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Ellos murieron junto a dos hondureños

Dos ecuatorianos asesinados en Nueva York por los MS-13

La vida de los compatriotas Justin Llivicura y Jorge Tigre  terminó en campo de fútbol frente al complejo recreativo de Central Islip. Allí los mataron.
La vida de los compatriotas Justin Llivicura y Jorge Tigre terminó en campo de fútbol frente al complejo recreativo de Central Islip. Allí los mataron.
Foto: Cortesía
17 de julio de 2017 - 00:00 - Redacción Justicia

La pandilla de los Mara Salvatrulla MS-13, que opera en Estados Unidos, sumó a su lista de víctimas a dos jóvenes ecuatorianos, a quienes asesinó en un bosque de Long Island, cuando se encontraban con cinco amigos.

Los ecuatorianos Justin Llivicura y Jorge Tigre; y los hondureños Michael López y Jefferson Villalobos no tenían conexión alguna aparente con la MS-13; se habían esforzado por mantenerse alejados de la pandilla, según publicó The New York Times.

Justin, de 16 años, era de familia ecuatoriana y había nacido en East Patchogue, Nueva York. Trabajaba en un restaurante con Jorge Tigre, de 18, quien había llegado a los 10 años desde Ecuador.

Michael López Banegas, de 20, había huido de la violencia de las pandillas en Honduras hace tres años para reunirse con sus padres en Brentwood. Jefferson Villalobos, de 18, primo de Michael, también huyó de Honduras en la misma época; vivía en el sur de Florida con sus padres.

Jorge era el cuarto hijo en su familia. Su padre había sido deportado desde Estados Unidos a Ecuador, condenado por violencia doméstica contra su madre, Bertha Ullaguari. Ella trabajaba como empleada doméstica y Jorge la ayudaba.

El joven publicó en su página de Facebook que lo habían nombrado en la lista de honores en el colegio Bellport. Pero para el invierno, según sus maestros, había dejado de ir a clases.

Justin Llivicura dejó de ir a la escuela más o menos al mismo tiempo que Jorge. Sus padres estaban preocupados. A su madre, Blanca Zhicay, quien emigró desde Ecuador hace 25 años, le dijeron en la escuela que no tenía problemas. Justin quería ser DJ y tocaba para sus amigos y familiares. No tenía coche: Jorge lo llevaba a los lugares donde tocaba.

Pese a que madre le prohibió salir, el 11 de abril, a las 20:00, Justin se juntó con Jorge y otros cinco amigos y se fueron a un concierto. Luego se trasladaron al bosque, donde fueron sorprendidos por los pandilleros, quienes los mataron y mutilaron. Sus familiares los hallaron al día siguiente. No hay detenidos. (I)

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