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Las apelaciones han impedido durante 8 años que se ejecute la pena capital con inyección letal

La Corte de Florida debe pronunciarse sobre el caso Serrano hasta el 15 de octubre

La Corte de Florida debe pronunciarse  sobre el caso Serrano hasta el 15 de octubre
02 de octubre de 2015 - 00:00

Cuando Nelson Iván Serrano Sáenz quiso cumplir el sueño americano, no estaba en sus planes un cuádruple crimen y mucho menos pasar sus últimos días en el corredor de la muerte en Estados Unidos. Solo la esperanza de recuperar su libertad lo mantiene vivo a sus 77 años.

La gestión del Gobierno ecuatoriano ha impedido que se ejecute la sentencia de pena de muerte con fechas establecidas. Los recursos de apelación al fallo han ayudado a dilatar la condena.

Así, los familiares y los ministros de Justicia de turno han presentado pruebas a favor de Serrano que no se consideraron dentro del proceso. Además, han recurrido a las autoridades gubernamentales y judiciales estadounidenses para solicitar un juicio justo para el compatriota.

Recientemente la ministra de Justicia, Ledy Zúñiga, mantuvo una reunión con Jack Hiiken, secretario general jurídico del Gobernador de la Florida, donde se espera que en octubre haya una resolución favorable sobre el recurso de apelación a la sentencia.

De agrónomo a empresario

Serrano nació en Quito, provincia de Pichincha, el 15 de septiembre de 1938. Después de terminar el colegio salió del país para estudiar agronomía en la Universidad de Rosario, en Argentina, donde se graduó. Posteriormente regresó a Ecuador.

En mayo de 1964, a los 26 años, viajó a Estados Unidos para trabajar. Siete años después, en 1971, se nacionalizó estadounidense, lo que facilitó que emprenda su propio negocio en ese país.

A fin de ampliar su empresa Erie Manufacturing y otra de sistemas de transporte de ropa, decide trasladarse en 1990 a Bartow, Florida, donde se asocia con Frank Dosso y George Gonsalves.

Durante el verano de 1997 Serrano abrió un negocio separando la cuenta de cheques en un banco diferente y depositó dos cheques de Erie Manufacturing con un total de $ 200.000. Por problemas monetarios, el empresario instituyó una demanda civil en contra de sus socios. En última instancia se retiró como presidente por el voto de los otros dos socios, por no pagar los $ 75.000 a cada uno de ellos. A partir de entonces las cerraduras se cambiaron en el edificio, en julio de 1997.

El crimen de sus socios y otros

En medio de la batalla societaria y legal, el 3 de diciembre de 1997, ocurren los asesinatos de Frank Dosso, Diane Patisso, George Patisso y George Gonsalves, quienes fueron encontrados con disparos en la planta de la empresa Erie Manufacturing en Bartow, condado de Polk, Florida.

Diane Patisso, una joven fiscal del estado, había ido esa noche a la fábrica a recoger a su hermano Frank y su marido George; los fiscales dicen que fue asesinada para evitar que identifique al asesino.

Serrano cooperó con las autoridades, aunque fue investigado como principal sospechoso. Después de tres años, el caso seguía sin resultados.

Como no había pruebas ni cargos que lo incriminen por más de cuatro años, el empresario ecuatoriano se jubiló y regresó a Ecuador en 2000.

Mientras Serrano departía con su familia, la Fiscalía de Florida mantenía activas las investigaciones, y cuando hallaron una evidencia se valieron de eso para venir a Ecuador y llevarse ilegalmente deportado al compatriota a EE.UU., en 2002.

La prueba para enjuiciarlo

Las autoridades dijeron que tenía motivos para asesinar a los dos hombres, pero su hijo Francisco Serrano proporcionó una coartada.

Su padre les dijo a las autoridades que él estaba en una habitación de hotel en Atlanta con un dolor de cabeza de migraña durante todo el día, por lo que nadie lo vio ni habló con él. Pero los agentes hallaron su huella dactilar en un boleto de garaje en recepción del aeropuerto internacional de Orlando con fecha 3 de diciembre a las 15:49, unas dos horas antes de que ocurrieran los asesinatos. Se alega que esa pieza de evidencia rompió su coartada.

Serrano afirmó que estuvo a 500 kilómetros de distancia en un viaje de negocios en Atlanta, Georgia, cuando ocurrieron los asesinatos.

Lo tuvieron 4 años en una prisión de alta seguridad sin proceso penal alguno. Pero, durante el juicio la Fiscalía convenció al jurado de la culpabilidad de Serrano, pese a la falta de claridad de las pruebas, ya que el fiscal no aportó al juicio ninguna evidencia de huellas o rastros de ADN de Serrano dentro del automóvil, en el que supuestamente viajó hasta la planta y mató a las 4 personas, tampoco revisó el testimonio de un testigo ocular.

El 26 de junio de 2007, la jueza Susan Roberts lo condenó a muerte con inyección letal, por el cuádruple asesinato.

Apelaciones

Durante 8 años, el gobierno ecuatoriano ha dado especial atención a este caso, y ha tratado de probar la inocencia de Serrano. Así, al año siguiente de la sentencia, en 2008, el Ministerio de Justicia de Ecuador contrató a Marcia Silvers como asesora legal para que lleve la apelación de la sentencia de la pena de muerte.

La primera vez que se presentó este recurso en la Corte Suprema en Washington fue negado, aunque se ganó tiempo suspendiendo temporalmente la pena de muerte. Nuevamente Ecuador interpuso otras acciones legales, que no han tenido resultado.

El 29 de julio de 2015, la abogada estadounidense Marcia Silvers, defensa de Serrano Sáenz, presentó la apelación a la sentencia de denegación de la moción en base a la regla 3.851 del Procedimiento Criminal de Florida, a la Corte Suprema de Florida, organismo judicial que tiene plazo hasta el 15 de octubre para presentar su respuesta.

En tanto, en Ecuador se abrió un expediente en contra de las personas que facilitaron la deportación ilegal de Serrano a EE.UU. (I)

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