El Tribunal de Garantías Penales de Tungurahua declaró -por unanimidad- culpable a Emilio T. Z. como autor directo y responsable del delito de abuso sexual en contra de una menor de edad (su hija) y lo sentenció a 9 años y 2 meses de cárcel.

Según la Fiscalía, el abuso ocurrió por primera vez en noviembre de 2017, cuando la víctima tenía 11 años. Su madre se levantaba en la madrugada para lavar ropa y la niña iba al cuarto de sus padres para dormir.

Sin embargo, una mañana, su padre, Emilio T. Z., la desnudó y tocó sus partes íntimas. Repitió el abuso en diciembre del mismo año, señala el organismo judicial.

La víctima tenía miedo de contar lo que le ocurría en casa, por lo que recurrió a las autoridades de la escuela, quienes la ayudaron a dar a conocer el delito. El agresor se dio a la fuga y se mantuvo prófugo hasta hace dos meses, cuando la Policía Nacional lo capturó.

En otro hecho, el Tribunal de Garantías Penales de Imbabura sentenció a 22 años de prisión a Fraijó Rubén C. por la violación de su hija de 5 años.

El ilícito ocurrió en el cantón Urcuquí, Imbabura. En un principio, el ciudadano no vivía con la madre de su hija, por lo que el padrastro de la menor la reconoció y le dio sus apellidos.

Luego el sentenciado decidió convivir con la madre de la menor y tuvieron otra hija, pero la mujer se separó por los maltratos que sufría.

Sin embargo, Fraijó Rubén C. insistió en ver a las niñas y una vez le dijo a la profesora de la víctima que ella le había comentado que su tío materno la tocaba.

Preocupada, la maestra habló con la menor, quien le contó que su padre la violaba bajo amenazas. El día de la última agresión, el sentenciado retiró a su hija de la escuela. La Policía halló a la niña en la casa del sujeto, llorando. Él fue detenido. (I)