Especial coronavirus
En Ecuador hay un exceso de 8.117 privados de la libertad
Ginger vivía en la cárcel con su bebé de seis meses de nacido. Hace menos de un año ella fue privada de su libertad y el tiempo lo aprovechó para continuar con sus estudios en el colegio. Sus compañeras del pabellón la ayudaban a cuidar a su hijo mientras hacía deberes y otras actividades.
Ginger es una de las 14 mujeres del Centro de Rehabilitación Social (CRS) femenino de Guayaquil que recuperaron la libertad por un indulto otorgado por el presidente Lenín Moreno.
En Ecuador, un total de 66 ciudadanos fueron beneficiados por estar en condición de doble vulnerabilidad.
Edmundo Moncayo, director nacional del Servicio de Atención Integral a Personas Privadas de la Libertad y a Adolescentes Infractores (SNAI), manifestó que para conceder los indultos se analizó la situación de los 37.770 privados de la libertad que (hasta el 17 de junio) estaban en las 53 cárceles del país.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), en marzo, instó a los países a reducir la población carcelaria, pues el hacinamiento facilita la expansión del covid-19.
Hacinamiento en Ecuador
En nuestro país, de acuerdo con información otorgada por el SNAI, el hacinamiento se ubica en el 27,5%. A nivel nacional hay plazas para 29.653 personas, pero la población es de 37.770. Lo que quiere decir que hay un exceso de 8.117.
Moncayo manifestó que el mayor problema de hacinamiento se registra en la Penitenciaría del Litoral (Guayaquil). Esta es la cárcel más poblada del país. “Allí hay más de 9.000 privados de la libertad y su capacidad es para 5.000”.
Destacó que la cárcel regional, ubicada en la misma ciudad, no tiene sobrepoblación. Se mantiene en el 94% de su capacidad. Otros centros con mayor hacinamiento son el Centro de Detención Provisional de Guayaquil (CDP) y el Centro de Privación de Libertad de Santo Domingo de los Tsáchilas. Ambos superan el 200% de su capacidad.
En mayo de 2019 se declaró el estado de excepción en Ecuador. En ese entonces el hacinamiento superaba el 40% (más de 40.000 presos); había alrededor de 12.000 personas más de la capacidad instalada. “Para reducir el hacinamiento actual deberíamos tener dos cárceles como la de Latacunga (Cotopaxi)”, indicó Moncayo.
Entonces, como medidas para reducir esa sobrepoblación, se incrementó el número de camas en la infraestructura disponible de los centros.
Es por eso que a finales de 2019 se aumentaron 909 plazas en distintos recintos penitenciarios.
Moncayo también destacó el trabajo coordinado con el Consejo de la Judicatura (CJ) para agilizar los trámites de beneficios penitenciarios, a través de jueces de Garantías Penitenciarias.
¿Por qué no es fácil que el hacinamiento disminuya?
El abogado Julio César Cueva explicó que el hacinamiento se produce por los siguientes factores: abuso institucionalizado de la prisión preventiva y tener muchos extranjeros presos que podrían cumplir la condena en sus países.
También porque no hay un sistema que permita conocer con facilidad qué personas pueden acogerse a regímenes diferentes a la privación de libertad porque ya cumplieron el 60% u 80% de su condena. “Es más, se han beneficiado personas que no deberían y no las que deberían”.
Gina Godoy, quien fue coordinadora zonal del extinto Ministerio de Justicia, coincidió con que uno de los principales problemas de la sobrepoblación es el abuso de la privación de libertad, que debería ser una medida excepcional.
Asimismo, considera que hay falta de agilidad para los cambios de regímenes de los internos que no tienen dinero para contratar abogados y la defensa pública suele resultar insuficiente ante la demanda.
Ginger ya pudo salir de este sistema con hacinamiento, aunque le faltaban 10 meses para pagar su sentencia. Ella agradeció esta decisión porque no quería que su hijo creciera en un encierro. Ahora planea continuar sus estudios y proteger a su vástago.
La sobrepoblación, un problema de la región
En América Latina hay cerca de 1,6 millones de privados de la libertad, de los cuales dos terceras partes están en Brasil (773.000) y México (198.000).
Los datos son de World Prison Brief, una plataforma del Instituto para la Investigación de Política Criminal y de Justicia (ICPR, siglas en inglés), que hace parte de la Birkbeck, Universidad de Londres y publicados por la revista Forbes. En Haití el hacinamiento llega a 454%, en Brasil a 167 % y en Colombia a 150%.
“Las dificultades no son solamente la concentración de reclusos y el hacinamiento sino problemas muy serios de higiene, falta de acceso al agua potable y a tratamientos médicos, lo que hace deplorables las condiciones en general”, indicó el director ejecutivo para las Américas de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco.
Un factor que agudiza la sobrepoblación es el alto número de personas en prisión preventiva en muchos países. Por ejemplo, en Paraguay, más del 77% de los encarcelados está a la espera de un juicio, conforme indican datos recabados por el Institute for Crime and Justice Policy Research. En Haití, esta cifra es del 75%; en Bolivia, del 70%; y en Venezuela, del 63%.
Los espacios atestados, la falta de suficiente ventilación y la atención de salud inadecuada, facilitan la proliferación de enfermedades respiratorias en las cárceles.
Por la pandemia de covid-19, un millar de presos se fugaron de las prisiones de Sao Paulo (Brasil) y hubo motines simultáneos en 13 cárceles que dejaron 25 reclusos muertos y 83 heridos. (I)