61 perros se retiran con honores de la Policía para ir a sus nuevos hogares
Las canas en el pelaje no representan vejez, sino experiencia. Para los perros fieles no hay edad. Su instinto les permite seguir con su amo. Ese es el entusiasmo de los perros policías. Aunque ellos no lo supieron, cumplieron ocho años de intensa labor por el bien de la seguridad ciudadana.
Las autoridades del Centro Regional de Adiestramiento Canino (CRAC) ofrecieron un homenaje a 61 canes por su trabajo en las filas policiales. También otorgaron una mención de honor a siete perritos que fallecieron en acción.
En las instalaciones del CRAC, ubicado en Carcelén, en el norte de Quito, se efectuó una ceremonia de reconocimiento y despedida a los canes que cumplieron su tiempo de servicio en el país.
Ahora, los “amigos de cuatro patas” se retiran a una vida plena, para ser compañeros de hogar.
Para cumplir con el acto, sus guías les colocaron un chaleco fosforescente. Luego, en medio de sentidas palabras, los oficiales se arrodillaron para retirar sus insignias policiales.
Los amigos de “narices frías” -como si comprendieran el retiro de su labor- respondieron instintivamente con sendos ladridos. No faltaron los agentes que los acariciaron en medio de lágrimas por su partida.
Luego de ello, cada instructor pasaba con su amigo por una alfombra roja, para que se retiraran como grandes héroes.
Después los entregaron a sus nuevos dueños con un certificado de adopción. Los compañeros “orejones” cumplieron actividades en diferentes unidades, como relaciones públicas (entretenimiento para las familias), canoterapia, rastreo de personas y detección de alcaloides.
Iván Ayala Muñoz, jefe del CRAC, puso un ejemplo de las labores que cumplieron.
Muchos de los canes fueron trasladados a Esmeraldas y Manabí para localizar a las personas atrapadas entre los escombros tras el terremoto de abril de 2016 y otros participaron en la localización de droga en puertos y aeropuertos.
Como el caso de Chelsie, una pastora malinois, que acompañó en esas labores al cabo Diego Vinicio Chagchaguano. La perrita laboró durante siete años en el aeropuerto Mariscal Sucre.
Para el agente Chagchaguano, Chelsie no fue una mascota, sino una gran compañera. Sus palabras se entrecortaban cuando recordaba que debía decirle adiós, porque se retiraba con una familia que se postuló para la adopción. “Fue un vínculo que tuve con el can, pero sé que ahora se retira a un buen hogar. Es una amiga noble”.
Adoptantes monitoreados
De los 61 canes, 34 fueron adoptados por los ciudadanos y 27 por sus guías. Ese fue el caso del sargento segundo Roberto Gonzalón, instructor de la Unidad Canina, quien adoptó a Boby, un pastor alemán.
El perrito trabajó en la detección de drogas. El operativo más grande fue la localización de 300 kilos de alcaloides en el Puerto Marítimo de Guayaquil.
Esta es la segunda ocasión que Gonzalón adopta a su compañero. Hace dos años se llevó a su domicilio a Keny, un pastor malinois. Reconoció que no quiere separarse de él y su familia está muy contenta de tener otro integrante en el hogar. “Yo sé cómo tratarlo, ya conozco su carácter y estoy feliz de llevarlo a mi casa”.
Las familias que acogieron a los perros fueron entrevistadas para conocer si cumplían ciertos requisitos, como alimentación, chequeos médicos, espacios para dormir y correr. Los adoptantes serán monitoreados semestralmente para verificar el estado del agente canino.
En la primera semana de junio se prevé que 70 nuevos perros se vinculen a la entidad, con un adiestramiento previo. Este acto de retiro de perros tiene un reconocimiento internacional.
En 2017, medios de comunicación de Londres divulgaron la experiencia a través de las redes sociales. (I)