Juan Carlos Lazo, de apenas 18 años, se convirtió en padre en 2012. Poco a poco aprendió cómo cuidar a su pequeño; pero ahora la lección será mucho más fuerte.

Él y su hermana Karen, de 19, tendrán que ocupar el lugar de su madre para proteger y mantener a sus hermanos de 14, 8 y 2 años. Ayer, afuera de la morgue de la Policía, reconocieron que tendrán que luchar duro luego de que, a las 21:45 del jueves, su madre, Rebeca Castillo Vera, de 34 años, falleciera en una clínica aparentemente clandestina, ubicada en las calles 31 y El Oro, suroeste de Guayaquil.

Jéssica Castillo relató que su hermana Rebeca ingresó al Centro Médico Peñafiel Avilés a las 12:00 del jueves para ser intervenida a las 14:00. Precisó que -la víctima- quería hacerse la lipoescultura, aumentarse glúteos y piernas y afinarse los hombros.

Los médicos les comunicaron que la operación tardaría unas 4 horas, pero a las 17:00 su hijo llegó y se percató de que habían actitudes extrañas en los doctores y escuchó que comprarían un medicamento (del que no recordó el nombre) para que disminuyera el efecto de la anestesia. Preocupado preguntó qué pasaba y al no recibir respuesta desesperó e ingresó pateando la puerta. “Mi madre estaba pálida, entubada, sangraba y se quejaba”, relató.

A las 20:00 los dos hijos mayores solicitaron una ambulancia para trasladarla a otro lado, pero el transporte nunca llegó. A las 21:45 Rebeca Castillo falleció.

Michael Vera, de la Dirección Provincial de Salud, llegó al Centro Médico y luego de informar que no contaban con instalaciones, instrumentos, permisos, ni medicinas adecuadas, lo clausuró, mientras que el fiscal William Aguilar indicó que Jaime Peñafiel Avilés (dueño de la clínica) y su esposa Delia López Ortuño fueron detenidos.

Allegados de los detenidos comentaron que ellos no querían operar a la mujer, pero que los parientes llegaron con armas a amedrentarlos. Además, mencionaron que la fallecida tenía dos semanas de haber salido de la Penitenciaría y que usaba drogas.