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El Telégrafo
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La Martha de Roldós dejó de ser “zona roja”

La Martha de Roldós  dejó de ser “zona roja”
30 de agosto de 2013 - 00:00

“Hasta hace poco menos de un año se veía, sobre todo en las peatonales, cómo se vendía drogas; no se podía ni andar por las noches, pero ahora todo está más tranquilo, definitivamente la presencia de los policías ha ayudado bastante”, relata Segundo Toalombo, morador de la ciudadela Martha de Roldós, en el norte de Guayaquil.

El hombre, quien reside desde más de 22 años en ese sector, indica que el robo a transeúntes, especialmente de quienes acuden al mercado de víveres, situado en las inmediaciones del centro comunal, también se daba con frecuencia.

No obstante la policía María Vélez, quien presta sus servicios en el sector desde hace un año, señala que  el robo a personas, especialmente de teléfonos celulares, ha  disminuido hasta en un 70% debido a los trabajos de patrullaje preventivo y a la instalación de una  Unidad de Policía Comunitaria (UPC) móvil, que con sus dos cámaras de video vigilancia instaladas monitorea el área en donde se encuentre.

La gendarme explica que los UPC móviles son ubicados en sitios donde las necesidades estratégicas de control así lo requieran, y en el caso de la Martha de Roldós, el robo o hurto a personas era un problema que se debía solucionar.

Los 10 miembros policiales que resguardan la seguridad en esa ciudadela, bajo la dirección del teniente Miguel González, aún tienen su base de operaciones en un reducido y descolorido Puesto de Auxilio Inmediato (PAI) con más de 20 años de funcionamiento.

La UPC Nº 3 funciona en un área del centro comunal, desde hace más de 20 años.

La mudanza de los agentes  al nuevo y amplio edificio de la Unidad de Policía Comunitaria, situado a no más de 100 metros, no se ha  hecho efectiva aún, pese a que la infraestructura física y el mobiliario están listos desde hace un par de meses.

El aplazamiento, lamentablemente, según algunos moradores del sector, se debe al formalismo de contar con la presencia de autoridades en su inauguración, con la consigna  de darle mayor realce a la ceremonia de apertura del local.

La UPC cuenta con un área destinada a la mediación, que servirá para resolver peleas familiares, de vecinos, riñas callejeras y otros incidentes. “Eso evitará llegar a instancias legales que terminan siendo costosas y tediosas”, asegura la Policía, quien agregó que allí laborará un  juez de paz, quien deberá actuar para resolver los problemas de la comunidad sin necesidad de acudir a la justicia ordinaria.

Julio Vilema, morador, relata que la cámara “ojo de águila” del Sistema Integrado de Seguridad ECU-911 que fue instalada en la entrada principal de la ciudadela ha sido una medida eficazmente disuasiva para los delincuentes, en especial para quienes, a bordo de automotores, hacen de las suyas en el sector o llegan de otros sitios para abandonar a las víctimas de sus delitos.

Presuntos delincuentes llegan de sitios aledaños

Ítalo Intriago, morador del sector por más de 23 años, coincide con su vecino y señala que era común ver a vehículos transitar a toda velocidad, lo que hacía suponer que estaban involucrados en hechos delictivos. “Acá se veía de todo y algo que se denunció fue que los posibles asaltantes eran del sector de Mapasingue, pero gracias a los controles de la Policía los delitos han bajado sustancialmente”, manifiesta.

En ese sentido, Vélez señala que los constantes patrullajes a cargo de 4 agentes en bicicletas (vehículo idóneo para recorrer las estrechas peatonales), 2 motorizados y una camioneta han contrarrestado el accionar de los delincuentes.

“Vivo y trabajo aquí desde hace 22 años y es evidente que los robos a las personas han bajado bastante”
Segundo Toalombo, 43 años
Morador

“La presencia de los señores  policías debe ser constante; así como han venido trabajando está muy bien”
Julio Vilema, 65 años
Comerciante

“Acá se veía de todo, antes se podía decir que el sector era considerado zona roja; ahora todo está tranquilo”
Ítalo Intriago, 43 años
Morador
La ciudadela y las 14 cooperativas de vivienda que la circundan tienen una población de más de 12.000 habitantes. Según la Policía y los moradores, las zonas más peligrosas son las cooperativas 26 de Febrero, Hijos del Suelo, La Roca, Colinas de Mapasingue y Jaime Roldós.

Víctor García, miembro del Comité Pro Mejoras de la Mz. 601, manifiesta que si bien es cierto los controles en el interior de la ciudadela han aumentado y se han logrado resultados,  en la avenida Juan Tanca Marengo los asaltos a mano armada son frecuentes. “Los estudiantes universitarios llegan a las 23:00 y son muchas  veces asaltados por consumidores de droga. Yo siempre voy a ver a mi hija que llega de la universidad y vemos a todos esos sujetos en los callejones”, comentó el hombre, quien vive desde hace 20 años en el sector.

Sin embargo, un agente del orden, que prefirió no revelar su nombre, señala que la zona está controlada por el servicio de vigilancia ojos de águila, tanto del Sistema Integrado de Seguridad ECU-911 como de la Corporación para la Seguridad Ciudadana de Guayaquil (CSCG).

“Si se da en la entrada de la ciudadela  robos a locales o a personas  es porque se trata de un sector muy comercial, y es por eso que realizamos patrullajes a pie para mantener contacto ciudadano”, admite. Intriago añade que los habitantes de ese sector creyeron que con la presencia de la CSCG (edificio inaugurado en julio de 2007) se iba a reducir el índice de delitos, pero esa percepción estuvo equivocada. “Eso es un elefante blanco, no estoy seguro de qué trabajo hacen allí, solo se ve que salen y entran carros súper lujosos, pero no influye en ningún tipo de seguridad para la zona”.

Una opinión diferente tiene la ciudadanía sobre la utilidad de la Sala de Primera Acogida a Víctimas de Delitos Sexuales y Violencia Intrafamiliar, que fue instaurada en el Área de Salud Nº 9.

Esta Sala, según explicaron en noviembre de 2011, cuando fue inaugurada, es un espacio físico que permite atender en forma privada a víctimas de violencia intrafamiliar, física, psicológica o sexual, y brinda atención de emergencia o inmediata hasta estabilizar a la persona de los riesgos vitales.

La ciudadela Martha de Roldós, por estar rodeada de varios asentamientos populares, donde se registra un alto índice de delitos sexuales, sobre todo a menores de edad y mujeres adultas, fue elegida por el Ministerio de Salud para la puesta en marcha de esta Unidad, que es la segunda en la ciudad, puesto que otra  funciona en el hospital Abel Gilbert Pontón, en el Suburbio.

DATOS

La ciudadela Martha de Roldós, en el norte de Guayaquil, fue parte de tres proyectos planificados a inicio de los años ochenta por el Gobierno de Jaime Roldós Aguilera. Además, estaban  Sauces y  La Floresta.

El nombre original de la ciudadela era Unión Popular Norte, pero tras la muerte del Presidente y su esposa, fue bautizada como Martha de Roldós al ser inaugurada en 1982 por Osvaldo Hurtado.

Martha de Roldós nunca fue a aquel sitio, pero en el sector está presente su imagen, a través de un busto que se encuentra en el ingreso principal y un colegio fiscal, situado a un costado de la Av. Juan Tanca Marengo.

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