La Policía realiza trabajo silencioso por el ambiente
El pasado 24 de mayo, agentes de la Unidad de la Protección del Medio Ambiente (UPMA) y funcionarios del Ministerio del Ambiente (MAE) rescataron del patio de una vivienda en Quinindé, Esmeraldas, una veintena de caimanes, diez saínos (mamíferos semejantes al cerdo) y dos tortugas.
Según moradores del lugar, desde hace años se escuchaban fuertes sonidos que emitían los animales y temían que en algún momento uno de ellos se escapara y los atacara. Ninguna persona se hallaba en la casa durante el operativo y el equipo que rescató a esas especies dijo desconocer los motivos reales de su cautiverio, puesto que podría haber sido por una simple afición o por tráfico o explotación de sus pieles.
Carlos Ramos, técnico del MAE, informó que los animales serían devueltos a su hábitat natural.
Un mes antes, en esa misma provincia, personeros del MAE, en coordinación con la UPMA y las Fuerzas Armadas, realizaron un operativo de control forestal, mediante el cual decomisaron 30,15 metros cúbicos (m³) de madera aserrada tipo sangre de gallina, laurel, guayabo, cangare, tachuelo, machare y fernán sánchez.
El objetivo del operativo de control fue reducir el impacto de la explotación ilegal de recursos forestales y la deforestación, informó en esa fecha la cartera de Estado.
Y es que el tráfico de especies y la tala de bosques son las principales contravenciones ambientales que se registran, no solo en Esmeraldas, sino a escala nacional. Así lo afirmó Juan Sosa, jefe de la UPMA-Guayas, quien señaló que para velar por el cumplimiento de las disposiciones legales que tienden a la conservación del medio ambiente, de los recursos hidráulicos u otra relacionada a la naturaleza, los agentes trabajan con diferentes instituciones, como son el MAE, Agrocalidad, Fundación Probosque, Subsecretaría de Recursos Pesqueros y las direcciones de Medio Ambiente y de Salud.
La UPMA ha realizado un trabajo silencioso en cuanto al cuidado de la naturaleza, expresó su directora nacional, Tatiana Calero.
Se realizan, además, controles a volquetas con material pétreo para evitar el relleno en el Estero Salado
El amplio accionar de la Unidad en sus diversas áreas para el control ha hecho que los agentes tengan capacitaciones constantes para entender y ayudar a solucionar la problemática del medio ambiente.
Uno de esos controles, indicó Sosa, tiene que ver con la recuperación de especies, para lo cual trabajan directamente con denuncias o constataciones de que en ciertos lugares o domicilios tienen especies de vida silvestre. “La gente piensa que tal vez un animal propio de la vida silvestre es una mascota, y no es así. En eso tratamos de concienciar con campañas y charlas en los colegios”, expresó el oficial.
No es lo mismo un perro, un gato o animales de criadero, como gallinas o cerdos, que uno de vida silvestre, porque no está acostumbrado a un espacio físico reducido donde tienden a hacerse agresivos, les puede causar estrés e inclusive la muerte. Además, como son silvestres, pueden portar enfermedades que son transmitidas al momento de tomar contacto con las personas, principalmente con los niños.
“Si un animal está un tiempo prolongado en una casa, como mínimo 6 meses, es casi imposible la reinserción en su hábitat natural porque pierde el instinto de conservación y de convivencia con otros, ya que se lo acostumbró a recibir comida y cuidados”, explicó el uniformado. Pone como ejemplos casos de tortugas que son alimentadas con lechuga o guineo, y se acostumbran; o de monos a los que les dan de comer pan y arroz.
La reinserción de especies en su hábitat natural se logra en la minoría de casos, por esa razón hay centros de rescate avalados por el MAE.
Un acápite relevante en el tema de control de las autoridades ambientales es el concerniente a los elementos constitutivos, que son accesorios o utensilios elaborados con piel de reptiles o mamíferos, como son billeteras, carteras, llaveros, e inclusive penachos con plumas de aves exóticas, que son comercializados en ciudades, donde sus habitantes desconocen el daño que se causa.
El tráfico de especies es el delito de mayor incidencia en Guayaquil y en el Oriente ecuatoriano, donde por un papagayo, por citar un caso, el traficante puede pagar unos 50 dólares a la persona que lo caza, pero logrando salir, esa especie puede llegar a costar hasta 700 dólares.
Datos
La Unidad de Protección del Medio Ambiente de la Policía trabaja amparada en el Artículo 71 de la Constitución, que señala: “La naturaleza o Pacha Mama, donde se reproduce y realiza la vida, tiene derecho a que se respete íntegramente su existencia y al mantenimiento y regeneración de sus ciclos vitales, estructura, funciones y procesos evolutivos”.
Las contravenciones ambientales están estipuladas en el artículo 607 A del Código Penal, que señala que será sancionado con prisión de 5 a 7 días y multa de 44 a 88 dólares de los Estados Unidos de Norteamérica todo aquel que:
a) Contamine el aire mediante emanaciones superiores a los límites permitidos de los escapes de los vehículos;
b) Acumule basura en la vía pública, en terrenos o en los frentes de las casas o edificios;
c) Haga ruido por falta de silenciador de su vehículo o a través de equipos de amplificación a alto volumen que alteren la tranquilidad ciudadana;
d) Arroje desperdicios o aguas contaminantes, destruya la vegetación de los parques o espacios verdes, en los casos en que tales actos no constituyan delito.
El alto mando policial creó la Unidad de Protección del Medio Ambiente, basado en la Ley Orgánica, Art. 49, publicado en el Reg. Oficial Nº 368 del 24 de julio de 1998.
Lo mismo sucede con la flora. Las orquídeas son las más apetecidas por los traficantes, ya que tienen un costo elevado, tanto dentro del país como fuera; pueden costar desde 10 dólares hasta 2 mil dólares por unidad, según la rareza de la variedad.
En lo concerniente a la tala de bosques, el MAE, en su sitio web (www.ambiente.gob.ec) indica que para que una persona pueda explotar la madera necesita diferentes permisos, y junto con el personal de la UPMA se revisan las guías de remisión, en las que debe constar el tipo de madera que lleva el transportista, la cantidad, el vehículo en que la lleva, de dónde sale y el destino de la mercadería, así como el tiempo de duración.
“Revisamos que la madera esté dentro del tiempo y que corresponda a todo lo señalado en el documento. Si se transgrede uno de los puntos se procede a la retención y se realiza el informe correspondiente para que se aplique una sanción por parte del MAE”, dijo Sosa.
Con Agrocalidad, la UPMA trabaja en lo que tiene que ver con el control de productos agroveterinarios.
“Revisamos que los locales tengan los permisos de funcionamiento, que no estén vencidos y no exista un exceso de productos en stock”, señaló el jefe policial. La semana pasada realizaron controles en plantas productoras de leche y a transportes de ganado vacuno, ovino y equino.
Otro de los controles importantes que realiza la UPMA es durante los períodos de veda de cangrejo (15 de enero-15 de febrero y 15 de agosto-15 de septiembre), puesto que deben enfrentarse a la renuencia de los comerciantes a dejar una actividad que les resulta lucrativa.