenerse enfocado en su rutina de trabajo.
Un escritorio, una computadora, un teléfono inteligente y cientos de archivos son sus herramientas para cumplir con la jornada que inicia a las 08:30 y culmina a las 18:00.
Esa es su rutina laboral desde el 23 de diciembre de 2019, cuando fue asignado a cumplir labores de archivo.
A diferencia del resto de sus compañeros, el agente no efectúa sus labores desde una dependencia policial, sino desde su domicilio, ubicado en el sector de La Agatazo (sur de Quito).
Su actual puesto de trabajo se ubica al pie de las gradas de su casa. Antes funcionaba como una bodega, pero un equipo de personal técnico le explicó de qué forma se debía acondicionar ese espacio como despacho.
Richard es uno de los siete agentes de la Policía Nacional que se incorporó a un programa piloto de teletrabajo.
Se trata de un proyecto inédito en las filas policiales, que se creó en coordinación con el Ministerio de Trabajo.
Es una actividad, en la que los funcionarios cumplen con las obligaciones desde su hogar bajo requisitos tecnológicos de seguridad ocupacional.
Hasta el 13 de enero de 2020, el Ministerio cuantificó 13.972 teletrabajadores. A escala nacional, 2.200 empresas públicas y privadas laboran bajo esta modalidad.
El turno le tocó a la Policía Nacional. Luego de un año de trámites se creó un piloto que tendrá una duración de dos meses.
La etapa de prueba se aplica en la Zona 9 (Quito), pero la idea es expandirse a ciudades como Guayaquil e Ibarra explicó Arturo Piedra, mayor de Policía y jefe de la Unidad de Trabajo de la Dirección General de Personal.
Un perfil específico
Los beneficiarios son aquellos que forman parte de grupos prioritarios: mujeres embarazadas o lactantes; aquellos que sufren enfermedades catastróficas o personas con alguna discapacidad.
Con la Unidad de Discapacidades del Hospital Quito N°1, se realizó el proceso de selección de los posibles beneficiarios.
Ese fue el caso de Richard. El personal analizó su perfil médico y lo consideró idóneo.
Por situaciones familiares, el agente sufre de una discapacidad psicosocial del 36%. Con ese cuadro, ya no estaba en facultad de cumplir las actividades que realizaba hace nueve años cuando empezó a sentir molestias por culpa de la depresión.
El mayor Edwin Bayardo Morejón, coordinador nacional de la Unidad de Atención a Personal Policial con Discapacidad, indicó que hasta 2019 había 650 funcionarios policiales con discapacidad y 150 con enfermedades huérfanas o raras.
Para incorporar a los beneficiarios se realizó un levantamiento del perfil en el Distrito.
Luego se efectuó una selección donde quedaron 20 agentes como potenciales beneficiarios y después se cumplió con una evaluación.
En un principio hubo ocho personas con las características para sumarse a esta modalidad laboral, pero uno de ellos salió del programa debido a que presentó un cuadro delicado de salud.
De los siete que conforman el equipo de teletrabajo se encuentran cinco hombres y dos mujeres de entre 28 y 50 años, quienes cumplen funciones bajo la modalidad servicios ocasionales.
Monitoreo de sus actividades
Las obligaciones que cumplen los beneficiarios consisten en realizar un fotografiado de las hojas de vida de los policías del Archivo Pasivo, ubicado en un edificio del centro norte de Quito.
El personal designó funciones administrativas tomando en cuenta su perfil médico, sus habilidades y capacidades psicomotrices, explicó el teniente William Nuñez, oficial de Sanidad que ofrece atención psicológica a los servidores policiales y sus familias.
Richard agradeció esta forma de trabajo, pues con esta modalidad tiene tiempo para estar más cerca de su hija (25 años) quien sufre de discapacidad mental. (I)