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El Telégrafo
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El campo y las leyes, las pasiones del fiscal Freire

Para el fiscal Modesto Freire, el trabajo en el campo lo hizo sensible y conocedor de la problemática social del montubio y de los habitantes de las zonas rurales del Ecuador.
Para el fiscal Modesto Freire, el trabajo en el campo lo hizo sensible y conocedor de la problemática social del montubio y de los habitantes de las zonas rurales del Ecuador.
Foto: William Orellana / El Telégrafo
02 de julio de 2017 - 00:00 - Redacción Justicia

En el sitio El Paraíso, en la vía Yaguachi-Milagro, provincia del Guayas, es común observar desde muy temprano la menuda figura del fiscal Modesto Ariosto Freire Bajaña, recorriendo su finca en pantalón vaquero, camisa a cuadros y botas de caucho, que lo protegen del sol, del lodo y de cualquier picadura, ya sea de insectos o de víboras.  

Desde las 06:00, cuando su oficio se lo permite, la autoridad trabaja la tierra, donde cultiva arroz, cacao, naranjas, piñas, plátanos, limones, guabas, zapotes, mangos. Además, cría cerdos, tilapias, pollos y gallinas “para el consumo, brindar y vender”.

Dos horas después, Freire Bajaña, de 55 años, deja sus actividades agrícolas y asume su rol de fiscal; la Constitución y las leyes de la República se vuelven su prioridad.

El fiscal ‘todoterreno’, como lo llaman sus amigos y conocidos, perdió a su padre cuando tenía 7 años. Recuerda cómo sus 11 hermanos tuvieron que trabajar la tierra y estudiar para superarse bajo la atenta mirada de su madre, quien los guió por el buen camino. Ella no sabía leer ni escribir.

“Yo terminé mi primaria a los 12 años y entonces vivía en una cooperativa de vivienda donde mi mamita cogió un terreno arriba del cantón Marcelino Maridueña (Guayas)”.

Terminó sus estudios primarios en la escuela Abel Romeo Castillo del recinto El Paraíso de Roberto Astudillo y dejó de educarse para ayudar en la manutención del hogar.

En esa época, entre los 15 y 20 años, Freire trabajó como zafrero en el ingenio San Carlos. “Mi familia siempre se caracterizó por buscar su superación sin abandonar el campo. La  convivencia en la cooperativa lo condujo a aprender organización social y le cogió cariño a las leyes, “pero en ese entonces no había la posibilidad de instruirse y es por eso que al salir de la escuela no estudié sino que lo hice después, cuando regresé del cuartel”.

Al volver del Servicio Militar Obligatorio de las Fuerzas Armadas (FF.AA.), Freire Bajaña se casó y tuvo a sus 2 primeros hijos: Marlon Eduardo y  Mauricio Modesto.

Dos años después se matriculó en el colegio nocturno Naranjito, del cantón del mismo nombre, donde obtuvo el título de bachiller en Ciencias Sociales. En ese momento, entre los 25 y 30 años, dividió su tiempo manejando un bus y vendiendo ropa. La primera actividad la hizo como miembro de la Cooperativa de Transporte de Pasajeros Marcelino Maridueña. Ahí conducía el bus número 36 que cubría la ruta Milagro, Naranjito, Puente Payo, Virgen de Fátima y Guayaquil.

José Urgilés, dirigente campesino de Guayas, añora el trabajo social junto al ahora fiscal Freire Bajaña. “Junto a él y otros compañeros como Alberto Pilalot (fallecido) luchamos por la implementación del Seguro Campesino y el reconocimiento del Estado a los Gobiernos Autónomos Descentralizados de las Juntas Parroquiales”. En el periodo 2000-2009, Freire Bajaña fue secretario provincial de la Asociación de Juntas Parroquiales de Guayas, y Antonio Morán Ruales fungía de presidente.

Estudios superiores

Después, Freire Bajaña estudió literatura y castellano en la extensión de la Universidad de Guayaquil en Milagro, donde se graduó de profesor de segunda enseñanza.

Alrededor de los 32 años ya era profesor de una escuela. En ese lapso tuvo 3 niños más, Melissa Mariela, Michael Steeven y Linda Sulay.

El ejercicio de la docencia no llenaba a Freire Bajaña y a los 34 años ingresó a la facultad de Derecho de la Universidad Estatal de Guayaquil.

En el 2000, cuando tenía 40 años, obtuvo el título de abogado de los Tribunales de la República y por votación popular pasó a ejercer la Presidencia de la Junta Parroquial de Roberto Astudillo.

“Luego, al salir de la junta, ingresé al concurso para fiscal, gracias a la nueva visión del Consejo de la Judicatura, cuyo orgánico funcional nos ha dado a todos la oportunidad de participar en los concursos de méritos y oposición”.

La autoridad resalta el tema de la inclusión social que garantiza la Constitución de la República. “Se está cumpliendo, si no yo nunca hubiese sido fiscal. Veíamos cómo los señores jueces, magistrados, eran de un grupo privilegiado de amigos, de apellidos rimbombantes, de parientes. Eran de una élite de gente de dinero. Nosotros los humildes, pese a tener capacidad, veíamos esos puestos (de fiscal y juez) muy lejos”.

