Mujer presa por muerte de hijastro

“Afirmativo”, gritó un agente al abrir el maletero. “No fui yo”, replicó Ana Quezada mientras era esposada.

“Cogí el coche esta mañana”, decía mientras sacaban el cuerpo de Gabriel del carro que conducía.

El niño, quien tenía ocho años era buscado desde el pasado 27 de febrero. Lo vieron por última vez al salir de la casa de su abuela.

La Guardia Civil interceptó el carro a 43 kilómetros de Níjar, población en la que desapareció el menor. La sospechosa supuestamente sacó el cadáver de un pozo por temor a que lo encontraran y buscaba un nuevo escondite, según diario El País.

La detenida, de unos 43 años y origen dominicano, acompañó al padre durante todo el tiempo de búsqueda y se mostró condolida por lo sucedido ante los medios de comunicación.

La investigación determinará la posible complicidad de otras personas y el móvil.

Los agentes sospechan que la detenida no actuó sola y manejan dos hipótesis principales: la pasional, por celos, por el cariño que tenía su pareja (con la que vivía hace un año) hacia el niño o por una mala relación con el pequeño; y la económica, por si el secuestro fue motivado para reclamar un rescate a la familia.

El único rastro que se halló del menor fue la camiseta interior que llevaba el niño y que Ana la entregó el domingo argumentando que la encontró en una de las batidas de monte, cuatro días después de su desaparición.

La prenda estaba en el Barranco de las Águilas, en Las Negras. Buzos, perros, helicópteros, bomberos, Protección Civil, voluntarios, agentes de la Guardia Civil… Todos rastrearon esa zona de nuevo, pero nada más hubo.

El hallazgo, más que despistar a los investigadores, colocó de lleno el foco sobre ella, ya que la zona fue rastreada con anterioridad.

Desde entonces, los agentes trataron de confirmar sus sospechas y la mujer fue sometida a una vigilancia.

Diario El Mundo publicó que una hija de Ana murió en Burgos al caer de una ventana cuando tenía cuatro años. El caso fue considerado muerte accidental y archivado. (I)