Con “telefonazo” estafan a familias de migrantes
La tarde del 6 de julio las actividades de la familia Portilla Gutiérrez se desenvolvían con normalidad. Doña Laura le enseñaba las tareas a sus dos hijas: Linda y Marisela. Ambas tenían problemas con la materia de matemáticas. Juan Portilla, cabeza de familia, irrumpió por la puerta -acababa de llegar de la obra donde trabajaba de maestro-.
Posteriormente se sentaron a la mesa y en ese momento sonó el teléfono. La mayor, Marisela, corrió a contestar: “... es Daniel, es Daniel papi, dice que vendrá mañana de España”. Esta fue la primera llamada de Daniel, hijo del hermano de Portilla.
Al día siguiente, temprano, llamó nuevamente y afirmó con entusiasmo que se encontraba en el aeropuerto de México, haciendo escala, y que en 45 minutos volvería a comunicarse para revelar la hora y el vuelo que lo llevaría rumbo a Ecuador. No llamó en el tiempo establecido sino una hora y media después. En esta ocasión estaba nervioso, porque le habían detectado un dinero que llevaba en el fondo de una de sus maletas.
Inmediatamente puso al teléfono a un funcionario que tenía una solución al problema: depositar el 10 por ciento del valor decomisado en una cuenta desconocida.
Pero allí la llamada no termina. El sobrino vuelve a tomar el auricular y clama que le transfieran el dinero, que asciende a 500 dólares. Pide que no desconfíen de él. La preocupación invade a don Portilla y decide hacer una transferencia al funcionario por 80 dólares, que tenía guardado para la pensión de sus hijas.
Luego de comunicarse con su hermano en España descubre que era un falso Daniel que lo había llamado, y que fue timado perdiendo el dinero de las pensiones de sus hijas, Linda y Marisela.
Esta es una nueva forma de estafar que emplean las bandas para timar a las familias de los emigrantes que se encuentran en el país. Las primeras investigaciones evidencian que operan desde México y en Ecuador.
La denuncia fue presentada en la Fiscalía del Guayas, adjunta a la Policía Judicial. Juan Portilla narró que las personas eran tan elocuentes que conocían los nombres de la familia del sobrino, de sus padres y de donde viven. “Es como si él realmente le hubiera proporcionado esa información”.
Una denuncia similar en la que piden el depósito del 10% de una multa para liberar lo decomisado fue presentada, el pasado 11 de noviembre, por Luis León Villota. Al igual que en el caso de Portilla, un supuesto sobrino le pidió 3.000. En esta ocasión el delito no se perpetró porque el tío tuvo la cautela de llamar primero a su pariente.
La Secretaría Nacional del Migrante también denunció que hay estafas en las que se hacen pasar como autoridades de México. “Los familiares recibieron llamadas de unos individuos que les informan sobre la detención de un pariente o amigo cercano en algún aeropuerto o ciudad de México, y para ayudarlo les piden un depósito de entre 2.000 y 6.000 dólares”, detalla en un comunicado la entidad gubernamental.
La misiva agrega que para ello les proporcionaban un número de cuenta en México, así como nombres y teléfonos de referencia, que en realidad eran falsos. Ante esta situación, la Cancillería pidió a los ecuatorianos que reciban ese tipo de llamadas no hacer ningún depósitode dinero y alertar a la Policía Nacional de lo ocurrido para que inicien las pesquisas de manera inmediata.
Funcionarios de la Senami, que prefirieron no ser identificados porque no son voceros oficiales, advirtieron sobre esta modalidad de estafa que se ha iniciado en el país. “Las personas buscan a los familiares en el momento que tienen una tragedia o crean un escenario propicio para crear una emergencia”.
Por ejemplo el caso de William Murillo, ex secretario nacional del Migrante, quien se le acercó a Pedro Chimborazo, padre del compatriota Manuel Chimborazo Ortega que estuvo en estado delicado en el Hospital South Bend, en Indiana, para que le firme un poder general sobre el familiar.
Para lograr la obtención del poder le hizo creer al padre del ecuatoriano que si la Senami lo atendía iba a perder la vida su progenitor.
“Esta es la forma como actúan los estafadores, cuando se sabe que la Senami no cobra por ningún servicio y actúa en estricto derecho de los migrantes en el exterior y buscando el beneficio de ellos”, narra una denuncia de la entidad.