El 8 de enero de 1988 los jóvenes de 15 y 17 años fueron detenidos por agentes policiales y encerrados en un calabozo del SIC 10
El caso Restrepo podría volver a los tribunales este año
Hoy se cumple un año más de la desaparición de los hermanos Carlos Santiago y Pedro Andrés Restrepo Arismendi y aún no hay pistas de su paradero, pese a que está probado que fueron detenidos el 8 de enero de 1988 por agentes de la Policía Nacional y encerrados en una celda de la que desaparecieron.
Esta intempestiva y al parecer violenta forma en que su existencia fue borrada de la sociedad motivó una lucha férrea de la familia que se ha extendido ya por 336 meses, y que se ha enfrentado incluso al poder político de 8 gobiernos que a decir de Pedro Restrepo “solo demostraron su indolencia y fueron cómplices de una Policía que en ese tiempo era intocable”.
Aunque está acostumbrado a las preguntas sobre el caso, su tono al hablar es calmado, pero con el volumen suficiente para que se le entienda; sin embargo, los suspiros que genera la nostalgia se le escapan cuando recuerda pasajes de las casi 3 décadas en las que ha trajinado junto a su familia para encontrar los cuerpos de sus hijos.
“La única lucha que se pierde es la que se abandona”, comenta antes de referirse a los primeros años, quizá los más duros, ya que el 12 de enero de 1988 la misma Policía le confirmó que sus hijos fueron detenidos, llevados al Regimiento Quito 2 y encerrados en una celda donde funcionaba el denominado SIC 10.
Pedro cuenta que gracias al testimonio del exagente Hugo España, que estaba de carcelero esa noche, se inició el camino hacia la verdad y se comprobó que los hermanos en ese tiempo de 15 y 17 años fueron torturados y posiblemente “descuartizados luego de lo cual los llevaron a la laguna de Yambo donde los desaparecieron”.
Esa declaración motivó la salida urgente de España del país con salvoconducto de Amnistía Internacional, ya que intentaron asesinarlo y fue asilado en Inglaterra, donde actualmente reside, pero su ubicación exacta es desconocida. Hasta el momento hay un velo impenetrable que no ha permitido saber qué pasó con los cuerpos.
“Todavía existe una política de encubrimiento en la institución a pesar de que en 1994 fueron sentenciadas 7 personas, les dieron penas mínimas y otras en cambio -como los entonces ministros Luis Robles Plaza, el presidente Febres Cordero, Heinz Moeller - nunca fueron sindicadas a pesar de que era evidente que se conformó en ese gobierno, cuando eran funcionarios, una estructura que permitió el asesinato de mis hijos”.
Por este motivo acudió a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la cual en 1998 sentenció al Estado ecuatoriano por el crimen de los hermanos Restrepo, “la Corte ordenó a más de la indemnización, una serie de acuerdos reparatorios que nunca se cumplieron sino hasta el Gobierno de Rafael Correa, cuando empezaron con medidas como la realización de un nuevo peritaje, la búsqueda en la laguna de Yambo y la conformación de la Comisión de la Verdad para documentar, además, todos los casos de violación a los derechos humanos”.
Por eso, de alguna manera, la lucha emprendida por Pedro, su esposa Luz Elena Arismendi, y su hija, María Fernanda, permitió la creación de la Comisión de la Verdad conformada por el Ejecutivo en 2010 y que evidenció decenas de casos de violación a los derechos humanos ocurridos entre 1984 y 2008, los cuales provocaron alrededor de 456 víctimas.
Posteriormente, en 2012, la Fiscalía General del Estado, a su vez, conformó la Comisión de la Verdad, que investiga 136 de esos casos y hasta el momento ha judicializado 9, incluido el primer proceso por delitos de lesa humanidad que se sustancia en Ecuador y que solo está a la espera de fecha para el inicio de la audiencia de juicio.
“El caso de los hermanos Restrepo continúa en indagación. Hace pocos días recogimos las declaraciones de 2 testigos y hemos convocado a otros más”, aseguró Fidel Jaramillo, director de la Comisión de la Verdad de la Fiscalía.
El funcionario comentó que esperan judicializarlo posiblemente este año, ya que hay más implicados: “hemos recopilado más información, pero como es un caso muy conocido existen muchas declaraciones equivocadas que al comprobarlas debemos desecharlas, pero seguimos investigando; vamos por buen camino”.
Jaramillo indicó que el objetivo de la indagación, además de encontrar a todos los uniformados involucrados, así como autoridades que intervinieron, es poder hallar las pistas que lleven a la ubicación de los cuerpos, lo cual es una aspiración no solo de la Fiscalía sino de la mayoría de ciudadanos.