Freire Bajaña, con machete en mano, mira al cielo y agradece a la Carta Magna la participación equitativa e incluyente de todos los ecuatorianos que quieran ingresar a la Función Judicial.

Por este motivo, el director (e) del Consejo de la Judicatura de la provincia del Guayas, Julio Aguayo Urgilés, destaca los criterios de igualdad, equidad, probidad, oposición, méritos, publicidad, impugnación y participación ciudadana, garantizados en el artículo 170 de la Constitución de la República para el ingreso a la Función Judicial.

“Para nosotros es ideal que cada día haya muchos más funcionarios afroecuatorianos, montubios e indígenas para que podamos cumplir con la inclusión social, que es una política de Estado”.

Este criterio es compartido por el Presidente de la Corte provincial, Pedro Ortega, quien recuerda al fiscal Freire como una persona sacrificada y cumplidora de las tareas a él encomendadas. Ambos fueron compañeros en la Unidad de Delitos Flagrantes, conocida también como Fiscalía Adjunta a la Policía Judicial del Guayas, hoy de la zona 8.

Ortega en ese momento era coordinador de la unidad. “El fiscal Freire encajó en el grupo por su vigor y personalidad”.

Él valora también el desempeño ágil en la recolección de indicios en las escenas del delito y el seguimiento durante las 24 horas de la flagrancias y en las 72  posteriores.

“Para ser fiscal se tiene que ser objetivo y tener olfato para direccionar la investigación y estar seguro de la norma jurídica a ser aplicada”.

Trayectoria en la Fiscalía

Desde 2010, el abogado Freire ha desempeñado funciones de fiscal en la Fiscalía Adjunta a la Policía Judicial del Guayas que después se transformó en la Unidad de Delitos Flagrantes. Luego pasó a la Unidad de Gestión de Audiencias de Guayaquil, y fue miembro de las Fiscalías de Tránsito de Milagro; Multicompetentes de Durán; Samborondón; Naranjal, El Triunfo, Yaguachi y Galápagos (en esta última como encargado).

En todas las zonas donde él  ha trabajado nada lo ha detenido para llegar a la escena del delito. “Es de lo más normal verlo montar caballo, burro o bicicleta y usar botas y sombrero para llegar donde está el herido, el muerto o cualquier escena del delito”, refiere Máximo Moreno, su asistente, en Milagro.

En la provincia del Guayas actualmente existen 170 fiscales, según la Fiscalía Provincial.

Entre los últimos casos donde ha actuado está el asesinato y posterior desmembramiento de un niño en Milagro. El padrastro y la madre de la pequeña víctima fueron detenidos y procesados.

La autoridad recorrió los sitios donde el asesino arrojó los restos del menor, cuya cabeza destrozó para que entrara en una pequeña mochila.

Este crimen golpeó el ánimo del fiscal Freire, ya que tiene un último vástago, Modesto Samuel, de 3 años, a quien lleva todos los días a la escuela.

Antes, Freire Bajaña participó de las investigaciones de los asesinatos de los esposos Manuel Maridueña Alvarado y Mayra Aguilar Dueñas, quienes fueron secuestrados el 5 de septiembre de 2010 y 6 días después sus cuerpos sin vida fueron hallados a orillas del río Papayal, en el recinto Córdova, del cantón Naranjito, en Guayas.

En este caso, 5 personas fueron sentenciadas a 25 años de prisión como autores intelectuales y materiales.

Maridueña trabajaba para el municipio de Yaguachi y Aguilar era periodista de un canal de la zona. “La clave para descubrir el nexo causal de los sentenciados como participantes del doble crimen fueron las pericias telefónicas, las cuales los ubicaron en la escena del delito antes, durante y después de los hechos”.

Además, en un caso más reciente, durante el cumplimiento de funciones en la isla Santa Cruz del archipiélago de Galápagos, Freire Bajaña intervino en el hallazgo de un hombre enterrado en una finca y la posterior detención del culpable, quien huyó al continente.

“Modesto Freire conoce el comportamiento de la gente de todo estrato social; así como del niño, del adolescente, del mayor de edad y del adulto mayor... También del campesino porque en la tierra forjó su carácter”, expresa el abogado Raúl Llerena, su amigo.

El fiscal provincial subrogante de Guayas y Galápagos, René Astudillo, reconoce también en Freire Bajaña su sed de aprender preguntando.

“Cuando él ha tenido una duda sobre la aplicación de la ley siempre acude a sus compañeros para pedir apoyo”.

Para Astudillo, la Fiscalía antes de designar a una persona para un cargo valora la probidad del funcionario y su capacidad intelectual, aptitudes que reúne el fiscal Freire Bajaña, independientemente de su condición étnica, social y económica. (I)

Datos

A los 7 años, el fiscal Modesto Freire quedó huérfano y junto a sus 11 hermanos trabajó para sacar a su madre de la pobreza.

Entre los 15 y 20 años, la autoridad laboró como zafrero en el ingenio azucarero San Carlos y luego condujo un bus intercantonal y vendió ropa.

Los hijos del fiscal, Michael y Melissa, estudian leyes. El primero realiza prácticas preprofesionales en la Fiscalía de Milagro y la segunda dirige la Junta Parroquial de Roberto Astudillo.  

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