Justicia, un pedido hecho entre indignación y dolor
“Mira, no están quemados, es como si estuviesen dormidos...”, fue lo primero que dijo uno de los asistentes al velorio de los cinco niños que fallecieron la madrugada del lunes en un incendio en la Floresta 2, al sur de Guayaquil.
Los cuerpos de los menores, quienes fallecieron por asfixia, yacían en féretros blancos en el patio principal de la iglesia San Eduardo, ubicada a pocas cuadras del lugar del siniestro. Alrededor de 200 personas se hicieron presentes en el sitio, ya sea para acompañar a los familiares de los fallecidos o por curiosidad.
A las 10:00 se inició una misa por los pequeños, cuyas edades oscilan entre los 3 y 14 años. Sus ataúdes estaban abiertos, pero nadie se podía acercar a verlos en el tiempo del acto religioso, a pedido del sacerdote a cargo de la celebración de la eucaristía.
Pese a esto, hubo varias personas que aprovecharon el descuido del religioso para ver a los niños. “Señores, por favor, tengan un poco de consideración, guarden respeto por los niños y su familia, dejen que se acabe la misa y ahí pueden acercarse a verlos", reclamó el cura.
Al término del acto religioso, los presentes se abalanzaron hacia los ataúdes. Mientras decenas de personas veían a los 5 hermanos fallecidos, entre lágrimas Luis Flores, abuelo materno de los menores, se mostró indignado por el hecho.
“Lo sucedido es algo abominable. Este hombre (Gabriel M., principal sospechoso de iniciar el incendio que acabó con la vida de los niños) no merece perdón de Dios. Que caiga todo el peso de la ley sobre él”, reclamó Flores.
El hombre también se refirió a la salud de su hija Karen Flores, quien está en terapia intensiva en el hospital Luis Vernaza, casa asistencial a la que fue trasladada ayer desde el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS). “Mi hija está muy mal, ya le han dado tres infartos, es muy complicado que se recupere”, dijo.
Karen presenta intoxicación por inhalación de humo y quemaduras de primer grado. Por su estado de insuficiencia respiratoria requiere de un ventilador mecánico.
Margarita Cañarte, familiar de los menores fallecidos, también inculpó a Gabriel M. como la persona que inició el incendio. “Los niños no tenían culpa de nada. Este infeliz (el sospechoso) no merece perdón de nadie”, lamentó Cañarte, quien además intercedió por su primo, Arturo Cevallos, padre de dos de los cinco niños fallecidos (los 3 mayores son Rodríguez Flores y los 2 menores Cevallos Flores). “Él quiere ver a sus hijos por última vez, pero está en Chile. Ya arregló su inconveniente (debía pensiones alimenticias a sus hijos) y ahora solo le falta la plata para el pasaje”, manifestó.
Prisión preventiva de 30 días para el sospechoso
Los peritos de Criminalística de la Policía Nacional determinaron que el incendio fue provocado. El principal implicado en el hecho es Gabriel M., conviviente de Karen Flores.
El hombre fue aprehendido la mañana del lunes en su lugar de trabajo para investigaciones. Ayer, en la audiencia de formulación de cargos se determinó que el sujeto es sospechoso del crimen de asesinato, por lo que el juez de flagrancia Vicente Moncada dictó prisión preventiva de 30 días.
En este tiempo se deberá realizar la instrucción fiscal y determinar el grado de responsabilidad de Gabriel M.
Durante la diligencia, el individuo se mostró inquieto. No paró de mover las piernas. Su madre, al verlo, exclamó: “¡pobre hijo mío!”. La mujer aseguró que su hijo es inocente. “Él no es capaz de hacer eso, déjenlo libre”.
Cuando el juez Moncada le dio la palabra a Gabriel M., éste no se declaró inocente. Solo mencionó una supuesta inconsistencia en el parte de aprehensión. “Ahí dice que yo estaba con zapatos deportivos y no es así”, reclamó.