Fausto Rivera, economista y escritor, nació un año después de ocurrido el hecho, por eso creció mirando de reojo este caso que al fin pudo entender en 2011 cuando vio el documental realizado por María Fernanda Restrepo Arismendi, la hermana menor de los desaparecidos, ‘Con mi corazón en Yambo’. “Es una producción estremecedora, uno se da cuenta de todo lo que sufrió la familia, además es riguroso en el aspecto histórico, lo que permite entender cómo funcionaba la Policía convertida en instrumento de represión en ese tiempo”, manifestó.
Estos 28 años han sido difíciles para la familia, pero Pedro sigue levantándose con el mismo ánimo, pensando que en cualquier momento alguien tocará su puerta para decirle que sus hijos aparecieron. “No nos rendiremos hasta que la verdad sea conocida y sobre todo que mis hijos vuelvan a casa”, dice. (I)
Agentes entrenados en EE.UU e Israel
Desaparecieron de un calabozo del SIC-10
El 12 de enero de 1988, a los 4 días de que los hermanos Carlos Santiago y Pedro Andrés fueran detenidos cuando circulaban a bordo de un vehículo de su propiedad, el general Miguel Arellano, exjefe de Inteligencia Militar, informó a los padres que los jóvenes eran investigados en el Servicio de Investigación Criminal (SIC-10) por un asunto menor y que los buscaran en el Centro de Detención Provisional (CDP), pero nunca los hallaron.
Documentos desclasificados por la Comisión de la Verdad, conformada por orden del Ejecutivo, en 2010, señalan que los agentes que detuvieron a los hermanos Restrepo pertenecían a la Brigada de Automotores, a la que asignaban casos de tráfico y robo de vehículos, quienes fueron capacitados por instructores de Estados Unidos e Israel en técnicas de interrogación y tortura.
Hasta hace menos de 2 años, tanto la entidad policial como funcionarios de gobiernos pasados negaban rotundamente la existencia del SIC-10, pero en varios oficios hallados por la Fiscalía en 2013 se evidencia que durante un allanamiento a las oficinas policiales, encontraron documentos con órdenes asignadas a esa unidad, a cargo del mayor Édgar Vaca Vinueza, que en 2004 fue nombrado comandante general de la Policía.
En 1988, los agentes Édgar Fraga Narváez, Libardo Gudiño Paredes y Jorge Armando Medrano pertenecían a la Brigada de Automotores, la cual operaba en las instalaciones del SIC de Pichincha (calle Montúfar y Manabí, actual Regimiento Quito Nº 2), a cargo del entonces coronel Trajano Barrionuevo. Según el testimonio del expolicía Salomón Castillo, la noche del 9 de enero de 1988 se dirigió al SIC-P luego de que solicitaran apoyo a través de la radio patrulla.
Al llegar, habría escuchado a Fraga decir que se le había ido la mano cuando investigaba a 2 personas por el robo de un carro y que el cadáver de uno de ellos estaba en la cajuela de un Trooper, que al parecer era el vehículo que conducía Santiago Restrepo ese día (los exagentes pidieron la baja en 2007 y ahora ejercen el Derecho).
El caso provocó la indignación de un sector de la Policía cuando Pedro Restrepo responsabilizó públicamente a la institución por la desaparición de sus hijos. Ante esta situación, en octubre de 1992, el jefe de la UIES, unidad que reemplazó al SIC-10, Édgar Vaca, pidió a la Comandancia que actuase frente a las injurias.
Ahora el exgeneral Vaca se encuentra prófugo en Estados Unidos, ya que fue sindicado en otro caso como autor de delitos de lesa humanidad ocurridos en 1985, cuando dirigía el SIC-10. (I)
Datos
Hoy se presentará la película ecuatoriana ‘Con mi corazón en Yambo’ en 9 ciudades de forma gratuita. La trama es el asesinato y desaparición de Santiago y Andrés Restrepo.
María Fernanda Restrepo, hermana menor de los difuntos y autora del filme, recrea el momento cuando fue dejada a cargo de sus hermanos por sus padres Pedro y Luz. Andrés y Santiago la acompañaron al colegio, pero nunca más regresaron por ella.
El filme se proyectará en el Auditorio Centro Cultural de Ibarra (17:00), Unidad Educativa Nacional Tena (19:00), Sala de Cine en Latacunga (10:00), Auditorio de la Ciudad de Portoviejo (10:00 y 15:00), Museo Bahía de Caráquez (10:00), Auditorio Centro de Convenciones Charles Darwin de San Cristóbal (19:30), Sala Comunitaria en Cuenca (10:00), Auditorio del MAAC Cine en Guayaquil (10:00 y 19:00) y las salas del Ocho y Medio en Quito (18:30). (I)