Una niña de 3 años quedó herida al ser arrollada por motociclistas
En Puná las motos suplieron a las mulas y llegaron los accidentes
Hace más de una década en la cabecera parroquial de la isla Puná, la más grande del Golfo de Guayaquil, las personas se movilizaban a pie, en mulas, caballos y unos cuantos en bicicletas. Los más fuertes de las familias llevaban agua a sus casas en baldes enganchados en las puntas de un madero que cargaban en la espalda.
Poco a poco los animales desaparecieron y sus lugares en los exteriores de las viviendas fueron ocupados por motocicletas. Para los habitantes de la isla no está mal avanzar a la par del resto de ciudades, pero piden que se controle a quienes conducen los livianos y veloces vehículos.
A inicios de agosto, una niña de 3 años fue embestida por una moto conducida por adolescentes. La madre de la víctima contó que los autores del incidente huyeron sin importar que arrastraron varios metros a la pequeña, cuya ropa se enredó en una de las piezas del medio de transporte.
El accidente fue en el sector Barrio Lindo, en los alrededores del Retén Naval de Puná, que además sirve de muelle.
“Afortunadamente mi hija no tuvo lesiones graves, pero tiene heridas abiertas y debe estar en cama. Los familiares de los autores no han querido ayudar, solo nos dieron la gasolina para el viaje a Guayaquil, pero ellos deben hacerse responsables”, fustigó la mujer.
El padre de uno de los adolescentes, que se trasladaba en la moto, dijo que ellos también tuvieron gastos para recuperar la moto que fue retenida tras el percance. Sin embargo, después de días de discusión, no descartaron llegar a un acuerdo para reconocer algunos gastos.
El día del accidente, la menor fue trasladada en un bote hasta la ciudad de Guayaquil para que determinaran si no tenía lesiones internas, sobre todo en la cabeza.
Los familiares de la afectada se quejaron de que en la isla no hay control de tránsito y que los 2 o 3 policías que están designados en la Unidad de Policía Comunitaria (UPC) del pueblo no pueden hacerse cargo de esa competencia.
Edison Gallardo, comandante de la Zona 8 de Policía (Guayaquil, Durán y Samborondón), indicó que cuando ocurre un accidente los uniformados igual recaban los datos, por ejemplo nombres de los afectados, placas de las motos, entre otros, para informar a las autoridades correspondientes.
“Como no hay control, hasta niños manejan esas motos. Algunos adolescentes hacen competencias y se tapan los ojos para hacerlas ‘más divertidas’. No están conscientes del riesgo para sus vidas y para la de los peatones que aquí es mayoría”, expresó una tía de la pequeña herida.
Abel ya perdió la cuenta de cuántos accidentes se ha enterado, pues como el pueblo es pequeño es fácil saber lo que ocurre. “Ya han fallecido personas, es urgente que vengan a controlar el tránsito. Aquí no hay ni señalética, menos operativos”, dijo.
Danny R. comentó que como hay lomas empinadas los motociclistas aprovechan para dejarse llevar por la gravedad y aumentan la velocidad. “Uno no puede caminar tranquilo. Peor se ve que usen casco y en las madrugadas no dejan dormir por el ruido”, expresó.
Personal de la Comisión de Tránsito de Ecuador (CTE) explicó que la competencia en Guayaquil y por ende en la isla Puná le corresponde a la Agencia de Tránsito Municipal. Anteriormente enviaban agentes, pero no como control permanente.
Andrés Roche, director de la Agencia de Tránsito Municipal (ATM), enfatizó que se realizará un operativo en la población, pero que los habitantes también deben comprometerse a cambiar su conducta, tanto como conductor como peatón. “La sociedad guayaquileña debe entender que el cambio positivo y progresivo en la movilidad no solo es responsabilidad de la ATM, sino también de los ciudadanos. No se trata de poner agentes de tránsito, radares o cámaras de foto para multas por todos lados”. Además, el funcionario recalcó que debe regularse el comercio de las motos. (I)