La muerte sorprende a un adolescente al bajar del techo de una casa
Faltaban apenas cuatro minutos para que concluyera un campeonato de fútbol, disputado en la cooperativa Mapasingue Este, en Guayaquil, y uno de los jugadores del equipo que perdía, 2 a 0, pateó fuertemente la pelota enviándola al techo de una casa del sector.
Luis Ernesto Medina Villalta, de 13 años, observaba el partido y corrió comedidamente para recoger el balón. Subió sin problemas por el cerramiento de la vivienda, pero al bajar se agarró de unos bloques que formaban el borde del techo y este se desprendió. El menor cayó y encima de él los pedazos de cemento, además, de manera desafortunada, una varilla que estaba en la acera le atravesó parte del pecho, comentó su tío, Luis Medina.
“Eran las 22:15 (del sábado anterior) había mucha gente. Nosotros vivimos cerca de la cancha Ligas del Norte, en la que jugaban. Me imagino que el techo no aguantó el peso de Luis porque era gordito. La Policía nos ayudó a llevarlo a la Clínica Kennedy, donde nos dijeron que había muerto”, agregó el familiar que amaneció en la morgue de la Policía. Y es que el fierro le había comprometido seriamente órganos vitales en el tórax del menor.
El tío recordó que “el loco Luis”, como le decía de cariño, era fiel hincha del Club Sport Emelec y siempre iba al estadio a verlo jugar. Cursaba el primer año en el colegio Juan Montalvo, situado a un costado de la Av. Carlos Julio Arosemena, y siempre pedía que lo llevaran a pasear. Hace dos semanas estuvieron por Piura, en Perú, relató.
“Era muy querido. Su padre hizo también las veces de madre, porque se separó de su esposa hace varios años y lo dejó con los niños. Él ha dado todo por él, no sabe el dolor que siente en estos momentos”, dijo.
Héctor Medina, el progenitor, realizó los trámites en la Fiscalía del Guayas y luego se dirigió al anfiteatro para retirar los restos de su hijo. “Hay que tener resignación. Él era el segundo de mis tres hijos, era un buen chico y mire como se muere. Estaba tan sano, tan contento. El próximo domingo, inclusive, le tocaba jugar por el campeonato de su equipo”, indicó.
Su hermana menor, de 11 años, que acompañaba a su padre, intentaba ocultar su tristeza y solo se limitó a decir que sin duda lo extrañará mucho, sobre todo, cuando hacían juntos las tareas del colegio.
Ayer, en la cancha los partidos se desarrollaban normalmente, aunque con menos espectadores, mientras que el cuerpo de Luis era velado, a pocas cuadras, en su vivienda.