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La Armada monitoreará el 100% de las embarcaciones artesanales matriculadas

El objetivo de los guardacostas es saber la ubicación de todas las naves dedicadas a la pesca para asistirlas cuando haya emergencias. De las 14.000 registradas solo el 10% tiene sistema de alerta. Foto: Archivo / El Telégrafo
El objetivo de los guardacostas es saber la ubicación de todas las naves dedicadas a la pesca para asistirlas cuando haya emergencias. De las 14.000 registradas solo el 10% tiene sistema de alerta. Foto: Archivo / El Telégrafo
09 de febrero de 2015 - 00:00

El pasado 5 de enero, los pescadores realizaron un plantón en la Plaza San Francisco (Guayaquil) y anunciaron que mañana harán una marcha para solicitar a las autoridades que mejoren las medidas de seguridad en el mar para erradicar el robo de sus productos y motores.

Gabriela Cruz, presidenta de la Federación Nacional de Cooperativas Pesqueras del Ecuador (Fenacopec), aseguró que cada año la cifra aumenta y aseguró que en 2014 hubo la pérdida de 392 motores y en lo que va de este año ya son 63, aunque, reveló, algunos casos ocurrieron en aguas internacionales.

También, indicó que los dispositivos de emergencias colocados en las lanchas para alertar a los guardacostas no funcionan como esperaban y los tiempos de respuesta no son los ideales. Además, dijo que si no hay una solución se verán obligados a usar armas para defenderse de la delincuencia.

El contraalmirante Fernando Noboa, director Nacional de Espacios Acuáticos (Dirnea), no negó que ocurren estos hechos delictivos, pero informó que, según las estadísticas que ellos manejan, el año pasado hubo menos robos que en 2013.

El capitán Jorge Durán, director de Operaciones de la Dirnea, detalló que en 2013 se registraron 399 robos de motores, en 2014 bajaron a 244 y entre enero y febrero de este año contabilizan 45. Aclaró que estos datos corresponden a las denuncias presentadas legalmente.

Pero, Noboa manifestó que lo importante es que se hagan esfuerzos para contrarrestar los hechos delictivos, y explicó que el Comando de Guardacostas efectúa constantes operativos de control con ese objetivo. Con respecto a los robos en aguas de otros países, mencionó que no tienen permiso para actuar en tales sitios.

Sobre los dispositivos de alerta, comunicó la Armada que no está a cargo de la instalación sino la Subsecretaría de Recursos Pesqueros y que solo 1.300 de las 14.000 naves matriculadas los poseen.

En cuanto a los tiempos de respuesta, explicó que no es fácil acudir de inmediato porque la señal es satelital y, en algunos casos, toma hasta 30 minutos en llegar a los centros de monitoreo y a eso se suman las grandes distancias que deben recorrer para llegar donde están los afectados. Con las embarcaciones que no tienen estos dispositivos la situación se vuelve más difícil.

Durán acotó que según los reportes, aproximadamente el 80% de  pedidos de ayuda que reciben por esta vía son inintencionales, es decir, que los pescadores activan el sistema sin querer cuando realizan algún trabajo de mantenimiento, muchas veces cuando están en tierra.

Noboa explicó que este proyecto de seguridad todavía no ha sido transferido a la Armada y dijo que cuando tengan el control trabajarán para que todas las embarcaciones matriculadas utilicen esta tecnología, lo que facilitaría su monitoreo.

En relación al anuncio de los pescadores de utilizar las armas para repeler a la delincuencia, declaró que no se debe llegar a ese extremo pues, además de estar penado el porte sin permiso, lo correcto es que la Armada se encargue de contrarrestar este tipo de hechos.

Acerca de este tema, José Camposano, presidente de la Cámara Nacional de Acuacultura, opinó que no sería la vía correcta, además  de las sanciones penales que habría, ya que se dejaría la puerta abierta a las organizaciones delictivas para que se oculten entre los pescadores.

Camposano manifestó que entiende la preocupación de los pescadores, pero que lo ideal sería dialogar una vez más con las autoridades para tomar nuevas medidas y presentar propuestas, por ejemplo la petición para que se renueven y concedan los permisos de porte de armas, la construcción de puntos de control en zonas estratégicas, así como investigaciones para identificar donde se vende la pesca robada.
Un trabajador de uno de los mercados de mariscos en Guayaquil reveló que no es un secreto que allí llegan y se expenden parte de los productos robados, pero que nadie se atreve a comentar sobre esto. “Si hablas de eso dentro del mercado te puede escuchar alguno de los pillos y a la salida te pueden hacer cualquier cosa”, dijo.

También, contó que el año anterior asaltaron una embarcación y  los ladrones llegaron a la plaza y remataron la pesca antes que los afectados. “Ellos (los delincuentes) usan lanchas de hasta 3 motores. Llegaron acá, vendieron todo y después de un rato aparecieron los achacados (las víctimas)”, detalló.
Camposano expresó que precisamente ese tipo de casos es que deben investigar las autoridades, así como en su momento se hizo para combatir las cachinerías, es decir, terminar con el mercado ilegal para que los antisociales no tengan dónde vender lo robado.

“El camarón no dura mucho tiempo, tienen que venderlo rápido porque se daña, no es algo que pueden conservar por mucho tiempo”, explicó.

El presidente de la Cámara de Acuacultura finalmente informó que según sus registros desde junio hasta diciembre de 2014 robaron en 14 de las 3.000 camaroneras que hay en el país, 3 asaltos en vía terrestre, 4 en marítima y ocurrió un caso de amenaza, es decir, que intimidaron a un camaronero para que no denuncie que fue víctima de robo.

Pero también comunicó que la Policía detuvo a 35 personas por asaltos en 2014. Sobre las pérdidas afirmó que hasta 2013 fue el 10% anual del comercio total del camarón, es decir unos $ 170’000.000.

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