Publicidad

Ecuador, 15 de Octubre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Comparte

Los comerciantes aportan a la seguridad en la 'Entrada de la 8'

El sargento Darwin Cruel se apersonó en la capacitación y las necesidades de los expendedores ambulantes.
El sargento Darwin Cruel se apersonó en la capacitación y las necesidades de los expendedores ambulantes.
Foto: Miguel Castro / El Telégrafo
12 de junio de 2017 - 00:00 - Redacción Justicia

El mal olor que se concentra bajo el puente esta tarde parece haber huido. El clima en Guayaquil se apiadó de los comerciantes que trabajan a diario bajo el viaducto ubicado en la vía Perimetral, a la altura de la avenida Casuarina, más conocida como ‘Entrada de la 8’, en el noroeste de la ciudad.

Alrededor 143 vendedores ambulantes aguardan junto a las vigas a  que el semáforo cambie a luz roja para bajar de la vereda y convencer a los choferes de que les compren sus productos. Algunos con buena cara y otros con rostro de pocos amigos se pasean entre los vehículos ofreciendo frutas, verduras, maní, jugos de coco, agua, caramelos, entre otros productos.

Carlos Martínez no quiere que los relacionen con los hechos delictivos que suelen reportarse en la zona, sobre todo el robo a personas y el asalto en buses de transporte urbano. Ante esto se unieron a la iniciativa policial ‘Vendedor Seguro’.

“Todos tenemos que darnos la mano como vendedores, ayudarnos y sacar la corrupción”, manifestó el ciudadano que trabaja en la zona desde hace 25 años y ahora vende maní y melcochas.

Él cuenta que el hedor en los bajos del viaducto suele ser peor cuando el sol pega fuerte, pues en el lugar no hay baños públicos y a veces no hay otra opción que hacer las necesidades en los muros de cemento. “Este es otro factor que no nos beneficia, que puede ahuyentar a los potenciales clientes”.

Robert Tomalá, presidente de la Asociación de Comerciantes de la ‘Entrada de la 8’, comenta que la inseguridad perjudica los negocios y que no podían quedarse de brazos cruzados ante la iniciativa de la Policía de organizarlos, identificarlos y capacitarlos para un mejor servicio.

Si los choferes de los carros pasan con los vidrios cerrados y los conductores de los buses les impiden el acceso no venden nada y no llevan comida a sus hogares. “Es difícil porque no pueden diferenciar entre el vendedor y el ladrón. Pero ahora vamos a tener un distintivo, nos pondremos chalecos con los que nos reconocerán desde lejos”.

El representante gremial precisó que durante las capacitaciones aprendieron de seguridad ciudadana con el personal de los ministerios del Interior y de Salud Pública, que les enseñó cómo manejar los alimentos para el bienestar de los compradores. También aprendieron de atención al cliente y cómo actuar frente a una emergencia, por ejemplo, un incendio (eso con los bomberos).

Solicitan atención a consumidores

“Aquí hay muchas necesidades, pero principalmente requerimos que nos ayuden con las personas que vienen a consumir drogas; hay que rehabilitar a esos ciudadanos y recuperar este espacio”, indicó Tomalá.

Martha Palacios, quien vende manzanas y tomates, reveló que en la zona ha visto a niños desde los ocho años consumiendo droga y también a adultos. “A veces, como nos ven cerca de las personas que están bajo el efecto de las drogas, nos confunden y piensan que nosotros también tenemos ese vicio y  hasta nos difaman diciendo que somos los de aquí que vendemos esas sustancias y eso no es así”.

Emanuel Machuca expende vitaminas. Sus fundas están un poco tostadas por el sol y aunque no es un producto que todos quieran comprar en un semáforo, él no pierde el ánimo. Desde hace 12 años trabaja en ese lugar y recuerda que apenas era un niño cuando andaba de vendedor por esas calles.

Antes veía enormes nubes de polvo que demoraban en dispersarse, ahora es poco lo que levantan los vehículos pesados, que comúnmente pasan por la zona perturbando a cualquier ciudadano con sus potentes pitos.   

“Polvo y lodo. Se hacían lagunas y eran puros cerramientos. Ahora se ven buenas casas y comercios donde se encuentra de todo”.

Rubén trabaja cerca del puente y prefiere no decir su apellido. Él asegura que cierra su negocio temprano porque en la noche es más peligroso.

“Hay muchas más personas en la noche y alguna vez que me quedé vi cómo unos hombres cortaban con estiletes las carteras de las mujeres para quitarles las cosas”.

Al principio no fue fácil

Darwin Cruel Segura, de la Unidad de Policía Comunitaria (Polco), cuenta que las capacitaciones se han dado debajo del puente y también en el auditorio de la Unidad de Vigilancia La Florida. Los vendedores han recibido más de 10 horas de enseñanza. “Al principio fue difícil, algunos se mostraban reacios y hasta groseros, queriendo aún vivir y trabajar en el desorden. No creían que esto podía cambiar”.

El agente recordó que ahora ellos   se muestran colaboradores cuando  ven alguna irregularidad, sobre todo de personas que llegan de otro lado y simulan que son vendedores para robar.

“Van a tener chalecos numerados, con el escudo de la Policía Nacional. Nosotros ya tenemos una base de datos para saber quiénes son los que tienen el distintivo. El principal problema en esta zona es el robo en los buses, hay ‘arranchadores’ que se suben y salen corriendo y la gente cree que son los comerciantes de la zona porque andan con botellas de agua o fundas de caramelos”.

El sargento Cruel asegura que una de las reglas que deben cumplir los vendedores es no ir a trabajar bajo los efectos del alcohol ni de las drogas. “No queremos quitarle el trabajo a nadie, pero se debe hacer con orden”. El coronel Gustavo Cabezas Uriarte, jefe del Distrito Florida,  manifestó que “la Policía ahora cuenta con más ciudadanos que nos ayudan a controlar áreas sensibles a la delincuencia. Ellos serán quienes custodien estos sectores, colaborarán con nosotros y tendrán todo nuestro apoyo”. (I)

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media