Más de 20 disparos se escucharon. El coronel Galo Pérez, comandante del Distrito El Triunfo-Bucay, se despertó y de un salto salió de la cama en su habitación del cuartel de Policía de El Triunfo (Guayas), en donde habitan unos 50 uniformados. Fue el primero en bajar y mientras descendía por las escaleras, a eso de las 00:32 del 19 de septiembre, pensaba y rogaba que no hubiera muerto ningún agente.

Los policías que a esa hora estaban de turno se habían ido, pues unos 20 minutos antes hubo una alerta de intento de asalto a un bus de transporte interprovincial a unos 10 kilómetros de distancia.

Cuando salió, vio que no había ningún herido ni rastro de quienes atentaron contra la unidad policial. Lo que sí quedó fue la evidencia: 29 indicios balísticos entre vainas y proyectiles que impactaron en los patrulleros y en el edificio.

En El Triunfo, una ciudad con cerca de 45 mil habitantes, se han registrado 22 muertes violentas en 2015. En 20 de ellas se usaron armas de fuego y en 2, armas blancas. “Son por vendettas, sicariato, disputas de territorio del microtráfico. No es algo específico. Hace mes y medio asesinaron a 2 menores vinculados al manejo de armas, microtráfico y atentados. No debieron cumplir alguna orden”, indicó Pérez.

Tras el atentado, el oficial recuperó el aliento y planificó la operación para localizar a los implicados. Las primeras informaciones revelaban que eran 2 personas en una motocicleta. En ese momento se enteró, además, que un par de horas antes le habían disparado a un patrullero de la Comisión de Tránsito (CTE) estacionado en el mismo sitio, pero que no había sido reportado.

La Policía con sus unidades especiales y la Fiscalía iban a los sectores donde las versiones de los pocos testigos los conducían. Así llegaron al sector Agua Santa, invasión con pocas casas de ladrillo y caña distribuidas desordenadamente y rodeadas de plantaciones de banano, cacao y maíz, cercadas con alambre de púas.

Ante la presencia de los uniformados, los moradores preferían callar, pero en la mirada evidenciaban los nervios. Habían escuchado hace poco a hombres en moto y visto a uno meterse entre las plantas.

Los agentes llegaron a una de las casas de la que salieron 4 personas, como si recién se levantaran de dormir. Sin embargo, uno de ellos tenía heridas recientes en su cuello y brazos como si hubiera pasado por espinos o púas. Ese sujeto era ‘Cacao’, el que supuestamente disparó contra el Cuartel de Policía. Él iba en una moto que habría sido conducida por un hombre de apellido Mejía, quien estaba en la misma casa.

‘Cacao’, quien nació en El Triunfo y empezó a cometer delitos en su adolescencia, tiene mirada intimidante, con lo que mantenía callados a sus secuaces. Esa noche fue llevado al cuartel de Policía y cuestionado con los otros 3 sospechosos.

Uno de ellos reveló el sitio donde fueron escondidas las armas, bajo unas hojas, en una plantación de cacao, junto a un galpón abandonado donde antes funcionaba una escuela. Además confesó dónde se encontraba un adolescente que habría acompañado a ‘Cacao’ en el ataque contra la patrulla de la CTE.

Días antes balearon carros particulares usados por la institución y casas donde se alimentaban policías. Una de esas casas, en el barrio 25 de Agosto, fue abandonada. En las ventanas aún están las huellas de al menos 6 disparos. En la zona, la gente se esconde tras las cortinas.

Galo Pérez reveló que los policías aplican medidas de seguridad para acudir a emergencias o llamados. Por ejemplo, no puede ir solo un patrullero, sino 2. En caso de que la zona y la hora lo ameriten, pedirán ayuda de agentes de las unidades especiales como el GOE o GIR. “Aquí el microtráfico ha producido delitos conexos como la extorsión. Hay personas que tal vez no tienen nada que ver con los delincuentes, pero amedrentan a otros pidiéndoles dinero a cambio de no hacerles daño”, destacó Pérez.

Paúl Aguirre, jefe de la Dirección Nacional de Delitos Contra la Vida, Secuestros y Extorsiones (Dinased) de la Zona 5, indicó que tanto las armas e indicios hallados en el cuartel son comparados con los de otras escenas de crímenes. Estos estarían vinculados con decenas de casos.

Aguirre sostuvo que desde enero hasta el 20 de septiembre de 2015 en el cantón hubo 18 casos, con 22 víctimas. 20 de estas muertes tienen relación con ajustes de cuentas.

Algunos habitantes de esa ciudad prefieren no hablar de la situación que atraviesan, y menos cuando se les pregunta de microtráfico. Un joven que estaba afuera de una tienda manifestó que “no justifico el delito, pero hay personas que no tienen trabajo y necesitan un ingreso. Le ‘pintan’ un buen negocio”.

La dueña de un restaurante del centro contó que ella no ha tenido problema, pero que a veces El Triunfo está lleno de policías y en otras ocasiones no. “Los delincuentes están pendientes de todo y salen cuando los agentes se van”. (I)