Crean un equipo de especialistas ante un “pacto de suicidios”
El pacto es claro: cada 28 días un joven debe suicidarse para cumplir con una lista negra. Con un acuerdo de muerte. Y por ahora, de lo que se conoce, al menos 16 jóvenes de Tulcán, en la provincia de Carchi, estarían involucrados en este tétrico pacto.
Cartas halladas en tumbas de adolescentes que se quitaron la vida meses atrás, en diferentes fechas, así lo confirman y encienden la alarma, sobre todo porque abarcaría a hombres y mujeres de entre 14 y 17 años de edad.
Esto obligó a reuniones de emergencia en algunos colegios de la ciudad, para tratar el tema, ya que se cree que habría un número considerable de menores en estado de depresión. Incluso en un colegio femenino de la localidad los docentes se toparon con que varias alumnas tenían cortes en los brazos (autoflagelación).
Ximena Bravo, del Consejo Cantonal de la Niñez y Adolescencia de Tulcán (CCNA-T), indicó que existirían dos grupos: “Los de la Muerte” y “La Rosa de Guadalupe”, que tendrían un pacto suicida entre jóvenes de varios colegios.
El pacto consistiría en quitarse la vida ahorcándose, dejando un lapso de 28 días entre cada deceso, explicó Marlon López, orientador vocacional del Instituto Bolívar. Por eso, dijo, en ese plantel se efectúan charlas con estudiantes, docentes y padres de familia para alertarlos del problema.
En lo que va de abril, dos intentos de suicidio de adolescentes han sido atendidos. Los jóvenes reciben tratamiento en el hospital Luis G. Dávila con ayuda de un equipo de especialistas: tres psicólogos clínicos, un interno en psicología, una psicorrehabilitadora, un terapista de lenguaje y una trabajadora social.
Para enfrentar este problema, se coordinan reuniones con representantes de los sectores de educación y salud, la Fiscalía y la Dinapen, para delinear estrategias que ayuden a prevenir futuros suicidios. A estos se suman la Unidad de Salud Mental del hospital Luis G. Dávila, el CCNA-T, la Junta de Protección de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes de Tulcán, entre otros.
El objetivo es evitar que se concrete la supuesta cadena de suicidios anunciada. Además, se busca contratar trabajadoras sociales y psicólogos clínicos para los colegios. Según Andrea Obando, secretaria ejecutiva del CCNA-T, tras la novedad se emprendieron las primeras acciones y dos adolescentes que fueron detectadas a tiempo ya están con tratamiento psicológico.
Juan Carlos Pilacuán, psicólogo clínico de la Unidad de Salud Mental del hospital Luis G. Dávila, expresa que en la actualidad los adolescentes tienen “un vacío existencial”, lo que sería una de las explicaciones al cuadro depresivo que, quizá, sería el detonante para ese pacto.
“Mayra” una adolescente de un colegio local que prefirió omitir su nombre real, afirma que el pacto suicida sí existe y hay un tiempo determinado para que quienes constan en la lista cumplan. Según ella, pactaron esa alternativa en caso de que alguno se arrepienta.
Los factores o “requisitos” para quitarse la vida, agrega “Mayra”, son la falta de comprensión en el hogar, conflictos familiares, violencia intrafamiliar, marginación en el colegio y otros que afectan la estabilidad de los jóvenes en el hogar o en la sociedad.
Además, explica, “varias chicas, al autoflagelarse sienten que eso les quita el dolor que tienen por atravesar problemas familiares” y hasta las prepara para tomar una decisión “más difícil”.
De allí que Rolando Jiménez, también psicólogo clínico, asegura que no es suficiente un seguimiento educativo a los jóvenes, sino que también se necesita un especialista en su área en cada colegio, lo que permitiría conocer a fondo qué sucede con ellos, para poder implementar estrategias de solución.
Esta semana las entidades inmersas en la protección de niñez y adolescencia mantuvieron reuniones de trabajo, en las que se comprometieron a llevar y analizar propuestas para solucionar la problemática presentada.