La cárcel pasará del olvido a la productividad social
Es la edificación de cemento más antigua de Guayaquil. La cárcel municipal fue la primera construcción en la ciudad hecha con mampostería. El creciente puerto de fines del siglo XIX necesitaba de un reclusorio para retener a aquellos ladrones que causaban temor en la ciudadanía.
Así, por el año 1890 se inició la construcción del reclusorio. Arrancó con una estructura de madera, pero el incendio que se suscitó en la localidad en 1896 acabó con la obra. El gobierno del general Eloy Alfaro dispuso que se retome la obra, pero esta fue devastada nuevamente en 1902, por otro flagelo.
El responsable de la obra era el italiano Rocco Queirolo, pero fue Francisco Manrique quien terminó de edificar la cárcel en 1907. La estructura era modernista para la época. Era la única edificación maciza y que podría resistir a los incendios en la ciudad.
Fue construida en la avenida Julián Coronel, conocida como la “Calle del Dolor”, debido a que en esa recta estaban la Comisaría de Policía, el hospital Luis Vernaza, el hospital Lazareto (también conocido como Calixto Romero, una casa de salud específica para personas con tuberculosis), el anfiteatro, el Cementerio de los Protestantes y el Cementerio General.
La capacidad del recinto carcelario era de 150 personas. En los años 30, la población carcelaria ya excedía del límite. La peor crisis por el hacinamiento se dio a mediados de los 60’, cuando hubo alrededor de 1.000 reclusos. En 1969 su competencia pasó al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS). Esta cárcel dejó de funcionar en la década del 70, ya que para aquella época se puso en funcionamiento la Penitenciaría del Litoral.
Desde entonces, la cárcel municipal se convirtió en guarida de delincuentes y de personas que buscaban la clandestinidad para drogarse e ingerir alcohol.
Sus paredes y pisos se desgastaron con el tiempo. Lentamente, todo tomó una tonalidad gris y las celdas de a poco se fueron llenando de basura y hojas de árboles que se encuentran en el sitio.
En 1990 la cárcel municipal fue declarada Patrimonio Cultural del Ecuador, pero esto no significó que se arregle la infraestructura.
En los últimos 20 años se han realizado sesiones fotográficas, conciertos y demás actos sociales, pero las autoridades no habían planificado algún proyecto para el lugar.
En días pasados el presidente de la República, Rafael Correa, visitó las inmediaciones de la vieja y abandonada cárcel, que en los últimos años había sido entregada en comodato a la Fundación Guayaquil Siglo XXI, y aseguró que el reclusorio será utilizado en bien de la comunidad.
La edificación será un complejo polifuncional. Entre los planes para con el inmueble, que pasará próximamente a manos de la Secretaría de Gestión Inmobiliaria del Sector Público, están que se construirá una biblioteca, una sala de cómputo y habitaciones para alojamiento de personas que no vivan en Guayaquil y que tengan a familiares internados en el hospital Luis Vernaza.
Según cifras extraoficiales, la inversión inicial para la remodelación de la infraestructura será de 3,6 millones de dólares.