Cuando Susana Cajas, Javier Jarrín y Luis Vaca, exmiembros del grupo Alfaro Vive Carajo (AVC), fueron apresados por tropas del batallón Montúfar en Esmeraldas, el 10 de noviembre de 1985, el general Marcelo Delgado Alvear era jefe de la Casa Militar de la Presidencia de la República, en el gobierno de León Febres-Cordero.

Ocupó el cargo entre el 26 de agosto de 1985 y el 26 de octubre de 1987, cuando fue designado Director de Inteligencia del Ejército. Para esa fecha, Susana Cajas y Javier Jarrín ya habían sido liberados y Luis Vaca llevaba 23 meses detenido en contra de su voluntad y sin un parte judicial que explicara los motivos. Incluso, del testimonio rendido por su madre ante la Comisión de la Verdad (encargada de investigar las presuntas violaciones a los derechos humanos y delitos de lesa humanidad ocurridos en Ecuador entre 1984 y 2008) se recoge que a  Vaca lo dieron por muerto.

Desde hace 11 meses, el general retirado Marcelo Delgado tiene arresto domiciliario. Está implicado como autor  de desaparición forzada en el juicio Vaca-Cajas, el primer caso judicializado en Ecuador por delitos de lesa humanidad.

Que la Corte Nacional de Justicia emitiera sentencia en contra de los 9 procesados (entre ellos el exgeneral de Policía Édgar Vaca) sentaría un precedente. Sin embargo, Delgado defiende su inocencia y señala que la liberación de Vaca, el 19 de marzo de 1988, ocurrió gracias a su gestión ante los altos mandos militares. Por ello presentó un recurso de nulidad, cuya resolución se emitirá mañana.

El testimonio

Dos meses después de que Delgado asumió la Dirección de Inteligencia Militar, el entonces coronel Mario Apolo fue designado Jefe del Agrupamiento de Entrenamiento e Inteligencia Militar (AEIM), ubicado en Conocoto, en donde Vaca permanecía detenido ilegalmente desde noviembre de 1985. Apolo sustituyó en el cargo alcoronel Juan Viteri.

En un diálogo con ELTELÉGRAFO, Delgado aseguró que fue Apolo quien le informó que  había una persona detenida hace casi 2 años y que se trataba de Vaca. “Pasaron 2 años y un mes hasta que me enteré de la presencia del señor Vaca en el AEIM y tan pronto me enteré informé a mis superiores. Soy absolutamente inocente porque pertenecía a una institución jerarquizada y no podía tomar atribuciones que no me correspondían”.

Según las actas, cuando se produjo la captura de los exintegrantes de AVC, el jefe de Inteligencia del Ejército era el general Carlos Jarrín Jarrín (ϯ), quien fue reemplazado por el general Eduardo Guerrero Celi y este, a su vez, por el general Galo Almeida Nieto (ϯ). Todos antecedieron a Delgado. En el proceso, Guerrero quedó absuelto porque la Fiscalía determinó que sus funciones fueron únicamente administrativas y por cerca de 3 meses, lo que él corroboró al ser consultado por el diario. Y, por el contrario, el coronel en servicio pasivo Juan Viteri, quien dirigió el AEIM desde 1985 hasta 1987, prefirió no pronunciarse sobre este tema.

El coronel retirado Mario Apolo, también con arresto domiciliario desde el 3 de octubre de 2013 por estar implicado como autor de desaparición forzada, ratificó que al recibir el cargo de Viteri, este le informó que “tenían allí un huésped al que se le brindaba protección”. “Esa situación me pareció extraña y antes de firmar la carta de recepción de mi nuevo puesto comuniqué la novedad a mi superior Marcelo Delgado, quien hasta entonces tampoco conocía de ello”, manifestó.

Después de casi 27 años, Delgado recuerda que ese mismo día acudió al despacho del jefe del Estado Mayor del Ejército, Jorge Acosta Briones, para informarle que Luis Vaca permanecía en el AEIM, supuestamente porque, cuando fueron liberados sus compañeros Susana Cajas y Javier Jarrín, él se negó a salir de su celda por temor a represalias.

Aquello ocurrió a mediados de diciembre de 1987 y asegura: “El Jefe del Estado Mayor me indicó que oportunamente me haría conocer su decisión, ya que tampoco podía resolverlo inmediatamente”. “El Jefe del Estado Mayor, a su vez, recibía disposiciones del Jefe del Comando Conjunto y este del Ministro de Defensa”, aclaró el exmilitar.

Desde que Apolo notificó a su superior sobre la detención de Vaca, pasaron 3 meses hasta que el alto mando militar autorizó su liberación y traslado a su domicilio, en Ibarra. Aquella llamada se produjo el 18 de marzo de 1988, cuando hubo la autorización del Jefe del Estado Mayor. En todo este tiempo, Delgado y Apolo aseguran que jamás conocieron al detenido.