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El Telégrafo
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2 inmuebles se quemaron en la coop. sergio toral, en guayaquil

Incendio consumió la casa donde dormían tres niños

Entre los escombros, los vecinos pusieron una vela como muestra de luto por las víctimas.
Entre los escombros, los vecinos pusieron una vela como muestra de luto por las víctimas.
Foto: William Orellana / EL TELÉGRAFO
05 de octubre de 2017 - 00:00 - Redacción Justicia

Una vela permanecía encendida entre los palos, tierra y fierros quemados. Ahí, antes de que empezara el miércoles, se levantaba una vivienda de caña donde vivía Maribel Caicedo, de 20 años, con sus 2 hijos -de 2 y 5 años-, su actual pareja y los 2 vástagos de esta.

Cerca de la medianoche el fuego  consumió todo. Los pequeños dormían solos en la casa, mientras su madre salió a comprar pañales a una tienda. De repente, el estruendo de la explosión de un cilindro de gas se escuchó al menos en 5 cuadras a la redonda, en la Coop. Sergio Toral 2, en el noroeste de Guayaquil.

Los habitantes empezaron a salir y vieron 2 casas en llamas. Apresurados regresaron a sus viviendas para sacar baldes con agua, pero apagar el fuego era imposible.

Elsa Fernández salió de su domicilio, a unos 300 metros, tras el estallido y al ver que era la casa donde vivían sus sobrinos le pidió a un vecino que corriera a avisarle a su hermano, quien a esa hora aún trabajaba en un local, a 3 cuadras.

Edwin llegó y sin medir el peligro pasó por el fuego para rescatar a su hija Gabriela, de 12 años, y a los hijos de su mujer. “Al llegar a la parte de atrás vio a su niña salir envuelta en llamas, halando de la mano a uno de los pequeños. Al otro no pudo sacarlo. De él no sabemos nada, pero también tuvo heridas”, contó Elsa.

Los niños que no sobrevivieron eran los hermanos Taylor Joel (2) y Elías Moisés (5). Gabriela, quien tiene el 60% del cuerpo quemado, fue internada en el hospital del niño Francisco de Ycaza Bustamante, en el sur. Hasta el cierre de esta edición se desconocía su estado.

Paola Sosa, de 64 años, vivía en el inmueble adjunto, que también quedó en cenizas. Casi no podía hablar de la impresión, le faltaba el aliento. Solo decía que escuchaba a uno de los niños pedir ayuda.

La mujer, de 64 años, fue la primera en ser evaluada por personal del Ministerio de Salud Pública (MSP) que improvisó en el portal de una vivienda una especie de consultorio para atender a las víctimas.

Le tomaron los signos vitales, el pulso, la temperatura. Además le preguntaron si debía tomar medicinas específicas para conseguirle, pues todo lo perdió. “Se me quemó todo, no tengo ni la cédula”.  

No tenían luz

Maritza Gómez, hija de Paola, contó que solo en la casa de Maribel no había luz, pues -contó- el personal de la empresa de electricidad cortó las conexiones clandestinas para que hagan los trámites de instalación del medidor. “Por eso los niños estaban con una vela prendida”.

“Mi mamá está traumada porque dice que escuchaba a los bebés gritando por ayuda. No fue posible sacarlos, por lo menos que los hubieran podido salvar a ellos”, expresó y pidió colaboración para los ataúdes de las víctimas. “Son familias que necesitan ayuda por su dolor”.

Algunos vecinos llegaban con fundas con comida, ropa y enseres. Los afectados las apilaban cerca del cerramiento de palos de madera que no se quemó para luego distribuirlas entre las 2 familias. “¡Cuiden ahí que se están llevando las cosas!”, gritó una pariente de los afectados y los moradores sacaron a 2 muchachos (aparentemente menores de edad) que hurgaban en las fundas. “¿Qué les pasa?”, les reclamó un vecino. “No, no, solo estábamos viendo”, respondió uno de ellos.

María Clara Vera, abuela de Taylor, también vive cerca del lugar del incendio. “Estábamos en la cama y mi exnuera llegó llorando desesperada. La acompañamos y todo estaba en llamas, la chica pudo salir. Mi exnuera solo se fue un momento, pero son cosas que pasan”.

En los exteriores del Laboratorio de Criminalística y Ciencias Forenses estaba el padre de Taylor. “Mi papá fue a mi trabajo a avisarme y salí corriendo. No pude salvar a mi niño, ni siquiera lo vi”, indicó Ricardo Meza, quien se separó de Maribel tras 2 años de relación.

El gobernador José Francisco Cevallos se hizo presente ayer con donaciones. (I)

En la calle de tierra, frente a los solares donde estaban las viviendas, fueron agrupados los enseres quemados. Foto: William Orellana / EL TELÉGRAFO

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