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Juicio cierra capítulo de una pelea centrada en el alcohol

Juicio cierra capítulo de una pelea centrada en el alcohol
19 de diciembre de 2011 - 00:00

Domingo 5 de julio de 2009. Eran las 08:30 en el bloque 9 de Flor de Bastión cuando -a unas cuadras de la estación de colectivos de las líneas 49 y 114- un altercado entre vecinos alertaba a los habitantes del sector.

Jorge Bonifacio Moncada Espinoza (comerciante) y Javier Epifanio León Arzube (albañil) protagonizaban lo que   parecía era una discusión, que de los golpes e insultos no pasaría, hasta que inesperadamente la detonación de una cartuchera dio fin al enfrentamiento.

El disparo fue dirigido en contra de la humanidad de León. A consecuencia del impacto de los perdigones, su rostro sufrió heridas considerables en los párpados, nariz, mejillas, labios... Pero el proyectil que dejó secuelas irreparables  fue el que afectó su vista y le causó ceguera total de por vida.     

El malentendido se reportó cuando el joven albañil no aceptaba el hecho de que Moncada no le quería vender una botella de licor pese a que -señaló- ya había pagado los 50 centavos por el aguardiente.

“Recuerdo que estaba en la esquina esperando a que mi  hermano (Jorge Armando León Arzube) regrese de comprar una guanchaca... (a lo que llegó) me dijo  -con el rostro tapándose- que don Jorge le había pegado un puñete y que se había quedado con la plata”, relató León. Ante ello, se dirigió  -según narra en su versión detallada en el juicio- hasta la tienda de Moncada para enfrentarlo.

Comienza el enfrentamiento

Los insultos de ambas partes no se hicieron esperar. Ya enfurecido, el tendero decidió ingresar a su casa para salir nuevamente con un cuchillo en mano.

La postura amenazante del sujeto, narró León, fue lo que lo motivó a que tomara dos  piedras para defenderse. “Al verme, él (Moncada) se fue para adentro de la tienda y yo alcancé a tirar las piedras a la puerta de su casa...”, reconoció el acusador en la audiencia de juzgamiento.

Dijo que cuando se paró frente a la despensa logró solo ver -desde la ventana derecha- el rostro del tendero enfurecido. “Momentos después de eso mi cuerpo se desplomó y no recuerdo nada más”.

Fue en ese instante en que recibió el impacto de los perdigones que ocasionaron posteriormente que perdiera el conocimiento.

Así, la vida de León pasó de la luz a la completa oscuridad. En el Hospital Luis Vernaza  fue intervenido por diferentes dolencias: a más de la operación que le hicieron a sus vistas (que no dejó resultados favorables) se le realizó una traqueotomía (abertura que se hace artificialmente en la tráquea para facilitar la respiración).

¿Pero quién realizó el disparo que marcó la vida de León? Esa interrogante tuvo que ser despejada en el juicio seguido en contra de Moncada, debido a que alegó que no es el responsable de dicho atentado.

El comerciante, quien al final del juicio (notificado el 30 de noviembre pasado) fue declarado culpable por el delito de tentativa de asesinato, atribuyó la culpa a un sujeto a quien conocía poco.

¿Quién es Manuel Espinoza?

“Acostumbro a salir todos los días a hacer las compras en el mercado de Flor de Bastión...  ahí me encontré con un sujeto  (de nombres Manuel Espinoza) que dice que por ser Espinoza es familia mía. Yo solo lo conozco de vista...”, relató el acusado. “Posteriormente, me indicó que quería conocer mi casa”.

A lo que él respondió: “En buena hora y así me  ayudas a llevar las compras”. Al llegar a la tienda, según la versión del acusado, mantuvieron una discusión con los jóvenes que reclamaban la venta del licor. “Los tres hermanos y un primo de ellos me insultaban... y me dijeron que me iban a matar... en el momento en que se me acercaron, uno me saca un cuchillo y otro un machete, yo lo único que hice fue entrar a mi casa a protegerme”, dijo.

Moncada aseguró que fue Manuel Espinoza quien cargaba un arma pequeña y realizó el disparo. A esta declaración se suma la de Flor de Luz Castro Álava, esposa de Moncada, quien expresó que uno de los jóvenes se acercó para que le vendiera un trago y su cónyuge le dijo que trajera una botella porque no tenía como venderle.

Y así fue. Minutos después regresó con el envase y le dijo que ya había dejado los 50 centavos correspondientes al pago del licor. Esto fue negado por Moncada, quien reconoció que no había aceptado dinero previamente. Luego, la discusión comenzó.

Alegato a favor de Moncada

Castro dijo  que su esposo le pedía  al joven que se vaya “porque había amanecido de buen genio y no le iba a dañar la mañana”. Tras el altercado, alegó la cónyuge, el primo de su esposo (Manuel Espinoza) sacó una recortada de un bolso y para asustar a quienes agredían a su esposo realizó disparos al aire. Luego huyó.

Carlos Gómez Rivas, quien se encontraba el día del incidente atendiendo una panadería ubicada en el sector, corroboró que Moncada estaba acompañado de un sujeto que lo ayudó a trasladar los víveres de la camioneta hasta  la tienda. Sostuvo que los hermanos  León Arzube estaban armados con cuchillos, y cuando el dueño de la tienta  salió a enfrentarlos el sujeto desconocido sacó un arma. “No sé si disparó al aire o al cuerpo, pero luego ‘Salserín’ (como lo identifica a Javier León) cayó al piso”, relató el testigo.

Los alegatos de ambas partes fueron fundamentales para que el Primer Tribunal Penal del Guayas dictara un veredicto en este caso: Moncada Espinoza fue sentenciado a tres años de prisión correccional y una multa de 52 dólares. La pena se impuso de conformidad con el Art. 467 del Código Penal: “Las penas serán de prisión...  si de los golpes o heridas ha resultado una enfermedad cierta o probablemente incurable, o una incapacidad permanente para el trabajo, o una mutilación grave, o la pérdida o inutilización de un órgano principal”.

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